Fuerza.

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Otra vez me hallo a las afueras del pueblo acostada en posición fetal, mirando mis rodillas llenas de moretones sin muchas ganas de moverme y con mis escrituras tiradas a mi alrededor, unas rescatables como otras totalmente arruinadas o partidas en mil pedazos. Creo estar acostumbrándome a estos violentos acontecimientos. Sin embargo, por más que quiera negarlo, estas situaciones poco a poco me van desgastando, lo que hace que paulatinamente vaya perdiendo mis ganas de volver a levantarme por las mañanas.

Me incorporo lentamente y me dirijo a un sauce bailando orgulloso con la gentil y alentadora brisa de primavera. Me apoyo sobre el tronco del mismo y me dejo caer lentamente hasta llegar al suelo, abrazo mis piernas y dejo caer las lágrimas que tanto amenazaban con salir. 

Escucho atentamente el susurro del viento y siento como el sol me arrulla dulcemente con su calor, tratando de consolarme de alguna forma, cuando de pronto siento que algo roza mi pierna. Sin mucho interés, levanto la mirada y allí veo, sentado frente a mí, a un pequeño zorro con un pelaje un poco inusual, de color verde. Curioso, salta sobre mis rodillas y acerca su pequeña nariz a mi rostro húmedo por las lágrimas que habían rodado por allí hace algunos segundos. Nuestras miradas se cruzan y siento como si él pudiese ver en lo profundo de mi alma, me asusta, pero a la vez me intriga. Sin previo aviso, el zorro muerde mi nariz, lo que hizo que me sobresaltara y termine por espantarlo.

Froto mi nariz con cuidado y le dirijo una mirada asesina al pequeño sentado a unos metros de mí, sin mostrar culpa alguna por el delito que acababa de cometer. Estiro mis piernas, cruzo los brazos sobre mi pecho y desvío la mirada, mostrando mi enojo. El pequeño zorro verde se acerca, sube a mis piernas y apoya sus pequeñas y suaves patitas sobre mis brazos cruzados. Lo miro y sonrío sin razón alguna, lo que me sorprende. Sostiene mi mirada por unos segundos y decide abandonar mis brazos para acurrucarse sobre mi regazo. Conmovida por su gesto, pero cautelosa tratando de no asustarlo, poso levemente mi mano sobre su suave y verdoso pelaje, brindándole una leve caricia. Como parece gustarle, sigo acariciándolo comenzando a sentir como, lenta y dulcemente, mi corazón se va ablandando y mi mente se despeja. Justo ahora, apoyada sobre éste sauce y con éste pequeño nuevo compañero bajo uno de los últimos rayos que el sol puede ofrecerme por hoy, me siento feliz y a gusto. A pesar de estar lastimada y de saber que esto puede seguir ocurriendo, siento que... todo podría mejorar y ahora más que nunca, estoy dispuesta a cambiarlo.


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Hola! Espero que sea de su agrado, permitanme excusar mi escritura diciendo que es mi primer historia alegórica. Podría hacerla mas larga para que se entienda mejor el mensaje que quiero enviarles, pero como dije en la descripción de la historia, éste era un proyecto para literatura y tenia que hacerlo corto, así que no estoy muy segura de si lo alargo, quedaría bien.

Gracias para los que leyeron la historia! y por favor, me gustaría muchísimo que dejen sus comentarios para poder mejorar... También les pediré el favor de tratar de adivinar qué es lo que quise expresar con esta pequeña historia, graciaas!!

kisses, Misu~

El zorro verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora