1. Habladurías

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Killian escuchó el sonido de la metálica puerta de cincuenta centímetros de grosor hecha de hierro subir por tercera vez en menos de veinticuatro horas, y solo pudo apretar los dientes y cerrar los ojos con pesadez y su poca tolerancia puesta en su voluntad.
—Tristan Mcford.
Y con el tintineo de aquella voz pronunciando esas palabras giro su rostro automáticamente, tocando su barbilla con su hombro, sin girar su cuerpo.

Era el chiquillo aquél, parado vulnerable e intentando verse valiente. Killian estuvo seguro que si giraba muy rápido, se asustaría como un gatito. Pero no se sorprendió cuando el joven hombre siguió analizandolo y no se asustó por su giro.
Pero él sí que se sorprendió cuando lo vió caminar hasta él, justo en frente, habían retirado el cristal en un momento que no notó. Y a esa corta distancia, Walter extendió su mano derecha.
—Mi nombre es Walter Berkett, no habíamos podido, ¿presentarnos?—Pero el azabache estaba buscando la manera en que se habían deshecho todas las seguridades en caso de su escape.
—¿Cómo...?—Y es que era simple la razón para romper el voto de silencio: No había voto de silencio, y no valía la pena hacerse el mudo frente a Walter, podría haber intentado matar a todos antes, pero nunca fue un bastardo malagradecido.
—Bueno, sospeché que no querrías escapar y tampoco tendrías métodos, creí que esto sería más cómodo para charlar.
El castaño fue hasta la mesa gris y reflejante, y se sentó en la silla fría.
Killian levantó una ceja.
<<Así que lo mandaron a interrogarme>>
—No voy a interrogarte o algo así, así que puedes relajarte.—Anuncio Walter con voz amable.

Y del otro lado del monitor en otra habitación, Lance dijo:
—¿Qué?
Y su jefa sonrió, convencida que había tomado una buena decisión.
Y en ese instante el mismo recluso dijo:
—¿Qué?.—Con el mismo sabor amargo y humillante en la boca que le había dejado ser derrotado con métodos dignos de un juguete para bebés de un año o más, poco faltaba para que las etiquetas del inventor dijeran aquello, no pudo evitar hacer una mueca de disgusto y desentendimiento.
—En lugar de eso, podríamos charlar y ayudarnos. Tú me dices un poco y yo te digo un poco.
Se mofo un poco de aquello, sonriendo en burla.
—¿A qué podrías tú ayudarme a mi?—Porque sin duda, Walter fue enviado por Sterling, y sin duda sacarían información de todo tipo si se confiaba y bajaba la guardia.
El chico ya había demostrado ser más listo que él y que todos, confiar en él podría ser un grave error.
—¿Hay algo que quieras saber?—Sonrio está vez, esperando confiado, si bien había estado alerta al entrar, hasta ese punto sabía que el hombre enfrente suyo no se lanzaría a su cuello para ahorcarlo con un solo brazo o a romper sus costillas con su pie.
—Nada que venga de ti, niño. Ya no, al menos...
—¿Es por lo de Kirguistán?
Tristan entrecerró sus ojos, y Walter vio el biónico encenderse en rojo.
—... Pierdes tu tiempo aquí.
Y entonces un pitido sonó, era la señal de que el tiempo se había terminado.
Walter, sin haber conseguido nada suspiro, se levantó y caminó a la salida.
—No te sugiero volver aquí.
Y antes de que la puerta de metal bajará completamente, aún viendo su rostro, Killian le dijo finalmente:
—Y gracias, Walter.

....................
Weno, Vi la película, y dije "Voy a exprimir esto como si fuera una naranja" y aquí estoy.

Ojalá les guste XD
Si, habrá de todo. De todo uwu.
De todo UnU. De todo ÙnÚ, y de todo 7u7.

Y la cuarentena me está asesinando, así que, heme aquí.


McfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora