PROLOGUE

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Decir que había sido fácil el irse sin mirar atrás sería una verdadera mentira.

Lo único bueno que le había pasado en el tiempo que llevaba sin contacto con nadie del equipo y de su familia, era que su corazón había sábado heridas. Pero hasta ella misma sabía que había otras que ni el tiempo curaría.

Después de lo que había pasado con el que pudo ser el gran amor de su vida, Andra decidió intentar una nueva vida. Lejos de los Vengadores (o lo que quedaba de ellos), lejos de su familia y lejos de todo lo relacionado a su vida anterior.

Dejó Nueva York y se mudó a Europa. Decidió que Inglaterra podría ser su nuevo hogar, lejos de toda cotidianidad. Lejos de cada cara que ella recordaba con amor y dolor. Así que en Londres, gracias a su inteligencia, pudo obtener una beca en Oxford, dónde estudiaba física. Ella, como su papá, era amante de la ciencia. Era de familia.

Y ahí estaba, en el campus de la universidad más antigua de Inglaterra, con unas semanas de por medio para graduarse. Estaba tomando notas de un gran libro y las anotaba en una libreta. El viento soplaba y el día avanzaba con lentitud y pereza. Ese día en especial Andra sintió algo que no había sentido en un tiempo.

Algo en su interior se había removido. Cómo si fuera un aviso, un mal presagio. Ella sólo sabía que era la piedra dentro de ella y que algo pasaba. Decidió que una vez que fuera a su apartamento, llamaría a su papá para preguntar si todo andaba bien. Aunque él mismo le había dicho que todo estaba excelente, él y la señorita Potts estaban por casarse y Andra solo esperaba la invitación.

Cerró su libro y su libreta y guardó ambas en su bolsa. Se puso de pie y quitándose el polvo de la falda se dirigió a la salida de la universidad. Una vez en su auto condujo hasta su apartamento. Mientras, podía llamar a su papá.

-Friday- llamó a la inteligencia artificial. Oyó un pitido.

-¿Si, señorita Stark?

-Llama a mi padre, por favor.-pidió la chica.

-Llamando a Señor Tony Stark.

Lo curioso fue que su papá no respondió. Ella suspiró, tampoco era tan temprano en América, bien podía responder. Además, su papá tampoco era fanático de dormir.

Suspiró, lo intentó un par de veces más hayas que llegó a su apartamento. Pero nunca respondió. Ella entonces supuso que podía esperar un poco, y más tarde lo volvería a intentar.

Entro y subió las escaleras. Mientras, la sensación la volvió a invadir. Algo pasaba. Ella jadeó cuado llegó a su puerta y notó que no estaba cerrada. Andra siempre dejaba la puerta cerrada.

Hizo otra cosa que tampoco había hecho en un tiempo. Iba a usar su poder contra quién fuera estuviera dentro de su casa. Abrió la puerta y recordando todo entrenamiento con Natasha, entró con sigilo.

La cocina que era lo más próximo a ella estaba cerrada, pero Andra no creía que hubiera alguien ahí. Ella con todo el silencio que pudo hacer se quitó los zapatos y los dejó en el piso. Ya solo con calcetas se dispuso a dar un recorrido a su apartamento, aún en posición de defensa, por si acaso.

Atravesó el pasillo angosto y giró a la sala que estaba a su izquierda. Escuchó un paso pero no se volteó. Hizo su mano un puño y concentró toda su energía en esa parte de su cuerpo.

El sentir el poder fluyendo se sentía tan bien. No lo había utilizado en tanto tiempo que la sensación le encantó.

Se volteó rápidamente y en un movimiento desarmó a la persona que estaba frente a ella. Una mujer rubia le regresó la mirada, divertida.

𝑰𝑵𝑭𝑰𝑵𝑰𝑻𝒀 𝑾𝑨𝑹 ✓ 𝑷𝑰𝑬𝑻𝑹𝑶 𝑴𝑨𝑿𝑰𝑴𝑶𝑭𝑭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora