Ameliorate | XueXiao

Ameliorate

Si el destino se apiada de nosotros y nos une de nuevo, 

espero tener la oportunidad de confesar todo lo que siento...

—No deberías comer tantos dulces. Te va a doler el estómago luego.

Xiao Xingchen le advirtió a su novio mientras intentaba quitarle el algodón de azúcar, pero este lo alejó.

—Nope, nunca son suficientes — Xue Yang se quejó y continuó comiendo, ignorando el hecho que no había parado de comer desde que habían puesto un pie en la feria. Al principio Xingchen lo dejó, pero comenzó a preocuparse cuando vio que el otro parecía no tener intención de detenerse.

—Lo será cuando te de diabetes o tengas caries —rebatió y trató de quitarle el algodón de nuevo, sin ningún éxito.

—Pues moriré comiendo dulces y nadie va a detenerme —dicho eso, sacó la lengua cual niño pequeño y se adelantó unos cuantos pasos a Xingchen, quien rio suavemente ante el comportamiento de su novio. Sabía que separarlo de sus preciados caramelos sería prácticamente imposible, así que no insistió más y siguió caminando junto a él.

Dejarlo consumir tanta azúcar significaba tener que lidiar con toda su adrenalina e hiperactividad, pero era algo que ya no le molestaba. Incluso lo llegaba a considerar tierno porque muchas personas decían que Xue Yang era alguien muy agresivo e intimidante, cuando en realidad muchas veces se comportaba como un niño, en especial cuando se trataba de dulces.

—Gege, intentemos este juego~ —Xue Yang señaló a un puesto de tiro al blanco—. ¡Vamos! Quizás así pueda regalarte un peluche bonito.

En cuanto su novio asintió, lo jaló hacia el quiosco en cuestión y pagó un turno para ambos. Revisaron las armas de juguete para asegurarse de que funcionaban y se prepararon para comenzar.

—Quizás pueda ganarte esta vez —dijo Xingchen en son de broma, ya que sabía que era muy poco probable. Xue Yang era demasiado competitivo, así que no sería fácil verle perder.

—Ya veremos~ —respondió el otro con una sonrisa pícara e iniciaron el juego.

Como era de esperarse, Xue Yang resultó ganador, aunque por muy poco. Ambos tenían una puntería formidable, pero era casi imposible vencerlo, en especial cuando ponía toda su atención en salir victorioso, incluso si era en un sencillo juego.

Luego de entregar las pistolas de juguete, el chico señaló al peluche que quería —un enorme hámster que estaba casi al fondo—, y no dudó en dárselo a Xingchen.

—Mira ge, es igual a ti~ —dijo feliz mientras se lo entregaba.

—¿Qué? No se parece en nada a mí —soltó una pequeña risa, un poco avergonzado ante la comparación.

—Claro que sí. Ambos son pequeños y bonitos —le rebatió con una sonrisa.

—Pero si soy más alto que tú.

—Tú sólo acepta el regalo y el halago, ¿sí? —hizo un puchero, lo que hizo que el otro riera y tomara el peluche.

—De acuerdo. Gracias~.

Xue Yang reaccionó con una amplia sonrisa y lo abrazó por la espalda mientras seguían caminando por la feria, admirando la alegría y paz que reinaba en el lugar. Xingchen se tensó por unos segundos y miró nerviosamente a su alrededor, pero poco a poco se relajó; solía ser muy consciente de que la gente volteaba a verlos y les daba miradas desaprobatorias, pero con la ayuda de Xue Yang fue aprendiendo a tomarle menos importancia a lo que los demás pensaran de ellos, porque no era de su incumbencia lo que ellos hicieran.