Besos de nieve || Akira x Nieves || Karmaland 4

Besos de nieve

Esta historia ha sido publicada en otro foro para un reto especial por el confinamiento. Os mando muchas fuerzas a todos y os animo a pasar el tiempo leyendo y escribiendo para no aburriros ♥

-----------------------------------------

En algún momento de su vida, a su marido se le había ocurrido la genial idea de que hacer explotar entera su casa y planear una boda ilegalísima con el hombre que se ganaba el título de "Triple 7" eran unos buenos retos para las donaciones benéficas. Ella no lo entendía muy bien; se limitó a taparse los oídos y esconderse en una esquina de una zona protegida para que ni ella ni el resto de la familia sufriera daños durante la destrucción masiva del que había sido su hogar durante un tiempo. Supo que todo había terminado cuando unas manos grandes tomaron las suyas con gentileza y las apartaron de sus orejas. Ella lo miró con sus hermosos y grandes ojos azules llenos de inocencia y él le sonrió.

—Nieves, ¡ha sido alucinante! Lo he grabado para luego puedas verlo —El chico se notaba alegre, era obvio que se había divertido con semejante locura. No por nada era integrante de la temida y peligrosa Hermandad Oscura—. Y no te preocupes, iremos a vivir con Vegetta mientras construyo la nueva casa. Muchos de nuestros amigos se ofrecen a darnos materiales, ¡hasta el calvo tóxico de Auronplay! ¿Te lo puedes creer? —la chica rió suave, tapándose un poco la boca.

—Ha sido por una buena causa. Ya has recolectado mucho dinero para ayudar con el corona —el antiguo postulante a alcalde que no llegó a ser alcalde sonreía con calma, mirando a la pareja—. Y ahora te tienes que casar con Vegetta. ¿Qué piensa Nieves de esto?

—M-Me da... igual —comenzó, llevando sus manos a su pecho y sonriendo dulce—. Mi-Mientras osi... osito... sea feliz... yo... yo soy fe... feliz —finalizó con algo de dificultad. A causa de la maldición aún le costaba hablar con propiedad, pero se esforzaba por poder comprender las cosas y expresarse de forma correcta. Si no podía hacerlo por palabras, lo haría con acciones; protegería a su osito aunque le costara la vida, lo tenía claro.

El cura abrazó a su mujer con mucho amor y llenó su rostro de besos; era tan pura e inocente que había que protegerla costara lo que costara. No era él el único que lo pensaba; también el gran Triple 7 y su mujer, Akira, eran conscientes de que Nieves necesitaba mucha paciencia y cariño. Accedieron a acoger a Rubius y a su familia en la mansión durante un tiempo tras muchos "por favor" y "te juro que no explotaré nada" por parte del reciente boomer al ya un poco más veterano boomer.

Terminaron firmando un segundo contrato. Sin duda el número del diablo no era 666 ni 616... era 777.

—Te enseñaré la casa. Si necesitas algo no dudes en pedírmelo —le sonrió Akira con ternura. Nieves asintió lentamente y la siguió por toda la mansión; había varias salas que no podían visitar puesto que tenían escáner y solo el dueño de la casa constaba de los permisos para abrir las puertas de esas habitaciones, y aun así el lugar era tremendamente espacioso a ojos de la pequeña Nieves. Las casas de Rubius solían ser pequeñas y, además, ella estaba acostumbrada a estar en pequeñas habitaciones cerradas para no salir y perderse por el pueblo. Tener tanta libertad como en aquella casa con patio exterior era... como una película para ella—. Y eso es todo —finalizaron sobre el pequeño puente sobre el riachuelo artificial que Vegetta había montado en la isla flotante. Akira se sentó y se quitó los zapatos, metiendo los pies en el agua. Nieves la miró curiosa e hizo lo mismo que ella, quitándose las botas y las calcetas. Al sentir el frío sonrió un poco; le traía recuerdos—. Puedes ir por todos los lugares que te enseñé, pero no podemos salir de la zona limitada por la muralla. Es peligroso —le explicó la chica, apartando un mechón de su cabello y colocándolo tras su oreja con elegancia. Acomodó su suave vestido blanco para no mojarlo, y continuó—. ¿Te gusta? —Nieves asintió sonriendo, moviendo sus pies de delante hacia atrás en el agua, jugando.