CAPITULO 5

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Estoy a punto de llegar a la entrada de mi edificio cuando veo a Matías el mejor amigo de mi hermano llorando desconsoladamente mientras un paramédico intenta consolarlo. Me acerco a él con un nudo en la garganta y un dolor en el pecho inexplicable, le pregunto qué pasó y por qué llora, intento que me diga que le pasó a Lucas porque ahora sé que es él, es un presentimiento, diría que casi una certeza.

Matías sigue llorando sin parar mientras yo sigo insistiendo, el paramédico intenta apartarme diciendo que me calme porque al parecer estoy gritando y no me doy cuenta que estoy agarrando a Matías por el cuello de su camiseta. Cuando soy consciente de lo que está sucediendo corro hacia la puerta de entrada pero un par de policías me detienen. Les digo que el que está adentro es mi hermano que necesito pasar pero aun así no me dejan, grito y lloro con todas las fuerzas que hay en mi intento pasar una y otra vez. En un momento siento la mano de alguien sobre mi hombro, giro y me encuentro con el rostro lloroso de mi madre, jamás la había visto así y eso me da un indicio que algo grave pasó.

Por los siguientes minutos, no sé cuántos en realidad porque veo pasar todo este momento en cámara lenta, nadie me dice nada, me tienen en una ambulancia tratando de tranquilizarme junto con Matías, mis padres son los únicos a los que le han dado acceso a nuestro departamento. En el momento que ya nos encontramos más tranquilos nos dejan bajar de la ambulancia, en ese preciso instante me doy cuenta que todos los vecinos están en la acera viendo lo ocurrido.

Camino hacia la entrada una vez más, pero esta vez estoy tranquila y avergonzada ya que todas las miradas están sobre mí. No intento acceder al edificio pero si me quedo observando lo que sucede a través del vidrio de la puerta, mi madre está sentada sobre el sillón frente a la cabina de Roberto, el portero del edificio, está con los brazos sobre las rodillas cubriéndose la cara con las manos, mi padre se encuentra en cuclillas frente a ella, sé que le está hablando sobre algo porque veo que su boca se mueve, pero no puedo descifrar lo que está diciendo. Para esto, mi pecho duele y mi garganta contiene un nudo mucho más grande que al inicio.

De repente veo como bajan unos hombres con una camilla cubierta por lo que parece un plástico negro, ese maldito signo de que la persona que yace bajo ella ha abandonado esta vida. Es en ese instante exacto en el que me rompí, yo abandone la vida junto con Lucas cuando vi la silueta de su cuerpo en esa camilla.

Estaba sola más sola que nunca, mis padres se abrazaban y lloraban, y yo, yo había quedado sola, era el espectáculo de las personas curiosas que se habían acercado y realizaban un perfecto circulo a mi alrededor.

Lloré como nunca antes lo había hecho, no sé de donde saque fuerzas para escapar de las manos de los paramédicos que seguían a mi lado, corrí al lado de mi hermano y me recosté sobre su cuerpo sin vida. Rezaba, rogaba, pedía que todo esto fuera una pesadilla, ya quería despertar, porque esto no podía estar sucediendo, me decía a mí misma que seguramente me había quedado dormida en aquel tren. Por mi mente pasaban toda clase de secuencias, mientras lloraba cada vez más y le rogaba, le pedía a mi hermano que despertará, los policías e investigadores que habían llegado intentaban separarme de él pero no lo lograban.

Miré hacia los costados y estaban mis padres, era la primera vez que veía a papá con lágrimas en los ojos, me hizo una seña para que vaya a su lado y me abrazo como nunca antes lo había hecho. Me desarme en mil pedazos, no podía parar de llorar, sentía que ya no podía respirar y que me faltaba el aire, vi todo nublado y más oscuro, mis piernas se debilitaron y me deje caer sobre el sucio y frio suelo de la acera.

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Desperté en un hospital, lo intuí por esas tradicionales paredes bancas a mi alrededor. Me sentía cansada, derrotada. Miré hacia un costado y estaba nana sentada sobre una silla azul de plástico, su cabeza reposaba sobre el marco de la ventana. Estaba durmiendo, no quería despertarla pero necesito irme de este lugar, tengo que estar con mi hermano.

-Nana... Nana... Nana- Mi voz salió apenas audible, seguramente me quede sin voz por todo lo que grite, aun así logró escucharme y despertó.

-Mi niña hermosa, por fin despertaste- Se acomodó a mi lado mientras me fundió en uno de sus confortables abrazos.

-Nana ¿Qué pasó?

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Hola!!! Bueno realmente no se si hay alguien leyendo esta historia pero esta parte fue muy dificil de escribir necesitaba que comprendieran el dolor y la situacion que Alana esta viviendo.

Comenten que les pareció y si esperan el próximo capitulo.

Recuerden actualización este próximo domingo.

BESOS AMORDEMIODIO.







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