(Ejercicio realizado en terapia con mi psicólogo)
De momento me siento muy emotivo, la rabia carcome mi interior debido a la gran impotencia que me inunda. No se si llorar o mantenerme inmutable ante las circunstancias.
Los recuerdos llegan a mi mente, alegres y algunos tristes; al final estos recuerdos amargos terminan evaporándose.
Te estoy agradecido, en casa jamás nos faltó ropa y comida.
Me educaste de la mejor forma que tu creíste conveniente, al final nadie tiene el manual de padre perfecto pero para mí lo fuiste, fuiste mi imagen de mujer perfecta aun con sus propios imperfectos.
Nunca pude agradecerte las veces que estuviste a mi lado cuando enfermaba, a pesar de los regaños te desvelaste por mi.
Por enseñarme la pasión por la costura, a pesar de todos los infortunios creo que soy buena persona, medio loco pero con la madurez y capacidad necesaria para valerme solo.
Aún con todo lo bueno la culpa y parte del rencor se empeñan en apuñalarme el corazón.
Duele no haber podido hablarte abiertamente, ser sincero de cómo me llegaba a sentir, que pensaba o que me pasaba. Culpable de no haber cumplido con tus expectativas.
Calle muchas cosas, tantas que alguna vez quise decirte y otras tantas que en algún momento quise preguntar.
Juro que te amé madre ¿Lo hiciste de la misma forma e intensidad?
Desde pequeño me tocó madurar, atribuyendo la carga familiar para poder ser tu pilar, tu apoyo cuando más falta nos hizo papá.
Fue duro ser el intermediario en la guerra, el campo de batalla en el que más de una ocasión acabamos lastimados por culpa de ambos.
Confieso madre que a los 8 años por primera vez deseé fervientemente morir, le suplique a dios pero este me abandono. De esta le siguieron tantas quizá miles de ocasiones que ya ni recuerdo por fortuna o infortunio nunca tuve el valor de hacerlo yo mismo. Desgraciadamente eso cambió y te di el gran susto de tener un hijo con tendencias suicidas y de automutilación, no sabes cuánto me arrepentí hasta hoy de herirte tras mis intentos suicidas.
Recuerdo cuando me contaste que a tu viejo nunca pudiste decirle cuánto le amabas.
Me pasa igual, soy un maldito ser insensible; no se como hacerlo, decirlo o expresarlo, soy arisco es demasiado frustrante al grado de recriminarme por mi maldita falta de capacidad.
Odio demostrarme frágil y vulnerable, quizá sea porque aprendí que al final todos te traicionan, por interés o simplemente por culpa.
Quisiera hubieras sabido que mi hermana es mi todo, quizá cambié por un tiempo y si, sentí celos del trato preferencial pero luego me empeñe en cuidarla en que no sienta, viva o pase lo mismo que yo, quiero protegerla. Recuerdo en más de una ocasión a modo de broma siempre me culpaste de empujarla por las escaleras, ¿Sabes? siempre me dolió y llegué a creerme el culpable, aun me siento el culpable de su enfermedad, pero no fue mi culpa ella tropezó y me soltó.
La amo a mi manera y te prometo que siempre seguiré protegiéndola.
El resentimiento me hire, fuiste muy injusta conmigo nunca te disculpaste cuando la cagabas y aunque lo sabías, jamás lo trataste de enmendar.
Eras de la que da el putazo y después averigua, cuando te dabas cuenta te reías, al final me sabía tu lema “soy tu madre y me respetas este bien o mal”.
Traicionaste muchas veces mi confianza porque eras mi madre.
Te apoye tantas veces, hice muchas cosas por ti, y por ti me volví mitomano por excelencia. Te levante cuando te dejabas vencer y te olvidabas de nosotros, cuide bien de mi hermana.
Fui el reflejo de papá en muchas ocasiones, y deje que descargues tu frustración en mí, escuche tus quejas, comparaciones y aguante los golpes.
Te vi sonreir y estar feliz pero algunas veces no logro recordar los por qué, quizá sea por mis lagunas mentales, algunos momentos por algún motivo los suprimi.
Cuantos madrazos recibí por tu brusca manera de ser, de jugar. Mañas que al final se me quedaron ya que suelo ser medio bestia.
Te juro que lo intenté cumplir expectativas y todo lo que pedías pero nunca entendí del todo tu compleja forma de ser.
El tiempo, la honestidad y las promesas carecían valor para ti, podía entender muchas veces la falta de tiempo y promesas por las emergencias o el presupuesto pero también muchas de ellas fueron por tu poca falta de interés.
En más de una ocasión no te importo joderme, sacrificarme por conseguir tus ideales.
Molesta tirabas mierda, luego tratabas de enmendarlo pero olvidaste que la gente siempre enmarca lo negativo.
Al final no puedo culparte ya que más tarde comprendí que tu niñez te volvió incapaz de romper estos ciclos a ti también te habían hecho daño, te estropearon la vida. Me habría gustado un cambio y que hubiéramos podido trabajar en reconstruir nuestra relación aplicando el dicho de que "nunca es tarde para empezar de nuevo", porque debajo de toda esa coraza y mal carácter había una mujer especial, bondadosa y solidaria.
Es duro afrontar una vida en donde ya no estarás más, no podré escuchar tu voz o sentir tu olor, la pena aflige mi alma, tengo miedo de olvidarme de ti, las fotos y videos no me ayudarán ¿A quién acudiré ahora? No estaba preparado para perderte.
Me jode lo mucho que te extrañare y la falta que me harás, solo espero que si realmente existe aquel dios del que me hablaste de pequeño; si existe me permita reunirme contigo; me regrese de nuevo a mi ángel, porque no me pudo haber tocado mejor madre que tú
Te amo ma.