Prólogo

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—Lilith, hija, me acaban de llamar del hospital, necesitan hacerte unos controles para ver si el tumor crece.—Dice la madre de Lilith, despertándola.

—Mamá, son las 7 de la mañana. Déjame dormir un poco más, luego vamos.

—¿7 de la mañana? Ya es medio día. Levántate luego, será solo un rato. Son unos controles y nada más.

—¿Nos llevará papá o iremos en autobús? 

—En autobús, a tu padre hoy le toca turno completo, así que vístete y en marcha.

Lilith se vistió rápidamente, desayunó, se alistó y junto a su madre fueron rumbo al hospital.

Al llegar, el doctor estaba esperando a Lilith y su madre en la sala de espera.

—¿Tú eres Lilis?

—Se pronuncia Lilit, y sí, soy yo.

—Bien, tu madre debe esperar acá, cualquier cosa la llamamos, señora.

Lilith siguió al doctor y la llevó a la sala de revisión, la acostaron y revisaron. Pero, encontraron algo malo en ella y decidieron solamente contarle a la madre.

—Señora, el tumor de su hija está creciendo, para evitar que empeore debemos cortarle la pierna izquierda y hospitalizarla por unos meses, sé que es difícil de digerir, usted decida cuándo decírselo a su hija. La llamaremos en unos días más, procure que su hija esté lista.

De regreso a casa, Lilith le preguntó a su mamá cómo salió el control, a lo que ella le responde que está todo bien. En la noche cuando llega el papá de la joven, los dos padres conversan acerca de lo que el doctor le dijo a la mamá. Ya que mañana su papá trabaja de tarde, se pusieron de acuerdo a decírselo en la mañana.

Despierta Lilith con todo ánimo sin razón aparente, se lava la cara, se peina, se lava los dientes y le dice buenos días a sus padres.

—Lilith, necesitamos decirte algo.

—Ehh, a ver, díganme.

—Ayer... tu control no salió bien como te había dicho, tu tumor está creciendo, así que te tienen que amputar la pierna izquierda.—Dijo la mamá y empezó a llorar.

Los ánimos de Lilith cayeron totalmente y no supo cómo reaccionar. Lágrimas caían de sus ojos azules.

—¿Cuándo me harán eso?, ¿queda tiempo aún? 

—El doctor dijo que me llamarían en unos días, y que estuvieras lista.

Los días pasaron y llegó aquella llamada.

—¿Hola? 

—Hola, ¿con la madre de Lilith Wayne?

—Sí, ¿quién habla?

—Somos del hospital Santa María, hace unos días le dijimos que la íbamos a llamar por el tema de su hija. La estaremos esperando, buenos días.

La señora bajó por las escaleras hasta el primer piso en donde se encontraba Lilith leyendo cómics, le pidió un momento y le dijo que ya llamaron del hospital.

—¿Entonces ya llegó el día en el que debo decirle adiós a mi pierna?

—Lamentablemente. Vamos, tu padre nos llevará.

El padre nervioso llevó en su automóvil a su mujer e hija al hospital. Al llegar fueron directo a la sala en la cual esperaban a Lilith. Salió el doctor y pidió que Lilith lo acompañara.

—Sabes que esto es importante para mí, Sandra, es mi hija, debo estar en este momento de su vida, pero no puedo, tengo que trabajar, ¿me entiendes?

—Sí, sólo ve, después hablamos. Te entiendo, de verdad.

Ya estando todos los cirujanos listos, durmieron a Lilith y procedieron a amputarle la pierna, después de casi 20 minutos, terminaron.

—Señora Sandra, salió todo perfecto con su hija, aún sigue dormida, la llevaremos a su habitación de estadía y en cuando despierte podrá hablar con ella.—La calmó el doctor.

Lilith abrió los ojos y lo primero que hizo fue revisar su pierna, al ver solo un muñón, empezó a llorar serenamente. 

—Mamá, ¿Daryl me seguirá queriendo si ahora soy una coja?

—Estoy segura que sí. Tranquila.

—Ah, ¿y mi papá dónde está?

—Él no pudo quedarse, tuvo que ir a trabajar, sabes cómo es su trabajo.

De repente suena el teléfono de Sandra, era el papá de Lilith preguntando cómo está ella.

—Lilith, ¿quieres hablar con tu padre?

—Claro que sí. Hola papá. Sí, estoy bien, me demoraré en acostumbrarme a vivir con una sola pierna. [...]

Tuvieron una corta pero buena conversación y Sandra fue a fumar al patio del hospital.

Lilith se quedó en su habitación leyendo cómics nuevos que le trajo su mamá para que no se aburra.

Lilith se quedó en su habitación leyendo cómics nuevos que le trajo su mamá para que no se aburra

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De la nada llega Daryl con un regalo sorpresa.

—Hola, hermosa señorita, ¿cómo está?

—¡Daryl! holaaa, me alegra tu visita, ¿qué traes ahí?

Daryl rompe el sobre con el que traía envuelto el regalo, y se lo mostró, era un espejo muy bonito.

—Es un espejo para que veas todos los días lo hermosa que eres.—Dijo Daryl.

—Muchas graciasss, déjalo ahí en frente de mi cama, su forma es muy bonita. ¿De dónde la sacaste?

—Ah, se lo compré a una anciana que vi en la calle vendiendo mientras venía de camino para acá.

Llega uno de los doctores diciendo que el tiempo de visitas se terminó.

—Bueno, adiós Daryl, dame un beso ven, un gusto verte, ven más seguido.

-Continuara-

A Través De Mi Espejo [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora