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CARLOS

LA PRIMERA VEZ que me acosté con Javier, lloré. Los dos teníamos dieciséis y yo había estado enamorado de él desde niño, desde la época en qué todavía leía historietas de monstruos y dedicaba demasiado tiempo a practicar trucos de prestidigitación porque quería ser mago.

La gente dice que no se puede sentir amor verdadero a esa edad, pero yo la sentí, por Javier.

Era el chico que vivía en la casa de al lado, que se caía de la bicicleta y se reía de sus rodillas ensangrentadas. Era el héroe del vecindario, el que organizaba juegos como " Quemen al brujo" y lograba que todos participarán. Era el rey de la escuela secundaria que, un día, se estiró hacia adelante durante la clase de matemáticas, aferró el abundante cabello rubio platino de Holly Trueblood y se lo corto al ras mientras ella no cesaba de gritar. Todo por qué alguien había dicho que el pelo de Holly era más bonito que el de él.

Ese era Javier.

Después de que nos acostamos, comencé a llorar. Solo un poquito, solo porque mi corazón estaba a punto de explotar, solo un par de lagrimitas.

Javier me apartó, se levantó y se echó a reír. No fue una risa agradable que dijera  Los dos perdimos el control, qué locos que somos, qué fabuloso, siempre te amaré porque hicimos juntos Algo Tan Importante por primera vez.

No, fue algo más parecido a ¿Eso es todo? ¿ Y por qué estás llorando?

Javier deslizó sus piernas largas y blancas en su pantalón amarillo pálido como si fuera leche derramándose dentro de mantequilla derretida. En ese entonces era muy flacucho y no necesitaba utilizar camiseta. Se colocó delante de la lámpara, frente a mí, y el rayo de luz atravesó su tenue pantalón y camisa veraniego, delineando sus atractivas partes masculinas de una manera que recordaría una y otra vez hasta volverme loco.

-Carlos, en uno o dos años, serás el chico más atractivo de toda la escuela- Javier apoyo los codos en el alféizar de la ventana y se quedó mirando la oscuridad. El aire de alta montaña era ligero pero limpio y olía todavía mejor por la noche. A pino, enebro y tierra. El perfume de la noche se mezclo con el aroma de Nautica Voyage de la botellita de vidrio de Javier tomó de su bolsillo, y luego se dio unos toques en los lóbulos de las orejas y en las muñecas -

>> Es por eso que dejé que fueras el primero. Yo quería entregarme a él. Es el único chico a quien amaré. Pero tú no sabes nada acerca de él y no pienso contarte.

Mi corazón se detuvo y luego volvió a latir otra vez.

-Javier-  mi voz era débil y susurrante, me odié por eso. Golpeteó los dedos en el alféizar y me ignoró.
Una lechuza ululó en la noche.

Javier se acomodo su cabello hacia atrás, en esa forma tan desgarbada y torpe que todavía tenia entonces. Para cuando empezó la escuela, ya había desaparecido por completo : todo en era delicada elegancia y movimientos fríos y precisos.

-Y ahora nadie podrá decir que yo no tenía buen gusto, Carlos Augusto, aun cuando era joven. A los dieciocho serás tan hermoso que chicos y chicas se derretirán de solo mirarte: largas pestañas, ese sedoso pelo negro, y los ojos.... tan negros. Pero yo te tuve primero, y tú me tuviste primero. Y fue una buena jugada de mi parte. Una jugada brillante.

🌸🌸

Y después vino el año en que anduve todo el día detrás de Javier, el corazón lleno de poesía y explotando de amor, sin ver cuán poco se interesaba por mí, sin importar las veces que lo tuve en mis brazos ni las veces que después se rio de mí. Sin importar las veces que se burló de mí delante de sus amigos ni las veces que le dije que lo amaba y el nunca me lo dijo. Ni una vez.

Ni cerca.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2020 ⏰

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Miguel, Javier, CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora