Ecos de amor - Jessy, Joy_______________________________________
Daniel la estaba acariciando el brazo mientras iba depositando besos tiernos a cada paso, era agradable, la hacía sentirse bien. Pero de pronto una mano oscura lo alejó de sus brazos, ya no podía verlo, era todo oscuro y daba miedo, gritó su nombre desesperada, pero no contestaba y ya no podía verlo. De pronto se despertó pronunciando su nombre y regresando a la realidad, Daniel no estaba. Habían pasado cuatro largos meses y no habían vuelto a saber nada de él. Encogió las piernas todavía en la cama y comenzó a llorar, en eso consistía últimamente su vida desde que lo había perdido, nada tenía sentido.
Habían pasado cuatro meses y nadie había vuelto a saber de Daniel, no habían podido localizarlo y no llevaba su móvil con él. Nicolás y Sídney estaban devastados. El psicólogo contratado por Joanna los primeros meses intentó convencerles diciendo que él se había marchado por su cuenta, que tal vez lo del matrimonio había tenido algo que ver considerando su condición psicológica, había tenido que pasar de odiar a las mujeres a amar a una de ellas, por no mencionar la presencia inesperada de su madre haciéndolo revivir todo lo que había tenido que pasar después de su partida. Quizás los demás se lo creyeran y probablemente por algún momento Sídney se lo había llegado a plantear, pero sabía que había algo más, algo que nadie sabía. Ella misma estaba presente cuando lo alejaron de su presencia y era claro que no quería separarse de ella, no tenía ningún problema, estaba muy feliz con ella, lo habían secuestrado, aunque intentaran convencerla de que no era así dado el estado en que se encontraba cuando sucedió todo.
Eduardo había hecho lo que había podido, y la madre había luchado lo que había considerado suficiente para ella y en unas semanas había regresado de donde solo ella sabía que venía. Parecía que podía superarlo, así como si nada, pero ella y Nico no lo conseguían, simplemente no podían.
Desde que la separaron de Daniel, Nicolás se había quedado a vivir con Sídney en la casa de su hermano, necesitaban estar los dos para enfrentarlo juntos, eso habría querido Daniel, además necesitaba asegurarse de que ella estaba bien por si regresaba su hermano, estaba convencido de que en algún momento regresaría, aunque el pasar de los días no ayudara demasiado.
Habían comenzado las clases en la universidad, tal vez eso les ayudara a mantenerse un poco distraídos. Era el último año para Sídney mientras para Nicolás era el primero, se había matriculado y asistiría a la misma universidad que ella, así la tendría todavía más cerca, necesitaba estar siempre con ella porque le recordaba a su hermano, lo mucho que la quería y todo lo bueno y divertido que habían vivido juntos. De igual manera él también la recordaba a Daniel y eso les daba suficientes esperanzas de que volverían a estar con él.
Sídney se levantó débilmente de la cama y se metió en la ducha a darse un baño. Cuando terminó, se secó y regresó al cuarto a ponerse algo que vestir. Abrió el vestidor y allí estaban colgadas las ropas de Daniel como siempre. Desde su partida se había instalado en su cuarto, de todas formas, es lo que habría pasado después de su matrimonio. Estar en él le daba esperanzas de que todo iba a volver a la normalidad.
Se puso lo primero que encontró, cogió su mochila y bajó al salón, luego a la cocina. Nicolás estaba ya listo como siempre y estaba preparando el desayuno. Ella colgó la mochila en la silla mientras se sentaba a la mesa con Nicolás.
Desayunaron juntos, aunque en silencio, últimamente no tenían mucho de qué charlar, a veces Nicolás se detenía a observarla y aunque ella le sorprendiera haciéndolo no apartaba la vista. De vez en cuando ella le sonreía fugazmente y otras veces simplemente resoplaba.
-¿Lista?
-Sí.
Recogieron sus mochilas y salieron de la casa para subirse al auto que conducía Nicolás.
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Enamorada de un amnésico《libro II》TERMINADA
RomanceDISPONIBLE SOLO EN LA APP DE BUENOVELA HermanosHarris #2 Solo tuvo que disfrutar de una noche apasionada en la que se hicieron promesas para acabar perdiéndolo antes de que se cumplieran dichas promesas. El destino estaba siendo muy cruel. Ahora le...