Trompetas para el ángel

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Gente, esta es la primera vez que escribo una historia de Akuma no Riddle, así que no sé qué tan bien me habrá salido.


Muchas veces el amor hace que la gente cambie su perspectiva sobre las cosas, haciéndolas mejorar en el proceso. Lamentablemente, siempre existen cosas irreversibles en los pasados de cada quién. Eso era algo que Hitsugi Kirigaya tenía muy claro. En la Clase Negra de la Academia Myojo, conoció a Chitaru Namatame, de quien se enamoró profundamente. Por desgracia para ella, se enteró en un punto de que su amada Chitaru estaba buscando a una asesina conocida como Angel's Trumpet para acabar con ella: aquel era su apodo, y ver que la chica que le gustaba iba detrás suyo por una venganza fue un duro golpe. Por lo mismo, después de revelarle su verdadera identidad, preparó todo en la obra escolar que tuvieron para ver si existía una chance de ser perdonada; primó más el sentimiento de hacer justicia, aunque ambas sobrevivieron a aquella fatal versión de Romeo y Julieta.

Si bien lograron entablar una relación posteriormente, Chitaru no pudo perdonar a Hitsugi de su crimen por completo. Aquello se convirtió en la piedra de tope que les impedía consolidarse como pareja, por lo que, en una maniobra un tanto desesperada, la más baja decidió hacer algo que jamás en la vida pensó que haría: ir al cementerio en el que descansaba aquella víctima que tantos problemas le estaba causando.

Debía admitirlo: no la motivaba el arrepentimiento, sino el egoísmo. El matar nunca había significado para ella algo vergonzoso, pero sí estaba dispuesta a dejar atrás ese pasado por la persona amada, y si visitar la tumba de su víctima la ayudaba con eso, bien lo valía.

Una vez en el cementerio, Hitsugi se dirigió a donde descansaba aquella niña, hija de la mentora de Chitaru. Ya frente a la lápida, sacó dos varas de incienso, las encendió y comenzó a rezar.

En su cabeza podía escucharse lo siguiente:

«Primero lo primero, nunca tuve nada contra ti; era solo mi trabajo. Yo no sabía que conocías a Chitaru-san. Ella me dijo que solo se vieron una vez, pero... de todas formas dejaste una impresión en su corazón, lo suficientemente fuerte como para intentar vengar tu muerte. No sé si yo tendría esa suerte. En verdad lo dudo.

»No sé qué pensaste de Chitaru-san, pero déjame decirte que ella es una mujer maravillosa, por la que estoy dispuesta a sacrificar todo. Aun así, el hecho de que te matara sigue constituyendo un problema entre nosotras. Ojalá la hubiera conocido antes; así me hubiera opuesto a esa misión.

»Sí, en el fondo mi razón para venir a disculparme es porque quiero ser perdonada por Chitaru-san. Quiero que mi relación con ella se consolide. Sé que ella me ama tanto como yo a ella, pero esto nos impide ir más allá. No puedo culparla, porque creo que es algo lógico.

»Discúlpame por ser egoísta, pero ojalá puedas perdonarme donde quiera que estés. Sé que mis palabras no te devolverán a la vida, nada lo hará... Repito: tu muerte no fue nada personal. Solo espero que, si estás dispuesta a perdonar a esta asesina, apoyes la relación que tengo con Chitaru-san. Por favor».

Tras unos minutos más frente a la tumba, Hitsugi se retiró en silencio.

«Si todo sale bien, quizás en el futuro venga con ella», pensó mientras se marchaba.


La razón de por qué quise escribir sobre esta pareja en particular es por la situación en la que se encuentran. ¿Qué harían ustedes en dicho escenario? Yo en lo personal no saldría con una asesina que mató a alguien querido para mí, pero aunque esa sea la respuesta más lógica, hay casos de la vida real en los que la lógica no parece aplicar.

Sobre si escribiré más historias de la serie en el futuro, eso queda en el aire.

Trompetas para el ángelWhere stories live. Discover now