Septiembre

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Después de un largo verano, todo tiene que volver a la normalidad. Sara debe coger un autobús y trasladarse a otro pueblo. Su pueblo es pequeño, y después del instituto no hay más niveles de estudio. Quizás no está tan mal, no le gusta mucho su lugar, todos son egocéntricos, amigos de todos y de ninguno. Sara no es así, y nada le viene mejor que cambiar de aires.

Mochila nueva, se levanta un poco antes de lo habitual, debe ir decente, es el primer día, quiere causar buena impresión.

"Todo va a ir bien" se repite mientras baja una y otra calle. Está nerviosa, no quiere admitirlo, pero es evidente. No es de tener muchos amigos, aunque intenta socializar.

Llega al autobús, frío, se siente extraña, aunque a la vez ilusionada. En verano ya había visto varias fotos de algunos de sus compañeros.

Además estudia ciencias al igual que su mejor amiga, Virginia, alguien muy sociable, a la que no le importa nada con la condición de que nunca le falles, por todo ello está algo más tranquila. Se baja del autobús, un edificio grande le espera, unas escaleras y listo.

- ¿Oye, vamos a buscar la clase, no? - dice Virginia. La coge del brazo, salen corriendo y por fin llegan al aula. El autobús ha llegado demasiado pronto, está cerrada.

- Estoy algo preocupada, no conocemos a nadie.

- Por dios Sara, todo va a salir bien, además hay gente del pueblo.

- Ya, pero no sé, sabes como soy.

Justo ese momento, ven al final del pasillo un chico atractivo, que ellas ya habían buscado en fotos. Incluso era más guapo en realidad. 

- Sara, mira eso. Dios mio, es perfecto, ¿no crees?

- Si ni siquiera lo conocemos, además tiene pinta de chulo.

- No, míralo tiene cara de simpático.

- Virginia si sigues hablando así de él, te enamorarás antes de conocerlo.

De repente, llega el director, abre la puerta y todos entramos en clase. Lo único que se pasaba por la cabeza de Sara era: "quiero irme ya a casa".

Una presentación tras otra, Virginia indiferente, hasta que se levanta Óscar.

- Sara mira que nombre tiene, me encanta.

- Virginia nos van a regañar para.

- Solo necesito su teléfono y listo.

Sara la mira de reojo, y niega con la cabeza.

Un profesor, y otro, bueno parecían majos. 

Por fin, acaba el día, aun no sé como Virginia no se ha adelantado a pedirle el número. La admiro, ojalá yo pudiera ser tan directa.

Un grupo de clase, todos parecían ya amigos, ¿Acaso no piensan conocerse antes?


¿Que sería de la vida sin amor?Where stories live. Discover now