Un baile One shot

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Esto no estaba planeado  así que me disculpo si no quedo bien.
Meramente romántico

☆.☆.☆.☆

-¿Seguro que no quiere ir?- Naranja

-Totalmente seguro- Verde

-¿Ya le preguntaron?- Azul

-¿Quieren que yo le pregunte?- Rosa

-Estará bien, vamos- se oyó la voz del joven de playera blanca y el resto del grupo asintió. Optaron por emprender su marcha, a divertirse, a relajarse, no todos los días podían salir de casa con la tranquilidad que tenían ahora. Es decir, un día libre, estaban jóvenes podían salir y divertirse.

Sin embargo, a cada paso que daban, a cada metro que se alejaban, platicaba y sonreían con bromas sutiles entre ellos, el más alto se todos se detuvo. Apenas tenía una mano en su pantalón negro, se detuvo de repente y volvió la vista atrás, habían dejado a uno más en casa, el dijo que no quería salir y Bruno Bucciarati respetaba su respuesta, la de todos, pero no quería dejarle solo.

-¿Bucciarati?- reaccionó el de siete azul, haciéndole reaccionar para que volviera  a verlo, el trío se había adelantado y el dúo que quedó atrás se volvió a sonreír. El castaño de chaqueta azul asintió, y el de playera blanca hizo un gesto con la mano en señal de despedida.

-Cuídalos-

-Como tu órdenes- se despidió y corrió que alcanzar al resto, dejando al mayor volver a la casa, a paso lento y tranquilo, pensando que excusa le diría, cuando llegara de sorpresa con el.



Respiro tranquilidad, a pesar de la soledad. Camino por toda la casa, en compañía del silencio y sus cálculos en tiempo, fueron los correctos. Tocaron a la puerta, la comida fue entregada y el camino al comedor para dejar la bandeja, antes de ir a la cocina, fue directo a la sala, para hurtar un disco. Algo que pudiera disfrutar solo y sin ser juzgado, por supuesto, no iba a haber nadie que fuese a juzgarlo, tan pronto coloco el vinilo en el tocadiscos y sonrio.

Algo muy clásico, demasiado clásico, un éxito de película ¿quizá? No lo recordaba pero era lo de menos, con la música clásica, aquella que podías escuchar al interior de un bar  donde solo hay un pequeño escenario, tan pequeño que irónicamente cabían muchos músicos y una hermosa cantante, deleitando con su bellísima voz, canciones de romance, coqueteo y amor. Y no solo una mujer, incluso un hombre podía cantar, si, cantar como el.

Saxofón, algo de piano y otros instrumentos más. Leone Abbacchio camino de vuelta a la cocina, justo a la alacena para poder dejar oír a Louis Armstrong por toda la casa.

Agarro una botella, vino y una copa a la misma vez que la puerta de la casa era abierta. Cruzo a paso lento, y trato de asimilar lo que pasaba, esa música. Se parecía a la que Mista escuchaba pero esta vez, cantaba un hombre…

Hold me close and hold me fast
The magic spell you cast

-¿Eh?- apenas soltó un susurro callo. Cerro la puerta y camino al interior, pues mientras más se adentraba, más le oía.

When you kiss me, Heaven sighs
And though I close my eyes

-¿Abbacchio?- hablo en recién llegado, y le descubrió parado al lado de la mesa

I see … ¿Bucciarati?- hablo atontado y solo fue rápidamente a la sala a detener la canción. El joven le tomo por sorpresa y apago el sonido, dejando al recién llegado de pie. Sin embargo, ya lo había atrapado, no podía fingir que no pasaba nada y con unas canciones más atrás, prefirió dejar a una mujer cantar acompañada con melodía de jazz

-Parece que te divertías- hablo el pelinegro, viendo al alto volver hacia el.

-Algo así- contesto tranquilo, y saco el empaque de comida de la bolsa -Pensé que estarías con los demás-

-Deje a Mista a cargo- le respondió el pelinegro, viendo al mayor preparar la cena a la vez que el con tranquilidad y confianza tomo la botella de vino. Llamo la atención del platinado, con quien cruzo la vista, de pie a un lado de la mesa.

Hicieron contacto el uno con el otro, no apartaron la vista y con una agilidad ciega, Bucciarati abrió la botella, a la vez que Abbacchio entregó la copa. Aquella acción fue hecha con suma sincronía, se habían leído la mente el uno al otro. Que tras servir Bucciarati, acercó la copa a su rostro, olfateando la bebida que había en ella y dándole una sonrisa al contrario.

-No quería dejarte solo- hablo el pelinegro y extendió su copa al mayor, sin titubeo Abbacchio la acepto.

-¿Bruno?-

-Disfrútala- interrumpió el de playera blanca, y solo observó como el contrario hizo caso, rompió la vista entre ambos y se deleitó con la bebida que habían servido.

Delicia.

-¿Tienes hambre?-

-¿No es para ti?-

-Puedo compartir- le contesto, extendiendo su mano a una silla, haciendo al pelinegro sonreír. Ambos eran risueños, quizás tímidos o algo muy diferente cuando estaban uno junto al otro, solos los dos. Y ambos lo disfrutaban.

-¿Leone a donde vas reacciono Bruno, al notar que el alto no tomo asiento. Fue a la cocina y trajo consigo una copa más, junto con tenedor y cubierto.

-Son para ti- le hablo Leone, tan pronto se sentó a un lado de la mesa con el. Para tener una cena ligera, sencilla, pequeña. Ambos jóvenes sentados uno al lado del otro que de pronto hablaron de cosas sin sentido, cosas que chicos de su edad pudiesen  hablar.

Leone hacia reír a Bruno, Bruno intentaba que Leone se riera sin éxito alguno, pues el vino le había jugado una mala jugada y lo había vuelto más risueño a el, demasiado risueño que el simple hecho de verse el uno al otro, le hacía reír.

-¿Estas bien?- pregunto con la sonrisa Leone, Bruno asintió con una mano a la boca, tenía que controlar aquella emoción. Pues en su mente, Leone estaba Colorado, aunque podía apostar que el lo estaría más que el.

Pero no importaba, habían contado un tonto chiste, una vieja anécdota y Bruno no podía evitar reír.

-Ya, ya- respiro profundo el pelinegro -Estoy bien- anuncio, tomando la copa para darle otro sorbo, mientras el contrario solo mantenía su sonrisa sutil. Honestamente pocas veces veía a Bruno reír así, el siempre tenía un perfil serio, sereno y muy reservado, pero ahora que le veía así.

Se veía su verdadero ser. El ser que le gustaba a él.

La canción volvió a cambiar, se oyó un aparente piano, quizás una tuba pero resonaba más un saxofón. Leone se levantó de su asiento, y le extendió su mano al pelinegro, quien le vio algo confundido ante tal acto.

-¿Bailarías conmigo?- pregunto de sorpresa bel mayor, y Bruno quedo confundido por un momento. Apenas trago saliva, pensó, dudo en corresponder aquel gesto. Es decir, jamás habían bailado los dos.

No, todo era culpa del vino

-¿Bruno, aceptas este baile conmigo repitió Leone, quien con efecto domino, el pelinegro le tomo la mano, se puso de pie en un sutil salto y ambos se pararon frente a frente entre la sala y comedor, en un espacio donde pudiesen estar los dos.

Así, con titubeo le corresponde, le toma de la mano, se levantan en medio del comedor o la sala.

-Tu serás mi pareja- le murmuró el alto, poniendo la mano de Bruno a su hombro, y la otra a su palma, entrelazando sus manos. Mientras Leone le sujeto de la cintura con delicadeza y poco a poco con el sonido del saxofón de fondo, cruzaron la mirada el uno con el otro. Provocando que lentamente balancearán su cuerpo con una pequeña sincronía, de un lado a otro sin moverse de aquel lugar, hasta que Bruno dio el primer paso por inercia, logrando crear un baile lento los dos.

Bruno bajo la vista un instante, apenas intento reír un poco, al notar que paso a paso, estaban bailando lento y sutil. El pelinegro sintió un apretón a su mano, llamando su atención para volverse a mirar el uno al otro estando tan cerca los dos. En cada paso, se sentía el corazón acelerado, el sonrojo en el rostro, y el amor en el aire.

Pues se oía una hermosa melodía, que se interrumpió con una voz. La vie en rose

_Hold me close and hold me fast, The magic spell you cast, this is la vie en rose_

Con cuidado y sutileza, Leone le soltó de la cintura, dando un paso atrás, alzando la mano entrelazada,  por encima de la cabeza del pelinegro, haciendo que diera una vuelta lenta, para después, volver a su abrazo.

When you press me to your heart
And in a world apart
A world where roses bloom

Cantó el alto de sorpresa, con su tono grave y tranquilo. Bruno apenas conectó su mirada con la de el, y escucho las palabras, la canción salir de sus labios. Que el pelinegro sentía desvanecerse ante semejante gesto, Leone Abbacchio cantando romántico para el, en el interior de la casa, con la melodía suave y solo su compañía.

Jamás creyó que alguien le cantaría.

Bruno sintió sus ojos humedecer, ni siquiera fue capaz de poner atención a lo demás, si, conocía la canción. Y si no, la buscaría para confirmar lo que le decía. Que le cantaba cosas hermosas, por lo que parpadeo. Bruno parpadeo una y otra vez para no llorar mientras el joven de joven ámbar detuvo su canto, dejó al cantante continuar, para ver al pelinegro sonrojar más y mas.

En segundos, Leone había enamorado más, que apenas tomo la mano entrelazada, besando el dorso de esta. Bruno solo reaccionó, con el gesto y el sonido del saxofón, para abrazar al mayor, sentir un beso más a su pelo, disfrutar aquellas últimas notas y sonreír.

También se había delatado, entre ambos no podían ocultarlo. Lo que había entre ello, los sentimientos que tenían el uno por el otro, eran tan fuertes, tan verdaderos. Estaban profundamente enamorados.

Ninguno iba negarlo.

-Ti amo Leone Abbacchio- sellaron las palabras, el baile y la canción, con un beso tan lento y apasionado. Entre cerraron los ojos, habían levantado un rostro al otro, apenas se tocaron la mejilla ambos jóvenes poco a poco, terminaron aquella romántica escena con un beso tan sincero.

Que al verse el uno al otro, sonrieron para ir a un lugar, donde nadie molestase.

-Ti amo, Bruno Bucciarati-

☆.☆.☆☆
Como siempre su servidor,
No le salen los finales.
Pero los créditos de tan pequeña y posiblemente melosa, escena son de tres señoritas.
Que cruzare los dedos (por si lo leen)
Que les guste un poquito(?!?)

Un baile (os BruAbba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora