Hagámoslo juntos. [Minato] EDITANDO.

7. Exámenes.

Tres meses luego.

Mei se había vuelto una chica más confiada, tenía nuevos amigos por lo cual ya no pasaba tanto tiempo con minato. Ambos se reunían simplemente en casa y pocas veces pasaban palabras e intentaban compartir.

Los padres de minato, ellos habían fallecido una semana luego de salir de konoha, resulta que unos shinobi de la aldea del sonido los habían atrapado desprevenidos; según lo dicho, habían atacado brutalmente a los vigilantes que se encargaban de su seguridad. Al principio minato no lo había tomado para nada bien, incluso llegó a pensar en abandonar la academia. Pero hiruzen no lo permitió, ya que él, junto a fugaku, quién se había vuelto muy cercano a mei, eran los que más destacaban, y los que más posibilidades de graduarse antes tenían.

Faltaban pocos días para el cumpleaños de la pelinegra, por lo cual esta se encontraba un poco nerviosa, ya que fugaku le había invitado a cenar a su casa junto a sus padres.
Al ser infantes quizá ella lo veía como un simple acto de amistad, pero el pequeño Uchiha ya era bastante maduro para su edad, y tenía una mentalidad muy avanzada por la cual no veía nada en símbolo amistoso, si no más allá de eso.

Mei.

Con minato me encuentro en casa, habíamos salido de la academia más temprano ya que mañana sería el exámen que decidiría si nos encontrábamos preparados para ser genin, desde hace unos meses ya no éramos tan cercanos, puesto a qué cuando le avisaron al muchacho sobre la muerte de sus padres, este había tenido unos cambios drásticos en actitud.

Se había vuelto más culto, la mayor parte de el tiempo se la pasaba encerrado, entrenando, y pocas veces salía de su recámara cuando nos encontrábamos libres de docencia.

Yo ahora dormía en el antiguo dormitorio de los ahora fallecidos padres de minato, ciertamente me sentía mal al perder todo tipo de contacto con él, pero no podía hacer nada para evitarlo.

Estuve apunto de cerrar los ojos preparándome para descansar, pero unos golpecitos en la ventana me lo impidieron. Rápidamente me incorporé y miré en aquella dirección, y pude ver el rostro del uchiha quién se había vuelto muy cercano a mí desde hace un tiempo.

Me levante avanzando con rapidez hacia la ventana y la abrí permitiéndole el paso, él al entrar me sonrió con dulzura y me envolvió en sus brazos.

— En unos días será tu aniversario.— Pronunció aquellas palabras con notable emoción, por lo que le miré con una ligera sonrisa, así alejándome con lentitud de su cuerpo.

— No es nada importante, creelo.— Susurré, acomodando las hebras rebeldes de su cabello.

— Claro que lo es, le he dicho a mamá y como muestra hará una cena, sé que ya te lo he dicho antes, pero es emocionante.— Anunció con alegría, había escuchado que los uchiha tenían actitud desagradable por parte de unos compañeros de aula. Pero empiezo a dudar la realidad de ello.

— Gracias por todo, fugaku-senpai.— Estiré mis brazos hacia arriba intentando espantar el sueño, pero un bostezo había escapado de mis labios sin poder impedirlo.

— Descansa, hasta entonces nos veremos mañana.— Finalizó, golpeando mi frente con dos de sus dedos, como de costumbre. Por lo cual sonreí

Le observé irse y en cuanto salió me dirigí a la cama. Suspiré una vez más, y finalmente me eché a dormir.

⋋✿ ✿⋌

Había pasado un buen rato desde que me había despertado y preparado para ir a la academia, cuando salí de la recamara en dirección a la sala de estar, me encontré con minato tomando una taza de té mientras leía uno de sus libros favoritos; él siquiera había levantado su vista, fingiendo que no estaba allí. Pero estaba segura de que él sabía que me encontraba observándole mientras esperaba mis buenos días.

Suspiré cansada al no escuchar nada de su parte y caminé hacia la puerta, quizá debía intentar dejar de agradarle de una manera u otra. Porque realmente lo había intentado, pero es como si fuese imposible.

Al arrastrar aquella, y dejar que la luz iluminará escasos centímetros dentro del hogar, escuché a minato decir que lo esperara, por lo que he sonreído.

— Bien, vámonos.— Le he escuchado decir, y he avanzado un poco aún esperando sus pasos junto a los míos.

El silencio entre ambos era muy incómodo, por lo que he decidido hablar de primero.

— ¿Cómo te sientes?.— He preguntado, haciendo que él mirara en mi dirección.

Antes de responder él ha encogido sus hombros y luego dijo...

— He estado bien, ¿y tú?.—

— Igual he estado bien, minato.— Le he respondido, sonriéndole. Él inmediatamente miró al frente entonces quedándose en silencio.

— Hoy es el examen final.— He vuelto a hablar por lo que él asintió.

— Buena suerte.— Volví a decir cambiando de ruta, el estar junto a él, mientras él se mantenía tan indiferente me hacía sentir mal.