ABRIL-01-14

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-¿Me amas?

+Sí, te amo.

-tú respuesta no quita el abatimiento de mi alma.

+pero, ¿por qué dudas de mi sentimiento?

-siento que no eres tú quien me habla.

+entonces, ¿Quién soy yo?

-tú eres mi amor.

+tu susurro me desconcierta.

-a mi hay tantas cosas que me desconciertan.

+solo escucho lamento en tú voz...

-no es solo lamento, es una realidad a la que me enfrento.

+pero, ¿qué cosas son esas que torturan tu cabeza?, ¿tiene que ver con el hecho de que no creas que te amo?

-tus palabras, yo las creo una a una. Son ellas y tu voz las que me infunden aliento.

Lo que me desconcierta eres tú; estando aquí, ahora y tú esencia.

+no comprendo lo que quieres decirme...

-hay tanto que no logramos comprender y sin embargo lo pasamos por alto.

¿no te das cuenta lo que quiero decir?

¡no eres real! ¡y es posible que tambien yo no lo sea!

+estas enloqueciendo. Yo soy real, mas, si tú no crees serlo, puede que así sea.

-y ¿por qué eres real y yo no?

+porque yo creo que sí soy real y tú no crees serlo. Todo se basa en lo que creemos.

-si todo se basa en lo que uno cree, entonces, tú te contradices. Yo creo que ambos no existimos; que TÚ no existes y, si creo que tú no existes ¿por qué dices que existes? o mejor dicho ¿que pasa si yo creo que tú no existes y tú crees que sí?, ¿existes a medias?

+no lo sé, lo que dices es tan complicado.

-tú susurro es de desconcierto.

+ahora somos dos los abatidos.

-no entiendo por qué tendrías que estarlo tú también.

+por que todo es tan... tan...

-¿desconcertante?

+... y tú ¿me amas?

-¿y, por qué ahora esa pregunta?

+solo contéstame.

-no lo sé.

+¿por qué no lo sabes?

-¿por qué?

+sí, ¿por qué?

-bu-bueno. Yo dudo de tu existencia y también de la mía... así que, ¿cómo puedo amar a alguién, quien podría no existir?, o ¿como alguien, quién podría no existir puede amar? dímelo.

...¿por qué callas?...¿en què piensas?

+solo puedo responderte que: yo sí podría.

Lo hice, yo amé de esa forma. Fue antes de conocerte; yo te amaba sin conocerte y te esperaba con todas mis ansias.

Tú sí existías; en alguna parte estabas, aún no estando tu presencia conmigo, sabía que te encontrabas en alguna parte y eso me bastó para esperarte silenciosamente.

Para existir solo basta con creerlo. No importa si no es verdad o si no hay razón. Si tú crees en algo -o alguien- que jamás otro haya conocido, va a exis tir de cualquier modo, aunque sea solo para tí.

Ahora, te digo que creo y sé que existes, porque te veo y te escucho y te siento, y si tú también sientes lo mismo, ya sea por tí o por mí; entonces, sí existimos y no debe haber más razón que esa.

Ya deja de pensar demasiado y atormentarte, cuando deberías ver lo lindo que hay a tu alrededor; las personas con sus expresiones, los animales y sus actos tan naturales, y la naturaleza que, pese a todo, aún permanece. Y lo mejor, que estamos ambos juntos.

-ahora recuerdo porqué decidí amarte.

Sin darse cuenta que vivía en la locura aquel paciente -quien se encontraba con una bata blanca puesta en el jardín del asilo- y que hablaba solo. Las hojas que caían en aquel día de otoño, no lograban tocar al paciente, sino que, pasaban por su lado e iban a parar al frío pasto o a la pequeña laguna de aguas cristalinas, en la cual tiempo más tarde, aquel mismo paciente se adrentraría y saldría de allí "lúcido", dejando atrás todas aquellas cuestiones que no comprendìa y dejandolas olvidadas.

CRISTALINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora