Único.

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El reloj marcaba las 3:30 a.m. Jaemin debería haber regresado hace un tiempo, y Renjun empezó a preocuparse por ello.

El chico fue a una fiesta temprano esa noche. Le rogó a Renjun que fuera con él, pero ese ambiente siempre le pareció desagradable. Prefería pasar la noche sentado en el sofá de su apartamento, acompañado de una buena taza caliente de té de jazmín mientras leía un libro. Y eso es exactamente lo que ha hecho desde que su novio se fue.
Pero ya era demasiado tarde. Normalmente Jaemin llegaba antes de las tres. Renjun comenzaba a pensar que tal vez debería haberlo acompañado.

Fue entonces cuando se escuchó un ruido detrás de la puerta principal. El chino salió corriendo de inmediato, abriéndola, totalmente listo para darle a Jaemin una conferencia sobre lo preocupado que estaba.
Abrió la puerta de golpe, encontrándose cara a cara con un pasillo vacío. Renjun frunció el ceño; eso fue raro.
De pronto pequeñas risitas se oyeron a sus pies, y poco a poco miró hacia abajo, encontrándose a Jaemin, muy borracho y risueño, tratando de clavar su llave al borde de la puerta, haciendo un puchero cuando nada pasó.

Renjun lo miró con incredulidad.
Jamin no solía beber porque odiaba el sabor del alcohol, así que estaba muy sorprendido de verlo en ese estado.
Suspiró mientras veía a su novio susurrarle a la puerta frente a él, preguntándole por qué no se abría.

Está abierta, Jaem —suspiró.

Jaemin se tomó un minuto para procesar sus palabras antes de jadear, aparentemente dándose cuenta de que la puerta estaba realmente abierta.

Se animó a sí mismo, Renjun no entendía por qué, no es como si fuera él quien abrió la puerta. Luego se arrastró, dejando las llaves de su casa esparcidas en el piso del pasillo.
Si Jaemin no hubiera estado tan borracho en ese momento, Renjun lo habría regañado por ser tan imprudente.

Se inclinó, tomó las llaves y entró en su apartamento para cerrar la puerta.
Cuando se dio la vuelta, vió que Jaemin se había derrumbado en el sofá, con los pies firmemente apoyados sobre la mesa ratona.

Jaemin, ¿cuántas veces tengo que decirlo? —Renjun se quejó—. Deja de poner tus pies sobre los muebles, están sucios.

Al no recibir ninguna reacción del chico, tan borracho que sólo se reía de sí mismo, Renjun se le acercó, rodando los ojos, y poco a poco comenzó a desabrochar las zapatillas de Jaemin para quitárselas.
Justo cuando estaba a punto de quitárselos, la mano de Jaemin se posó repentinamente en la de Renjun, impidiéndole seguir adelante.

¿Por qué intentas desnudarme, niño bonito? —Movió las cejas, sonriendo de lado—. ¿Crees que soy sexy?

Renjun lo miró. Aparentemente, su novio era un idiota borracho.

Eres un desastre —se burló Renjun. Apartó los dedos de Jaemin y, con un último tirón, le quitó los zapatos sucios, ignorando las protestas del chico.
Luego trató de quitarle la chaqueta. Era evidente que el niño estaba demasiado inquieto como para cuidar de sí mismo. Jaemin estaba a minutos de desgraciarse, y si Renjun no lo cuidaba un poco ahora, estaría en la mierda por la mañana.

Manos arriba —ordenó Renjun firmemente. Jaemin levantó las manos, permitiendo que Renjun pasará su camisa por sus hombros, y se la quitó.
Jaemin agarró a Renjun por la muñeca, tirando de él hacia adelante hasta que su cara estaba a un centímetro de la de Renjun. Olía el alcohol en su aliento.

Eres lindo, pero tienes que dejar de intentar desnudarme. Tengo novio —susurró.

Renjun lo miró confundido. Pensó que no estaría mal seguirle el juego. Lo que Jaemin diga ahora puede ser usado en su contra por la mañana como chantaje.

¿Sí?, cuéntame sobre él —insistió el chino.

Es pequeño, y lindo. Y finge estar enojado cada vez que se avergüenza  —Jaemin sonrió—. Y tiene el pelo más suave, y los ojos más hermosos, y labios pequeños, y... ¡Whoa! —Jaemin lo miró—. Se parece un poco a ti, ¿eres su gemelo acaso?

Algo así —susurró Renjun, aguantando como pudo la risa.

Jaemin, aparentemente satisfecho con su respuesta, le permitió terminar de quitarle la ropa y ayudarlo a ponerse el pijama.

Bebe —Renjun acercó un vaso de agua hacia Jaemin.

No quiero. –Hizo un puchero, echando ojos de cachorro a Renjun.

Tienes que hacerlo. —Jaemin lo miró enojado, acercando el vaso a sus labios y tomando pequeños sorbos del tamaño de un bebé. Renjun suspiró. ¿Realmente tenía que hacerlo todo él mismo?

Se estiró, apartando el pelo de Jaemin de su rostro y con una mano inclinó su mandíbula un poco hacia arriba. Tomó el vaso de Jaemin y lo colocó en la boca del niño.
¡Aaah! —dijo.

Así, le dió a Jaemin el agua un trago a la vez. Aproximadamente hasta la mitad del vaso, Jaemin dejó de tragar y en su lugar comenzó a hacer gárgaras con el agua en su garganta, los ojos brillando con alegría por el sonido que hizo. Renjun sintió que había corrido una maratón con lo cansado que estaba cuando terminaron.

Tiró de Jaemin tratando de llevarlo a su habitación, Renjun  realmente  necesitaba una buena siesta después de tener que lidiar con esa mierda. Frunció el ceño cuando vió al chico atascado en su sitio, negándose a moverse.

Renjun se volvió hacia él, sin molestarse en ocultar la irritación en sus ojos.

Jaemin hipo y elevó un solo dedo en su dirección tratando de parecer severo.

Escúchame, niño de la cara bonita —comenzó, tratando de dar un paso hacia adelante. Calculó mal la distancia, causando que su cabeza chocara contra la de Renjun.

Qué mierda, Jaemin —gritó el más bajo, sosteniendo su ahora palpitante cabeza. Jaemin se echó hacia atrás, completamente imperturbable.

Soy un hombre tomado —anunció, alejando su mano de la de Renjun y colocando sus brazos alrededor de él para hacer una pose de estrella de mar. Sonaba tan sincero e inocente que Renjun casi sintió que su molestia se desvanecía. Casi.

Mi novio se enojará si se entera de esto —soltó, sus ojos apenas lograron mantenerse abiertos.

Confía en mí, tu novio está enojado —Renjun hizo una mueca por el dolor en su cabeza.

Jaemin rió tontamente ante eso.

Es lindo cuando está enojado —murmuró.

Si a Renjun le pagaran por aguantar esta mierda.

Seguro. Duerme en el sofá entonces —murmuró.

Arrojó una manta encima de su todavía sonriente e idiota novio, y dejó a Jaemin, para retirarse a su habitación compartida.

Su conciencia culpable lo hizo regresar cinco minutos después. Incluso si era un completo idiota, era  su  idiota. Sonrió con cariño, viéndolo tumbado en el sofá, con la boca abierta, los ojos cerrados y los pies sobresaliendo de debajo de la manta que era demasiado pequeña para él.

Renjun se acercó sutilmente a su novio dormido, inclinándose para presionar un beso contra su sien.
Buenas noches, Jaem. —Jaemin murmuró algo mientras dormía que sonó muy similar a "Te amo bebé".

Renjun dejó escapar una risa entrecortada ante ello.

— Idiota. Yo también te amo.

Tengo novio. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora