Carta 1: el afuera

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Querida Dana:

Ya llevo varios días encerrada, o entre comillas encerrada, porque acá desde mi ventana al menos se ven pedazos grandes de cielo. No los he contado, quizá van 5, 10... Digo entre comillas porque me ha tocado conducir, cerca al mar.

Esos lapsos de transportarme de un punto A hacia un punto B, me revitalizan, aunque nunca me baje del carro, me dan la sensación del "afuera". ¿Te pasa? ¿Que de pronto tus idas al súper, o las escapadas hasta el café de la esquina sean la nueva novedad, la próxima aventura?

Hace dos noches, quizá tres, tuve la sensación de amar todo esto, porque al final parece que la gente necesitaba una sacudida... ¿lo sientes igual que yo? ¿Ese tipo de sacudidas, como la que le deseas a alguien para que salga de una vez por todas de alguna perpetua estupidez? ¿o quizá prefieres que no hubiera sucedido por la cantidad de afectados y muertes?

Y apropósito de sacudidas a la humanidad, ¿no crees que las revoluciones afectan, en mayor o menor medida a todos, que por tanto nunca son inocuas? ¿Conoces alguna que sí? Tú sabes que no lo son, nunca son inocuas; sabes también del tipo de revolución a la que me refiero... revolución de la creación, de la Vida misma, quizá ni siquiera puedo darle crédito a "la naturaleza", porque sólo una voluntad inteligente hubiera logrado tanto.

Como sea que le llames tú, Naturaleza, Creador, Vida, Dios, Krishna, La Divinidad, Los elementos, esa Inteligencia nos está sacudiendo, ¡a todos! Trato de sentirme entusiasmada por eso, en los momentos en que el desespero empieza a inventar una excusa "razonable" para salir a la calle.

¿Qué escuchas ahora? Podrías por favor escuchar la canción Baby Blue, de Badfinder... y decirme ¿qué crees que estaba pasándole al que la escribió?

En realidad, tampoco estoy en cuarentena real, sabes que ando con la cabeza en todos lados, viajando hasta todos esos pedacitos que he conocido contigo, y también hacia esos otros tiempos cuando sólo faltaba ir juntas a hacer el dos... da igual, un lapso de tiempo u otro; siempre me has acompañado a todos lados.

¿Allá también se siente la locura colectiva? ¿Acá es más o menos como que "mejor te sonrío, pero no me toques, aunque esto de no dar besos está como raro". Acá también hay esa "mala" costumbre querida Dana. Antes del virus, por aquí y por allá los besos iban y venían entre completos desconocidos. Era sorprendente, pero lindo. Porque me hacía sentir en casa.

¿Qué cosas irrelevantes hiciste hoy? Yo preparé una berenjena con guiso bien ajudo, tú sabes, como nos gusta sentir el ajo. Y también una carne para otros, que no comí, porque supuestamente volveré a mis tiempos vegetarianos, de alimentarme rico y con consciencia. Además, después de verme Okja, recordé lo que siempre he pensado. Que los humanos somos crueles por naturaleza, pero lo somos más cuando no educamos nuestra consciencia.

Además que tuve una de esas meditaciones increíbles que me mostraron mi versión no autodestruida. Así que estoy determinada. Hazme seguimiento.

¿Volviste a ver a este personaje que ya sabemos? Yo no he tenido contacto con nadie. Creo que todos estamos cayendo poco a poco en crisis existenciales, veamos a o no veamos a nadie; es inevitable que la revolución de la vida no nos ponga a pensar de más. Además ¡que toca replantearse todo! ¿no crees? Quizá...

Todo es un estúpido y sensual quizá.

Igual creo que no he necesitado hablar con muchos ni ver demasiadas noticias para sentir cómo la energía fluye extraña, impropia, algo tosca.

¿No crees que en estos tiempos de espantajopismo extremo como forma de vida, debe ser más difícil el encierro? Sí, estoy de acuerdo con tu teoría sobre el tik-tok, y no... no imagino qué otra cosa se habría imaginado la humanidad para llenar su necesidad de exponerse.

Me alegra saber que tu trabajo sigue en pie, desde la casa. Te confieso que la palabra teletrabajo me parece terrible, me hace pensar en gente al estilo call-center, hacinada, y con un teléfono todo el día pegado en la oreja.

¿También te has escapado a mirar el sol, a un parque, o sólo desde tu terraza?

A mí, a pesar de todo, se me ha hecho complicado no buscar el afuera... seguro a ti también te da ganas de mirar el cielo desde el mar, caminar hasta encontrarte con uno que otro perrito, pararte a saludarlo y darle amor.

Pero más que el afuera, quizá es sólo el contacto (así sea lejano) con otros humanos paniqueados. Definitivamente somos seres tan sociales.

Quizá mañana esa será mi nueva aventura. ¿O mejor no?

Te quiero siempre


Luane

Luane

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Cartas desde el encierroWhere stories live. Discover now