I.

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Luhan no sabía que al pedir ir al parque de atracciones con sus padres en una tarde de sábado, acabarían envueltos en un accidente de tráfico. El pequeño niño no sabía que el accidente involucraría a un camión y el pequeño coche de su familia. Tampoco podía saber que el accidente acabaría destrozándole la columna, imposibilitándole volver a moverse.

Luhan no tenía forma de saber que sus padres morirían.

El pequeño chino apenas tenía 10 años cuando, en aquella tarde calurosa de sábado, insistió a sus padres para que lo llevaran hasta el nuevo parque de atracciones del centro de la ciudad en donde vivían. Aún no habían llegado a su destino cuando el conductor de un camión de carga perdió el control del vehículo y aplastó el coche de la familia contra un edificio.

Los padres de Luhan murieron en el acto, pero el niño quedó aplastado entre los hierros durante tres horas hasta que el equipo de rescate consiguió sacarlo. Sobrevivió, pero después de numerosas cirugías, Luhan seguía sin moverse. Su columna había sufrido daños irreversibles y el pequeño se había quedado
tetrapléjico.

Nunca más saldría de la cama.

Ya habían pasado dos meses desde el accidente y Luhan permanecía en aquel hospital. Sus tíos iban a visitarle todos los días, ya que el niño iba a vivir con ellos en cuanto recibiese el alta, pero Luhan no tenía esperanzas de tener una vida feliz. No podía creer que sus padres hubiesen partido y que jamás los encontraría. No podía creer que nunca más caminaría o abrazaría a alguien.

Luhan estaba vivo, pero se sentía muerto por dentro. Hasta que rezó.

Claro que cuando rezó, durante una noche entera, jamás imaginó que sus plegarias serían realmente atendidas. Luhan había pedido que los Cielos le enviasen un ángel de la guarda. El único problema es que lo que le enviaron no era un ángel. Era un demonio.

○●○●○

— ¿Cómo? —preguntó el niño de forma débil, intentando levantar la cabeza lo máximo que podía para mirar la figura que tenía frente a
él.

— Soy un demonio —le dijo el hombre alto a Luhan, aproximándose cada vez más a su cama.

Lo que ocurrió fue que cuando el pequeño Luhan abrió sus ojos después de rezar, sintió que una ráfaga de viento extremadamente fuerte le alcanzaba el rostro y percibió que una figura masculina estaba de pie al lado de la ventana de su cuarto, en el hospital. Era un hombre alto, de apariencia extremadamente bella, con cabellos de color caramelo y un traje blanco, pero sus pies estaban descalzos.

El desconocido le sonrió al niño cuando lo vio y se presentó como un enviado del infierno.

— No eres un demonio —dijo Luhan con una sonrisa desconfiada.

— Lo soy, sí —respondió el otro levantando una ceja y parándose al lado de la cama—. Mi nombre es Oh Sehun, soy un demonio del Segundo Círculo del Infierno, conocido como el Valle de los Vientos.

— No y no —Luhan negó con la cabeza, sonriendo—. Eres un ángel. Recé pidiendo un ángel de la guarda y los Cielos te enviaron.

Sehun miró al niño y no pudo evitar sentir pena por él.

— No, niño. Soy un demonio y estoy a tu disposición para sellar un pacto —Luhan vio al hombre que tenía frente a él extendiendo el brazo para un apretón de manos, pero el niño no se movió. Él no se podía mover.

— Disculpa. Soy tetrapléjico, no voy a poder darte la mano.

Sehun casi se atraganta con la propia saliva y apartó la mano rápidamente, avergonzado. Cuando había recibido la misión de ir a la Tierra para tratar con un humano sobre un pacto, jamás se había imaginado que se trataría de un niño. Mucho menos de un niño
enfermo.

[#2] ꧁༆ (HUNHAN) ༆꧂ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora