Papá

Fuistes un gran hombre, siervo fiel al Señor y a su familia, jamás olvidaremos aquellos hermosos momentos por los cuales estuvimos, hubieron duros momentos, pero los que más están en mi mente, son los buenos momentos en el que te vi sonreir y la última vez que lo hicistes.

Un dolor tan grande está en mi corazón, lo único que te dije por última vez fue:
"Quiero que me veas cuando me gradúe".
Fueron esas últimas palabras que le dije.
Fue horrible verlo en la agonía por la que estaba pasando.

Gracias por forjar un carácter firme en mi vida, gracias por no tirar la toalla, gracias por seguir fuerte hasta el final, gracias por no rendirte en tu Fé en Dios, se que estás cara a cara con El, ese es el mayor anhelo de los hijos de Dios, ver al Padre Celestial.

Recuerdo perfectamente cuando me llevastes en los brazos a la escuela, me había torcido el pie, viniste en el esxpreso conmigo y me dejastes en el asiento.

Fuistes una persona en la cual jamás diste tu brazo a torcer, nunca te vi llorar en ningún momento, no vi en tu rostro que saliera ninguna sola lágrima y dije:
"Wow, es demasiado fuerte"

Esperaba que algún día me llevaras al altar el día de mi boda, el día que pudieras ver a tus nietos jugar y sonreír, se que el pasado que tu viviste no era para nada agradable.
El legado que tuviste, ahora es el nuestro.

Vi cuando te derrumbastes en el piso cuando te llevaban al hospital, no podías ponerte en pie. Trataron de cogerte y ponerte de nuevo en el asiento, tuvimos que pedir ayuda para levantarte, para que nos ayudaran a recogerte.

La última oración que hicimos por ti en el cual dijistes "Amén, gracias, gracias" ese amén sin fuerzas, sin ya aliento de vida.
Eras una hombre en el cual ayudaste a mucha gente, dando consejos, en tus palabras de aliento. Una persona recta en los caminos del Señor.

Papá, en tu cumpleaños, quería darte un regalo, una sorpresa, por tus SESENTA AÑOS DE EDAD, estuve contigo diesiseis años, gracias por armarme la fiesta de mis quince, ese día jamás en mi vida lo olvidaré, estaba agradecida contigo, mis quince fueron el mejor regalo que tuve.

Dios estuvo presente en cada detalle que preparaban, ese día en el colegio me sentía muy feliz, ya quería que sea la hora para poder ir a mi fiesta, a mis quince.

Es imposible creer lo que está pasando, papá, estoy agradecida por todos los valores que me has enseñado, los usaré bien en toda mi vida, hasta que Dios lo permita, la voluntad de Dios, es mi voluntad.

Un corazón dolido escribe aquellas palabras, aquellas palabras que salen de lo más profundo, del fondo de mi corazón.
Tus meditaciones me hacían reflexionar sobre como debería ser nuestra vida espiritual, nuestra vida íntima con el Señor.

Pastor, maestro, lider, consejero, siervo del Señor y más.
Ahora estás con el Señor, con el Dios, Omnisciente, Omnipotente, Omnipresente, es aquél Dios que nos libra de las dificultades, nos libra de todo ataque del enemigo.
Dios estuvo presente hasta el final y lo sigue estando, somos sus hijos y El nunca nos va a dejar.

Papá, mi Fe en Dios va estar siempre firme, no hice una promesa con hombre, hice una promesa con el Ser más grandioso de todo el universo, mi Dios, El Dios de Israel.

Unos días antes, antes de que estuvieras mal, cuando aparentemente te mejoras, le pedí a Dios que si la Voluntad de El era que tu estuvieras en un lugar mejor, le pedí que me diera paz y tranquilidad ya que no podría afrontar está situación por sí sola, le pedí ésto cuatro días antes de que sucediera aquella tragedia, aquél suceso.

Se que ésto no es un adiós, si no un hasta pronto, aquí sito nos vemos, esas fueron las palabras que dijistes cuando fuimos al último funeral, cuando tu distes unas palabras de aliento y consuelo a la familia de aquella persona que ya no estaba.

Ahora ya son dos días de tu pérdida, mamá estuvo mal, y toda la familia también, Joel, tu hermano, el se derramó en lágrimas cuando supo la noticia, sus palabras fueron:
Mi hermano, mi hermano".
Esas palabras con llanto y dolor.

Papá, te volveré a ver, pero en éste momento necesito seguir con la misión que Dios me encargó, hasta que El decida cuando me vaya, deseo verlo también, deseo estar con El, el día en el que esté en los cielos ya no serás mi papá si no mi hermano, allá no hay familia.

Ahora estás disfrutando de ese lugar maravilloso, que envidia, vaya que ese lugar lo quiero conocer, y lo conoceré, muy pronto lo conoceré.

No hemos podido darte un abrazo de despedida, ni un adiós, todo fue muy rápido, todo fue una luz, ya son tres días de tu ausencia, pero estamos seguros que te volveremos a ver algún día.

Hasta pronto, papá.