Era tarde. Hacía ratos que las farolas de la calle se habían apagado. Sin embargo, mis ojos permanecían abiertos. En mis manos, tenía el papel de los números de Louis y Mery, arrugado por el contacto. Mi cabeza, confusa, intentaba llegar a alguna acción clara. Me levantaba, me volvía a tumbar, marcaba temblorosamente los números, y luego rápidamente los borraba. No sabía que hacer. Por un lado, me encantaba la nueva sensación de tener algo parecido a amigos, pero no quería ser pesada ni presionar, sin contar que eran casi las cinco de la mañana. Al final, decidí guardar los números en el móvil, solo por si acaso.
Poco después, sonó el despertador. Fui al armario y agarre un jersey de lana azul oscuro y unos vaqueros claros, nada del otro mundo. Cuando estuve lista, abrí la puerta de mi habitación con intención de ir al comedor, pero algo me impedía el paso. Mandy. Iba a decir algo, pero de repente, y sin poder hacer nada para detenerla, derramó todo su vaso de café ardiendo sobre el jersey que me acababa de poner.
-Oops-masculló con una sonrisa torcida- se me ha caído.
"No, si eso ya lo veo" pensé.
Su grupo de lame culos no tardó en salir y gritar "NOVATADA" pero yo sabía, gracias a la mirada perversa de Mandy que esto no era una simple novatada.
Cerré la puerta con fuerza. Tiré del jersey hacia afuera y me acerqué al espejo. Tenía profundas manchas rojas por el pecho y la tripa. Me ardían. Lavé como pude el jersey y mi piel intentando calmar las quemaduras, con fracaso. Viendo que iba a llegar tarde, agarré un jersey limpio y corrí hacia clase con el estómago vacío.
Tuve suerte y el profesor no había llegado cuando me senté exhausta en mi silla. Louis se giró desde la segunda fila y me enseñó su sonrisa llena de vida, pero mi piel escocía y el hambre que tenía era grande.
Mandy llegó poco después, riéndose de mi al ver mi jersey limpio y las manchas rojas que sobresalían por el cuello de este.
Al acabar la clase, vi en el fondo del pasillo a Louis y Mery hablando tranquilamente, pero para cuando quise irme de ahí, ellos ya me habían visto y se acercaban a hablar conmigo.
-¿Qué tal estás Emma?-preguntó Louis sonriendo de nuevo.
Asentí.
-¿Qué es eso que llevas en el cuello?.preguntó Mery, acercándose más para poder verlo mejor.
Mierda. Las habían visto. Noté como mis piernas empezaban a temblar.
Louis borró su sonrisa y me miró.
-¿Eso lo ha hecho ella?-dijo.
Hubo unos minutos donde mi mente intentaba ponerse de acuerdo. Louis tomó el silencio como respuesta.
-La mato, enserio. Mira Emma...-empezó a caminar nervioso a nuestro alrededor mientras Mery suspiraba furiosa. Iba a continuar cuando agarré su brazo, y lo miré.
-Por-por-fa vor...n-no.-Mascullé y los ojos de Louis se suavizaron.
Antes de que pudiera decir algo más o que intentaran pararme, corrí hacia la siguiente clase y me senté en el sitio más alejado que pude, notando fuertes palpitaciones en mi pecho y un miedo convertido en sudor que corría por mi frente. Sin embargo, temblaba de frío y mis fieles amigas las lágrimas estaban por llegar. La idea de que Louis le dijera algo a Mandy me paraba el corazón a la vez que hacía que cada vez me gustara más. Espera...¿Me gustaba?
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Capítulo corto, a ver si puedo ir subiendo estas navidades.