La batalla decisiva

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Era una cálida tarde en Shibahama. Estaban dos chicas en sus escritorios haciendo dibujos felizmente. Una de ellas de vez en cuando tomaba el machete que ahora le resultaba mucho más cómodo mover de un lado a otro de manera genial, o hacia algunas poses raras, dignas del equipo Ginyu.
La otra chica, la más bajita. Dibujaba de manera algo violenta, por ponerlo en palabras. Se podía ver su mano moviéndose de un lado a otro con rapidez, para un segundo después tomar una de sus brochas o pinceles y poner algo de pintura sobre su dibujo, solo para después contemplar su obra por unos segundos, llevándose la mano a la barbilla y asintiendo como si hubiera llegado a un acuerdo consigo misma.
Kanamori estaba sentada en el agradable sillón que había traído Mizusaki, con sus piernas cruzadas y uno de sus largos brazos extendidos sobre el respaldo y en el otro tenía su teléfono. Revisaba el “material” que habría de llevar a tan importante y esperada reunión mientras sonreía con esa expresión maliciosa que hacia estremecer a los encargados del aire acondicionado. Lo tenía todo, tenía el material y también tenía muy buenos argumentos. Una victoria segura, se dijo al mismo tiempo que tronaba el hueso de su índice con el pulgar.
Se levantó y se dirigió a las chicas que estaban aún en sus escritorios. Había decidido que no las molestaría (al menos por lo pronto) en estos días. Habían hecho un excelente trabajo en su última animación y porque no admitirlo, también ganaron buen dinero con la venta de los DVD. Así que porque no dejarlas divertirse un poco haciendo lo que más les apasiona.
Asakusa-shi, Mizusaki-shi. Tengo un asunto que atender con el consejo estudiantil, nos vemos mañana. Sera una reunión larga. Dijo de manera plana y seca como siempre, se dio la vuelta y empezó a caminar.
¡Eeeh! – Exclamaron las dos chicas al mismo tiempo. – Es de nuevo por lo del aire acondicionado, ¿Verdad? Pensé que ya había quedado claro que…
No es nada problemático pero gracias por la preocupación, ustedes dos. – Dijo Kanamori, volteando a verlas con una expresión relajada, casi ¿Feliz?
Las otras dos chicas solo se vieron la una a la otra y suspiraron en resignación. Si la gran y confiable Kanamori-san decía que todo estaba bien, habrían de creerle.
La productora del club de animación camino unos minutos hasta que llego a su destino. Era un salón improvisado (como muchas de las instalaciones de la escuela) que estaba rodeado de guardias de seguridad con equipo antimotines – De donde sacaran tanto dinero para comprar esas cosas. – Pensó para sí misma mientras se le acercaban los guardias y la escoltaban a la entrada de dicho salón.
Tan puntual como siempre, Kanamori-chan – Dijo una figura que se encontraba sentada en una silla frente a una mesa cuadrada, invitándola a tomar asiento.
De una vez te lo digo, no pienso perder. Seguridad, pueden retirarse y asegúrense de que no haya distracción alguna – Dijo con su voz imponente la secretaria del consejo estudiantil Sakaki Sowande.
¡Así será! Dijeron al unisón los guardias antes de salir y cerrar la puerta.
Ahora si, te demostrare de una vez por todas quien es la que manda aquí, el consejo estudiantil no tiene igual – Dijo, para después sacar de una carpeta unas fotos y ponerlas en la mesan como si fueran cartas en un juego de póker.
Ohh, puede que todo mundo les tenga miedo pero yo no – Exclamo la chica de lentes colocando cuidadosamente también un juego de fotos una al lado de la otra. “Aquí está mi primer movimiento” dijo mientras volteaba una de las fotos en la mesa, tenía sus ojos bien puestos en la morena que se encontraba frente a ella para ver su reacción. Esta última mordió su labio inferior levemente y asintió con la cabeza al ver la fotografía – Mmh, sí que es una buena foto – Tuvo que admitir la secretaria.
Era una foto de la pequeña Asakusa explicando alguna de sus locas historias y escenarios a sus compañeras, se le veía sosteniendo su cuaderno con una mano y con la otra apuntando algún lugar de la escena. Pero lo verdaderamente importante era su expresión, era inocente e infantil, sus ojos cerrados de la emoción y una amplia sonrisa, dejando ver un pequeño rubor en sus mejillas.
Pero no es rival para esto, dijo Sakaki tomando dos de las fotos y llevándolas al centro de la mesa para que las tomara la chica más alta.
No tiene nada de raro, es solo la presidenta queriendo alcanzar algo de un estante más alto. Siendo sinceras, esperaba más de ti. – Dijo en su usual tono amenazante.
Eso no es todo, mira atentamente a la altura de las rodillas. – Dijo confiada Sakaki.
Prestando más atención, Kanamori noto que se veía algo pegado a la piel de la pelirroja presidenta. “¿Está usando shorts debajo de su falda? ¿Y qué?
Alguien tan poco femenina como tú no lo entendería así que te lo explicare. No es solo el hecho de que lleve puestos shorts, a pesar del hecho de que su falda es lo suficientemente larga como para que alguien pueda echar un vistazo (sin contar con lo bajita que es)… ¡sino que son shorts largos! – Grito al mismo tiempo que daba un golpe en la mesa. Kanamori, no lo había pensado. Esta chica no era una amateur como había pensado. En verdad eso le agregaba puntos moe a la presidenta.
En la otra foto estaba la presidenta mostrando una amplia sonrisa de satisfacción, en sus ojos se podían ver unas cuantas lágrimas escapándose, probablemente de tanto reír a carcajadas. Llevaba uno de los trajes antimotines puesto, pero obviamente le quedaba enorme. Las botas le llegaban un poco por debajo de la rodilla; el enorme y pesado chaleco cubría su cuerpo llegándole muy por debajo de la cadera y tenía una de sus manos en la cintura y con la otra apuntaba con su dedo como si se tratase de una pequeña y linda pistola. Una combinación de ternura y autoridad sin duda. Kanamori llevo su mano al pecho, como si la presidenta hubiera acertado en el blanco.
“Eso me tomo por sorpresa pero créeme que no sucederá de nuevo. Mira esto.” Y volteo un par de fotos. Esta vez era Asakusa vistiendo una chaqueta enorme que su mama había insistido que usara para ir en aquel entonces a la secundaria durante el invierno y otra foto de donde la pequeña dibujante llevaba puesta una enorme camisa deportiva que leía “Kanamori” en un cuadro a la altura del pecho. “Estas son de cuando estábamos en la secundaria, nada puede competir contra la ruta “amigas de la infancia”. Y bien ¿Qué te parece?”
La morena mordió una de sus uñas, tratando de contener ese “aww” que a todos les provoca al ver algo tierno, este había sido un golpe duro a su ego, pero no podía perder. Estaba convencida que la pequeña presidenta del consejo era mucho más linda que la dibujante. Tomó también un par de fotos y las puso frente a ella de un manotazo. “No creo que puedas contra esto, espero ahora si puedas notar lo linda que puede ser la pequeña Touru-chan [Nombre sacado de danbooru XD]”.
Kanamori tomo las fotos y efectivamente era bastante linda en ambas, pero jamás lo admitiría en voz alta y mucho menos frente a su rival. En una de ellas se podía ver a la presidenta con las mejillas infladas en señal de enojo, con las manos en la cadera y una mirada feroz (o tan feroz como un gato pequeño al menos) estaba de pie detrás de su escritorio seguramente discutiendo con algún otro club. Y en la otro foto, nuestra enorme economista tomo un largo respiro al ver a la pequeña pelirroja con los ojos medio cerrados sentada frente a su escritorio y sosteniendo un lápiz de una manera más bien torpe. Era un ying y yang (muy a su manera al parecer) en una mostraba lo asertiva que podía ser y en el otro lo contrario: una pequeña chica medio dormida a la mitad del trabajo. Una combinación adorablemente letal.
La chica de lentes estaba algo nerviosa, después de todo Sakaki había notado el rubor en su rostro causado por tan fuerte (y linda) impresión, además de que su pálida piel no le ayudaba mucho que digamos a ocultar esa reacción. “Si fuese yo otra persona admitiría mi derrota, pero ni Touru-san es competencia para mi linda y emotiva Asakusa-shi” Tomo ahora tres fotos de su archivo y lo puso uno tras otro lentamente frente a Sakaki.
La chica morena entrecerró los ojos para ocultar sus ganas de saltar de la silla de emoción, tomo la primera foto. En esta se mostraba una imagen de Asakusa Midori abrazando a su pequeño y confiable conejito de peluche con una cara de espanto digna de una película. Tenía los hombros tensos y el pequeño conejo apretado fuerte contra su pecho, los ojos llorosos y la nariz roja. En la segunda podía ver claramente la expresión de frustración en el rostro de la ilustradora. La pequeña Asakusa estaba de rodillas, mordía su labio inferior y lágrimas caían de un redondo par de ojos vidriosos. Su libreta estaba en el suelo con unas hojas arrugadas y los lápices regados por todos lados, era un puchero, y uno digno del mismísimo libro de los record Guiness. Finalmente en la tercer fotografía, que tomo con temblorosas manos. El poder (moe) que emanaba de ella era impresionante ¡superior a 8000!, se imaginó a ella misma vistiendo un traje de saiyajin gritando eso. Era Asakusa-san, no, Midori-chan. Ahora no podría volver a llamarla por su apellido, no después de haber visto esta foto. Era una foto de la pequeña con su típico sombrero de estampado militar, estaba con la cabeza baja, levantando la mirada mientras sostenía su gran cuaderno con ambas manos. A pesar de no tener texto alguno, Sakaki podía leer claramente en su expresión que decía: ¿Me perdonas? Esto fue un golpe casi letal para la secretaria del consejo estudiantil. No pudo evitar dejar salir un pequeño y agudo “aaaw” que inmediatamente su rival logro notar. Su siguiente movimiento seria el último, su as bajo la manga, su dragón blanco de ojos azules. Aclaro su garganta con un leve “ejem” y suavemente tomo con sus dedos la foto (la cual era su favorita) se levantó de la silla y camino hasta Kanamoney-chan, como ella juguetonamente la había llamado hacia unas semanas. Le dio la foto y se sentó frente a ella, con sus bien torneadas piernas cruzadas, apoyándose con ambas manos en la mesa.
“Esta foto es de cuando mi Touru-chan gano las elecciones para presidenta del consejo, aah que buenos recuerdos” dijo mientras dejaba salir un suspiro sincero.
Kanamori abrió los ojos al ver semejante deleite para su (aparentemente) duro y frio corazón. Era una selfie que había sacado Sakaki, ella estaba en una esquina de la foto y detrás estaba la pequeña presidenta en medio del aire, en lo que parecía ser un Shoryuken. En su mano tenía el listón que se le daba al ganador, haciéndolo ver aún más dramático. La chica alta amante del dinero (de la productividad según ella XP) se quedó sin palabras. Era una foto sacada en el momento justo.
“Antes de eso Touru-chan estaba hecha un manojo de nervios. Caminaba de un lado al otro en el cuarto donde nos preparábamos antes de salir a dar el discurso, todo el tiempo a punto de llorar y preguntándose a sí misma y a mi si lo lograríamos. Por supuesto yo siempre la animaba asegurándole que lo lograríamos. Y como dato extra, antes de salir a dar el discurso, ella me tomo de-la-ma-no.” Dijo de manera un tanto seductora la bella chica morena.
Kanamori no lo pudo evitar y llevo su mano a la boca al mismo tiempo que decía: “que atrevidas” en voz baja. Si tuviera que ponerlo en escala del uno al Coco, este definitivamente había sido el Coco. Pero ella sabía que tenía al mismísimo John Wick en la palma de su mano, y todos sabemos que es El a quien hay que llamar para terminar con el Coco. Kanamori también se levantó de la silla y saco una foto algo arrugada de su cartera. La vio con cariño antes de dársela a Sakaki-san. “Con cuidado, por favor”.
Esta última tomo la foto con gentileza y fue su fin: había soltado la foto, llevando sus manos a las mejillas y dejo salir un agudo “kyaa~!” Volvió a ver la foto y la examino cuidadosamente. Era Midori-chan con una blusa verde ligero de tirantes con un pequeño listón de color blanco, estaba tapada con una cobija hasta un poco por debajo del ombligo. Se veía su delgada cintura y su piel hacia contraste con las sabanas de color azul marino, estaba acostada sobre su lado derecho y unos mechones de cabello caían suavemente sobre sus rosadas mejillas dejando ver una sonrisa pequeña y confortable. Su expresión era de completa serenidad y calidez. Pero más importante aún ¡estaba Kanamori Sayaka detrás de ella! ¡Y la abrazaba de una manera tan inocente que le hacía sentir envidia! No se podía ver bien a Kanamori por estar bien apretada contra el cuello de la pequeña chica pero sus ojos se notaban serenos.
“Esta foto la tomo su mamá un día que me quede a dormir en su casa. Habíamos visto películas de terror. Antes de dormir ella me juro que no tenía miedo pero al despertar ya estábamos así. De alguna manera se escabullo en mi futon y esto sucedió” Dijo de manera calmada. Había ganado y lo sabía. Tomo las fotos de la mesa y las metió de nuevo a la carpeta y esta última foto la guardo de vuelta a su cartera. “Y bien ¿ya admites tu derrota?”
La otra chica solo se levantó, sacudió su falda y dijo, antes de guardar todo y retirarse: Debo admitir que Midori-chan es una chica bastante linda… ¡Pero nunca será competencia para mi Touru-chan! – Y con eso abandono la habitación. Ya había dado la orden a los guardias para retirarse y se encontraba caminando sola por la calle. Se arrodilló, tomo aire y grito con todas sus fuerzas “¡¿Cómo puedes ser tan tierna Asakusa Midori-chaaan?!
Por su parte Kanamori caminaba de vuelta a casa celebrando su victoria con una fría y bien merecida botella de leche, aunque finalmente admitió, no sin antes asegurarse de que no hubiera nadie alrededor “¡Que linda es la presidenta!” Dejo salir en una voz aguda al mismo tiempo que dio dos pequeños saltitos. Continuo con su camino y dijo para sí misma “Esto nunca paso”

Una reunión de negociosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora