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[Los ángeles no lloran]
. . .Lo observas desde la esquina de la habitación en penumbras, contemplando su físico, reafirmando cuanto amas cada parte de él: su sedoso cabello color caramelo, sus ojos azules equiparables al océano, su piel blanca adornada con rubor perfectamente esparcido, su cuerpo delgado, sano y proporcionado. Es hermoso, hermoso como una estatua esculpida por los mismísimos Dioses, pero es bien sabido que hasta los Dioses comenten errores y había una sola parte de su obra que les salió mal. Un elemento que perturbaba la exuberante belleza a la que habían logrado llegar, evitando que se le pudiera reconocer como una total obra de arte. Es tal el error, que cada vez que lo ves puedes sentir tu sangre hirviendo como la lava de un volcán en erupción.
Esas alas...
Esas alas tupidas, briosas y perfectamente blancas son el problema de todo, el motivo de tu ira acumulada que lleva días rompiéndote la cabeza. Si no estuvieran pegadas a esa espalda no sería un ángel, ya que un ángel sin alas no es nada sino un simple humano; el chico humano que perdiste alguna vez... el amor de tu vida.
Aún necesitas de él. No quieres que se vaya volando por esa ventana nunca más, ¿pero cómo prevenirlo? Ya has intentado convencerlo repetidas veces, diciéndole cuánto lo amas, que no podrías volver a estar en un mundo sin él, pero no entiende e insiste en ser un soldado de Dios. Él no es el chico cariñoso del que te enamoraste; no le importa dejarte solo en el universo infinito, no le interesa existir a tu lado por siempre, no sacrificaría todo por un segundo más junto a ti, no llorará por tu ausencia.
—¿Será cierto que los ángeles no lloran? —preguntas, consiguiendo que el ángel voltee a verte con esos ojos bellos y desorientados. No alcanzó a escuchar lo que dijiste. O más bien, ¿no alcanzó a escuchar lo que dijiste? ¿o no quiso escuchar?
Rechinas tus dientes. Sabes que a él no le importa lo suficiente, sabes que a este ritmo lo perderás si no haces algo al respecto. Terminarás volviendo al sucio agujero de donde te sacó porque no tienes la fuerza para vivir sin él.
"Si tan sólo pudiera hacer un trato con Dios..."
Sí, tal vez podrías pedirle que te regresara a tu amado a cambio de tu alma o dinero y con suerte, si acepta podrías retornarlo a la normalidad. ¿Pero cómo hablar con Dios? Lo has intentado insistentemente desde niño y jamás ha funcionado. ¿Será que Dios no existe? ¿o será que no quiere hablar contigo porque sabe que le vas a pedir algo que no le va a gustar? Por supuesto, ¿por qué Dios se arriesgaría a perder a un ángel tan perfecto de sus tropas? Lo necesita para que lo siga ayudando, cumpliendo su deber de salvar a cada uno de los miserables humanos que habitan el mundo. ¿Pero a quién le importan los demás? Él es tuyo y no tendría por qué estar recorriendo el mundo ayudando a todos cuando en quien debería estar interesado en ayudar es a ti.
"Un trato con el diablo"
¿Cómo no lo habías pensado antes? si no puedes hacer un trueque con Dios, lo harás con satanás, al fin de cuentas él siempre está dispuesto a hacer un buen trato con quien le propone algo interesante. Tampoco estás seguro de cómo hacerlo, pero algo te dice que debes cerrar los ojos y eso haces. Después de unos segundos de obscuridad como si del correo se tratara, una idea te es entregada.
Sssh... No lo pienses demasiado, la respuesta ya ha llegado a tu mente.
Después podrás pagarle.—Dije que... —inhalas, metiendo aire en tus pulmones para hablar fuerte y claro. No quieres tener que repetir tu advertencia—. ¿Cómo es que puedo hacerte llorar?
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Angels don't cry
SpiritualMuchas personas dicen que lo más doloroso en la vida es presenciar la muerte de un ser querido. Sin embargo, lo que nadie sabe es que hay algo todavía peor. El dolor de que el amor de tu vida reencarne, pero sin memorias de su vida pasada, la agon...