♡ｲひ ﾘ ﾘの °『𝒦𝒶𝑔𝒶𝒦𝓊𝓇𝑜.』♡

♡ ﾌひ刀ｲの ﾑ ｲﾉ. ♡

Parte única.

Kuroko Tetsuya se siente dichoso y no duda en hacérselo saber a su pequeño universo.

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Tuve en muchas oportunidades la sensación de querer salir corriendo, de desaparecer.

Provocaba una mala sensación de no pertenecer a ningún lado, de ser ignorado y sin tener una razón de ser.

No tenía a nadie que me viera con ojos de agrado o desagrado. Nunca había quién se fijara en mí más de unos minutos o fuera de lo necesario.

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Entonces encontró a alguien que lo ayudaría a cumplir sus metas y sin saberlo a arreglar su vida minimalista.

Una día llegó un pelirrojo y se sintió sofocado por sus sonrisas y por la forma peculiar de sus cejas.

Un día una nariz perfilada y unos ojos agresivos lo arrollaron hasta fantasear con ellos cada noche.

Una actitud positiva y energética lo hizo esperar cada día con más emoción que el anterior.

Un día su corazón latio con tanta fuerza que sintió que se estaba quemando por dentro.

Entonces el básquet no era su única actividad favorita, lo era ver comer a una persona grandes cantidades de hamburguesas o cualquier comida.

Lo era su actitud preocupada por cada ser a su alrededor y no se sintió como una sombra ¡Eso era inaudito! Cada día era como si bajara por un tobogán de emociones nuevas y desconcertantes.

Y cada noche explotaba en él, haciéndolo ser quien nunca había sido y se sintió estúpido por levantarse de la cama para verse en el espejo con un sonrojo.

Para ver lágrimas corriendo por sus cachetes, desbordando emociones; amor.

Los días no eran los más extraños, dejando de lado la sensación de estar flotando en una nube o como si volará alrededor de una flor o del sol.

Tal vez lo eran las noches en las que el deseo podía con él y la autocomplaciencia lo hacía alusinar con una vida llena de Kagami, y de él. Una vida juntos, donde compartieran su camino por aquel tobogán de ilusiones.

Entonces un día explotó en él una fuerza que no sabía que tenía, nunca la había demostrado en el deporte que practicaba y no era para menos; acabo confesándose una noche en plena desesperación. Con un grito.

¡Con vulgar grito que asustó a las personas a su alrededor! Porque ni siquiera tomo la decencia de esperar a un lugar menos poblado.

Cómo en un callejón como un acosador o en la puerta de su casa como en las novelas románticas.

Pero tan repentina como fue la atención de las personas también se desapareció, la gente seguía su rumbo y no se quedaba paralizada como su cuerpo.

Su mente quedó en blanco y odió con cada fibra de su ser los celos.

Y tal vez a Alexandra Gracía.

Entonces Kagami pasmado en su estupor frunció el ceño de esa manera que se le antojaba sexy y tomo su mano para llevarlo a su apartamento.

Una noche Kuroko sintió en su cuerpo el calor de hacer el amor con la persona que le gustaba.

Un día se sintió querido y otro día se sintió dichoso.

Una noche se repitió ese acto de devoción entre ambos y entonces un día se casaron.

Ya no había noches que se parará frente al espejo para ver sus reacciones, ahora en cada momento especial que compartían ambos Taiga le decía lo hermoso que era, y Tetsuya le dedicaba todo se sí a él.

No como una sombra, no como un compañero de equipo o como una competencia para saberse más fuerte. Si no como su pareja, como su igual.

Entonces un día quedó embarazado y una noche tuvo el parto. Dolió y grito con tanta rabia como solo unas pocas veces había echo en su vida.

Criar gemelos no era fácil, tampoco lo era su vida juntos. Pero era divertido superar cada dificultad juntos, le recordaba cuánto amor había para dar y recibir en un mundo donde solo su pequeño universo se centraba en él, su esposo e hijos.

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