ADIOS PRINCESA

One-shot

Es un orgullo para mí escribir y que gente tan talentosa se tome el tiempo de leerme, quiero contarles que me inspire en una canción del Principe (José José) al final les dejo el link de la canción.

"Adiós Princesa"

Por María Eugenia Segura

Era una fría tarde en New York, eran casi las 5, Terry miraba nervioso el reloj del parque frente a la cafetería, se había sentado en la terraza. Al llegar como buen caballero inglés 15 minutos antes de la cita, pidió una mesa para dos.

- Bienvenido Señor, ¿desea tomar algo? Le dijo el mesero
- Agua solamente.  Espero a alguien – su mirada recorrió el lugar, hacía mucho frío, así que la terraza estaba sola, solamente se miraba una pareja, muy cerca el uno del otro, eso le enfrió aún más el corazón.
- Hola Terrence perdón por el retraso – Escuchó a su espaldas esa conocida voz, y de inmediato se puso de pie dando medía vuelta
– No te preocupes Paty, llevó muy poco tiempo aquí, ¿café? – ella asintió con la cabeza mientras él le hacía un ademán al mesero, y rápidamente llegó con el servicio. Paty se notaba titubeante, desviaba la mirada y sus manos yacían sobre su regazo.

Terry rompió el silencio
– Y bien, creo que no somos el tipo de amigos que se reúnen a tomar café, dime, ¿Qué es eso tan urgente que debo saber?
Ella lo miró titubeante, y sacó de su bolso un sobre, lo pudo sobre la pequeña mesa, con la mirada puesta en el dijo con la voz entrecortada
– Todo esto me parece una locura, porque ella siempre tiene que ser la que se sacrifica por los demás –Él miró el sobre, ni siquiera se atrevía a tomarlo. Esa mañana muy temprano antes de salir de su apartamento miró como siempre el diario sobre su desayunador, seguía siendo el anticuado que leía libros y periódicos, le fascinaba el olor a papel, le recordaba su niñez cuando disfrutaba de acompañar a su madre al teatro  y ver los enormes libretos, leer a Shakespeare, o sentarse sobre las piernas de su padre y leerle la sección de economía en el periódico; esa mañana fue diferente, en el encabezado de sociales estaba la foto de Ella con él, Albert su mejor Amigo, y Candy la mujer que amaba, arrugó el papel y lo aventó al piso, salió de ahí como si al hacerlo cambiará lo que presentía.

Cuando al fin tomó el sobre, Paty hizo acopio de valor y lo miró, levantó la mano y él la miró con atención.
– Es una locura, desde hace un año lo es, desde que te casaste con Susana para pagar esa deuda por salvarte la vida, ¿Mira hasta donde ha llegado esto? – ya no pudo contenerse más, y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, se veía tan atribulada.

Terry apretó los dientes, y los puños, había dejado el sobre nuevamente tras escuchar el reclamo, tenía razón Paty, su mente lo llevó a aquel día unos años atrás, cuando ensayaba una escena de la película que lo haría saltar a la fama, él se había negado rotundamente a utilizar un doble y tendría que bajar una pendiente esquiando, Susana su compañera de escena tenía más práctica, ella como era bien sabido por todos estaba enamorada de Terry, pero él sólo tenía ojos para Candy, quién pertenecía a una de las familias más adineradas de Chicago.

Ese día cuando realizaban la escena algo salió mal, no se habían hecho las planeaciones necesarias y al rodar la escena sucedió una tragedia: se habían asentado varias torres para acomodar las cámaras y al momento de pasar junto a una de ellas está se derrumbó y Susana al ver la falta de pericia de Terry, lo empujó salvándolo, pero esta cayó sobre ella, dejándola paralítica.

Terry apretó los ojos volviendo a la realidad, aquella triste realidad!
Abrió el sobre y con manos temblorosas vio el contenido: se trataba de una invitación, el papel era de un fino acabado, con letras doradas, se dio cuenta pronto que se trataba de una boda. Casi podía escuchar los latidos de su corazón, cuando leyó: ¡Albert & Candy!