1. El comienzo viene con el final.

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(BASADO EN UNA HISTORIA QUE PUDO SER REAL)

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(BASADO EN UNA HISTORIA QUE PUDO SER REAL)

Felicia

Esperar...

Es lo que me viene a la mente en este sitio. Viene conmigo desde muy pequeña el estar en un hospital simplemente existiendo.

La diferencia entre esta y otras veces es que mi corazón late con más fuerza y mi respiración es irregular. Ya no estoy en mi silla, ahora solo cargo con unas muletas después de la última tanda de fisioterapia hace una semana.

A mis casi veintidós he pasado por tantos hospitales, médicos y tratamientos que esperar estos ya, últimos resultados, es como un sueño.

Se siente tan raro sentirse nerviosa nuevamente.

Alzo la vista del suelo por primera vez desde que me arrinconé en el pasillo y sonrío al ver a mi mejor amiga Amy y su prometido bromeando entre sí.







—No quiero a mi madrina en muletas. Esperaremos hasta que estés lista. —Amy se acerca hacia mí para quedar a mi altura y me lanzo sobre ella para abrazarla.

—Te prometo que me esforzaré al máximo para que se casen rápido.

Noto como sus ojos se nublan por las lágrimas y me deposita un suave beso en la frente.

Después del momento sentimental decidimos ir a una de las heladerías más cercanas para celebrar todo lo que está pasando. Sin darme cuenta del Kevin se aproxima hacia mí haciéndome sentir incómoda.

Después de la muerte de papá nunca más volvimos a hablarnos, ya que pasaron cosas que no quiero recordar.

—La próxima es la nuestra. —Expresa fjando la vista en la carta de sabores sin siquiera inquietarse.

—¿De qué hablas? —Cuestiono burlona.

—De nuestra boda.








—Hola, Fel.

La voz de Amy me saca completamente de mis recuerdos y debo admitir que en el fondo se lo agradezco.

"¿Cómo puede ser posible que aún en estos momentos él venga a mi mente?"

—Hola, Amy, Ale.

—Hola Felicia, ¿Kevin no está aquí? —Mii estómago se encoje de solo escuchar el nombre.

—No. —Mi mirada se clava en el doctor acercándose a nosotros y me alzo de hombros quitándole importancia a mi respuesta.

Mis amigos se sientan a mi lado en las frías sillas de metal que adornan el pasillo del hospital y mientras el médico nos sonríe al acercarse más a nosotros.

—Tus resultados de estos últimos meses han avanzado muchísimo con respecto a los anteriores. Podemos estar contentos con los resultados hasta ahora.

Inconscientemente aprieto la mano de Amy sobre mi muslo mientras cierro los ojos con fuerza. Ese tono lo he escuchado tantas veces que siento como nace dentro ese sentimiento de derrota que he tenido por tantos años—. ¿Pero?

—Pero creo que sería mejor continuar con unos meses más de fisioterapia. No me parece producente quitarte las muletas sin preparación del cuerpo y la mente. A mi juicio será lo mejor.

Tres meses más de fisioterapia. No voy a mentir, me es frustrante que te cagas; esperaba resultados mejores esta vez. Pensé que quizás esta podría ser esa vez en la que me desataría de todo lo que me impide ser libre.

—Gracias, doctor; vendré a lo acordado.  —este asiente y se despide de nosotros después de los agradecimientos de Amy y Ale.

A estos momentos también tendría que verles el lado positivo. ¿Cuál? Que ha sido el  único médico que me ha sacado  adelante y con el que he tenido resultados positivos aunque sean lentos.

Los chicos me ayudan a levantarme del asiento y me acompañan, sujetándome a  veces, hasta la puerta del taxi que me dejará en casa.

—¿De verdad no quieres que te acompañemos?

Me fijo una vez más en la mirada de preocupación de mi amiga y antes de que las lágrimas aparezcan bufo exageradamente—. Por favor, quita esa cara de pena que aquí no se ha muerto nadie. Ya hemos pasado por esto otras veces y no será la última; lo único que quiero es llegar a descansar.

Veo como Alejandro asiente y tomando a Amy del brazo la separa de la ventanilla del auto.

—Tranquila, yo arreglo la situación. —Señala a su prometida  disimuladamente y continúa—. Ahora mismo es necesario  que llegues  y te relajes; llamaremos en la noche para saber de ti.

Le sonrío agradecida haciendo que  me devuelva la sonrisa con un guiño incluido. Le pido al taxista que ya podemos ponernos en marcha y le lanzo un beso a Amy antes de perderme dentro de mí misma fijándome en la ciudad a esta hora de la tarde.

Llego a mi casa cansada y subo directo a darme una ducha caliente con ansias de que me quite toda la tensión acumulada en los hombros y en el resto de mi cuerpo. Terminando me encamino hacia la cocina agradeciéndole en silencio a mi padre una vez más que haya acomodado mi casa para enfrentar todos los problemas. Hago el gesto de mandarle un beso hacia el cielo y me concentro en recalentar la sopa que hice hace unos días.

De pronto siento el sonido de notificación de mi teléfono.

Regreso a la planta de arriba donde se encuentra mi cuarto y al revisar el mensaje mi respiración se detiene al instante.

Idiota:
Estoy en tu casa, o me abres por las buenas o tiro la puerta. Tú escoges.

Él está aquí. Esperando en la puerta después de desaparecer hace un mes.

Escucho los toques fuertes desde la puerta y mi corazón siento que se quiere salir del pecho.

Bajo con calma por la trampilla y tomo aire antes de enfrentarme a él.

"Tranquila, ya has pasado por esto. Simplemente sonríe e intenta que piense que todo está bien. Todo está perfec..."

—Hola, Ojos Claros. —Sus ojos se centran en mí con tanta intensidad que se siente como una patada en el estómago. Con esa sonrisa tan idiota que le hace honor a su nombre.


Estoy jodida....


























🌻<3

𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑚𝑒 𝑎𝑚𝑒𝑠 (𝑁.#2) ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora