Ese denso y desesperado camino, me tomó de la mano
casi que desfragmentando mis suspiros.
Procuraba marcarme como a una bestia del campo.
Ató una fuerte cadena a mis pies rebosantes de esperanza.
Pero la claridad y sosiego de un camino que me protegía,
le arrebató mi alma.
Ahora, le pertenezco a este camino.
...Ahora, la esclavitud es un placer.