parte 1.

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Taehyung rodó los ojos ante el ridículo comentario de ese usuario desconocido y simplemente lo ignoró, dedicándose a lo suyo.

Untó la -para nada corta- extensión del lindo dildo que sostenía en sus manos con una modesta cantidad de lubricante, y sin ningún tipo de rodeos lo fue introduciendo despacio en su cavidad anal, suspirando de placer al sentir cómo sus paredes se expandían solo para luego apretarlo deliciosamente. Gimió cuando estuvo dentro de él por completo, sintiendo la blanda y ligeramente doblada punta hasta su colon. Lo sacó hasta la mitad para luego introducirlo abruptamente, y comenzar con las rápidas y placenteras embestidas. Tenía sus ojitos cerrados, sus dientes presionados y su respiración bastante agitada. Abrió su boca para dejar salir graves y largos jadeos, y entonces, con mucha necesidad y sus dedos temblorosos por la excitación, tomó otro de sus juguetitos y lo introdujo en su boca sin vacilación alguna hasta casi rozar el fondo de su garganta. Succionaba y lamía con desesperación, mientras continuaba embistiéndose con rudeza. Continuó de esa manera por unos 20 minutos, hasta que su mano comenzó a acalambrarse un poco por tanto esfuerzo.

Escupió el dildo sin delicadeza, rompiendo un espeso hilo de saliva ante el movimiento. Tomó el mismo y lo irguió en el piso de su habitación. Se sacó el que tenía dentro de su culo, quejándose sonoramente ante la sensibilidad que recorría todo su interior. Mordió su labio inferior al ver que este, aparte del líquido lechoso que expulsa su próstata, también tenía escasas gotas de sangre.

Rayos. Debo ser más cuidadoso...

Se posició sobre sus rodillas en el piso, y sin niguna dificultad entró el dildo dentro de su ano hasta que sus nalgas tocaron la base. Comenzó a saltar animadamente, mientras una de sus manos se dedicaba a masturbar su palpitante pene y la otra a pellizcar y rasguñar sus inchados pezones. Pronto Taehyung se convirtió en un desastre de flujos y gemidos, gracias a Dios su mamá aún no llegaba del trabajo. En menos de quince minutos, comenzó a sentir el familiar hormigueo en su vientre.

—¡Ah! Ah, a-ahhhh —chilló, balanceándose con más ímpetu sobre aquel falo falso—. Jung-¡Ah! Jungkook...

Gritó liberando su esencia sobre aquel frío suelo. Sonrió, satisfecho y sintiéndose ligeramente feliz. Se sostuvo de sus manos en el suelo, mientras jadeaba, en un inútil intento por regular su respiración. En eso, su teléfono comienza a sonar.

Él se levanta como puede, gimiendo bajito por el ardor en su entrada. Auténtico miedo se apoderó de su rostro cuando leyó el nombre que gimió instantes atrás mientras se corría, en la pantalla de su celular.

—¿S-si?

Diosito, no. Eso se escuchó claramente como un gemido. Ayuda. Ambulancia, wiu wiu.

Se escuchó una pequeña risita del otro lado de la línea.

—Hyung, ¿estás bien?

—¡Sí! —ríe bajito—. Solo estaba... eh, uhm... haciendo ejercicio —y vuelve a reír, intentando regular sus nervios de esa manera.

—Oh, ya veo... nuevo año, nuevo tú, ¿eh?

Claro, Jungkook sabía perfectamente que a él no le gustaba hacer ningún tipo de actividad física, mucho menos ejercicio.

—Sí, sí. Oh... ¿qué querías, Koo?

—¿No puedo llamar a mi hyung favorito solo para escuchar su dulce voz? ¿Debo querer algo?

Taehyung pudo jurar sentir cómo su corazón daba una vuelta olímpica ante la emoción que le produjeron sus palabras. Reprimió un chillido, él era tan tierno.

—Sí pu-puedes...

—Bien —el pelinegro rió, y Tae cerró sus ojitos, disfrutando del sonido—. Pero, en efecto, sí quiero algo.

—¡Lo sabía!

—Quiero asegurarme que estés listo para mañana. Es el primer día de clases, y te conozco, debes estar nervioso y tu ansiedad social quizás quiera hacer de las suyas. Pero tranquilo, hyung. Porque eres adorable y todos van a tratarte bien, como siempre lo hacen, ¿de acuerdo? No sientas miedo, porque estoy seguro de que a todos les gustas... aunque eso me inquieta un poco a mí.

El castañito abrió sus ojos con sorpresa, había olvidado por completo el regreso a clases por estar concentrado en... otras cosas. Suspiró, con los nervios ahora a flor de piel no solo por estar hablando con su mejor amigo.

—¡Pero no te preocupes! —continuó Jungkook—. Vas a estar muy bien. Aish, quisiera cambiarme de escuela para así poder cuidarte mejor, es que-

—Tranquilo, Kookie. Puedo cuidarme yo solito. Yo... vo-voy a estar bien.

—Mañana iré a tu casa después de clases para que me cuentes cómo estuvo todo, ¿si?

—¡Sí! Jugaremos Overwatch.

—Es una cita.

Taehyung tragó seco. Mentiría si dijera que su mente no voló al escuchar esas palabras de su amigo, pero él sabía muy bien que el pelinegro no lo decía con esas intenciones. Lastimosamente.

Se despidieron cariñosamente el uno del otro y luego el menor cortó la llamada. Tae suspiró, sintiéndose repentinamente solo.

Cuando escuchó la puerta principal ser abierta y posteriormente cerrada, pestañeó consecutivamente, saliendo del trance en el que había entrado por haberse perdido en sus pensamientos. Tratando de no entrar en pánico, tomó su camisa y con sus dedos temblorosos limpió su semen del piso, guardó sus juguetes sucios en aquella caja rosa donde solía esconderlos y corrió hasta el baño para asearse.

Salió de la ducha, secó su cuerpo para luego frotarlo suavemente con aceite para bebé y ponerse su pijama blanca con conejitos negros. Bajó las escaleras, y recibió a su mamá con un abrazo. Ella besó su frente y suspiró. Estaba agotada.

—Hijo, te compré acetona. Sé que te gusta tener tus uñitas pintadas, ¡a mí también! Tus manos se ven incluso más bonitas así. Pero mañana es el primer día y no quiero regaños... —acomodó las hebras que se asomaban en la frente del más alto, quien mantuvo un tierno puchero en sus labios mientras escuchaba a su madre hablar—. Será solo por un tiempito, ¿bien? Cuando ya los maestros no anden fastidiando, te las puedes volver a pintar del color que quieras.

La dulce mujer le sonrió a su hijo, quien le devolvió el gesto, recibiendo el frasco en sus manitas. Se dieron un abrazo de buenas noches, y el castaño subió hasta su habitación. Apenas la semana pasada había probado aquel esmalte blanco mate y ya tendría que quitárselo. Antes de comenzar, decidió tomarse una fotito para recordarlo.


baby T 🎀 (@baby_t)

Amo mi pijamita y mis uñitas, pero debo quitarme mi bonita pintura por la boba escuela. No quiero! 😣

kitty (@kitty0309): @baby_t adorable 💕

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kitty (@kitty0309): @baby_t adorable 💕

Mingyu (@gyuXXX): @baby_t Podrías también quitarte esa bonita pijama por mí? 😏

No otra vez...

baby T ; kookv. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora