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Después del partido se marchó la familia entera a pasar el rato juntos a la casa de los Hernández con la excusa de celebrar la victoria del equipo de Raoul.

Los dos chicos suben a la habitación del moreno mientras que el resto se queda en el salón, como siempre. Les encanta estar con su familia pero cada vez que tienen oportunidad, aprovechan para quedarse un rato solos.

- No te vuelvas a afeitar, así ya no parece que me esté liando con el Agoney del instituto.- Dice Raoul acariciando su barba tras separarse de sus labios después de un suave beso.

- Ya no pincha ¿No?

- No, ahora hace cosquillas.- Agoney le rodea el cuerpo con los brazos, acercando sus cuerpos lo máximo posible y restriega su mejilla contra la de su amigo con la finalidad de hacerle cosquillas.- Me gustas con barba.

- Vaya, ¿Entonces sin barba no te gusto?- Separa sus rostros para poder mirarse cara a cara y pone un puchero con los labios.

- A mí me gustas siempre, solo digo que la barba te hace más atractivo porque guapo ya eres.- Se explica poniendo cada una de sus manos a un lado del rostro del canario y acariciando con los pulgares.

- Qué bonito eres.- Dice invadido por la ternura y un poco avergonzado al no acostumbrarse a las palabras tan bonitas que Raoul le dedica cada vez más frecuentemente. Estruja al rubio entre sus brazos y alcanza su frente para dejar un beso.

Raoul, cansado y con poca energía debido al partido, pide a su amigo tumbarse juntos en la cama para descansar un poco y de paso darse mimos.

Se tumban de lado mirando en dirección al contrario. Raoul se abraza a Agoney mientras este le acaricia el pelo, la cara y el cuello. Se relaja tanto que está a punto de dormirse cuando el moreno habla en voz baja.

- Tengo que hablar contigo de algo.

- Dime.

- Glenda sabe lo nuestro.

- ¿Cómo?- Abre los ojos que tenía cerrados desde hace un rato para disfrutar de las caricias del canario.

- Unas amigas suyas nos vieron en el centro comercial y se lo contaron a mi hermana, después ella habló conmigo.- Agoney observa la expresión del catalán mientras piensa.- Se lo tomó muy bien y dijo que hacemos buena pareja.- Sigue sin contestar.- ¿Estás bien?

- Sí, solo me ha sorprendido.- Rueda sobre la cama y se coloca boca arriba.- Estaba pensando que me encantaría contarlo.- Agoney sonríe tras esa confesión.- Creía que me costaría más querer dejar de esconderme y hacer público quién soy y lo que siento pero he descubierto que no, que tengo muchas ganas y me siento poderoso. Sobre todo después de la patada en la boca de hoy a los imbéciles del equipo, me sentí muy satisfecho conmigo mismo y me gusta esa sensación.

Agoney puede jurar que se le escapa el orgullo que siente por todos los poros de su piel. Cuando Raoul termina de hablar y gira la cabeza para volver a conectar sus miradas con una sonrisa, se acerca hasta juntar las puntas de sus narices.

- Necesito que repitas la comida de boca que me hiciste esta tarde.- Pide de una forma tan intensa y con una voz tan seductora que Raoul piensa que no sale vivo de allí.

- ¿Te gustó?- Consigue decir tras unos segundos en silencio en el que no son capaces de despegar la mirada de los labios contrarios.

- Si te digo la verdad me pusiste muy cachondo.

- Espero que tanto como tú a mí ahora.

Y sus labios se juntan rápidamente en un beso similar al de esa tarde. Se besan como pocas veces lo han hecho, más rápido y lujurioso, pero no son capaces de dejar de lado el amor que se tienen, que está siempre presente en sus besos y en todo lo que tenga que ver el uno con el otro.

¿Novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora