La vita è bella

C U A T R O

Eran las 12:30 PM cuando decidí que era hora de volver a casa, primero fui hasta donde un señor que vende helados y compre uno de chocolate, si, un cliché pero es mi sabor de helado favorito; saque mi teléfono de mi bolsillo y iba a entrar a wattpad para ver unas notificaciones, pero choque con alguien haciendo que todo mi helado se embarrara en la blusa de una chica pelirroja.

Me sonroje —Lo asiento mucho, no iba pendiente al camino, soy una tonta—Estoy nerviosa, joder eso me pasa por no fijarme.

—No pasa nada chica, yo tampoco iba muy pendiente al camino que se diga—, habló sin darle importancia.

— Arruine tu blusa y, por como se ve parece muy cara, enserio lo siento

—Ya te dije que no pasa nada puedo comprarme otra mejor.

—Pero es que me siento culpable, disculpas enserio.

—Te disculpo si dejas de pedir disculpas y,...–duro un momento pensando y al final dijo— si me acompañas a comprar otra blusa.

—Lo siento pero no puedo, además no puedes ir por ahí chocando con personas para cuando te pidan disculpas decir que lo disculparás si te acompañan a comprar una blusa, eso se ve muy feo—. Hable para después ver como ella rueda los ojos.

—Lo siento ¿si? Es que tu te vez muy buena onda y yo hace mucho no tengo una amiga leal—. Sonrió.

—Como puedes saber eso si no me conoces, puedo ser una asesina serial.

—No tienes cara de asesina serial, más bien tienes una cara de una persona muy buena onda que ha sufrido mucho.

En cuanto escuché lo último que dijo me enfurecí e intenté seguir mi camino, pero ella me agarro de la mano, intente soltarme de su agarre para seguir mi camino pero este se hizo más fuerte.

—Si dije algo que te ofendió lo lamento, pero solo ve conmigo a comprar la blusa y si no te caigo bien prometo no volver ha acercarme a ti si te veo en algún lado—. Suspire y asentí.

—Vale, sólo te digo nunca he tenido amigos y me gusta estar sola, así que no creo que me agrades.

Sonrió y brinco de alegría—. Verás como eso va a cambiar y te voy a caer bien y, seremos grandes amigas.

—Espero que no—dije en voz baja.

—¿Eh?

—Nada, vamos.

De camino al centro comercial no dejo de hablar, su nombre es Josie y tiene 19 años, un año menor que yo, tiene un hermano y una sobrina su padre murió el año anterior de cáncer; se lo detectaron muy tarde y, blah, blah, blah.

— ¿Tienes un maldito radio en la boca, que no se apaga nunca?–Ya me tenía cansada de tanto hablar.

—Lo siento, es que cuando alguien me cae bien hablo de más, aunque mayormente solo me pasa con mi familia; mi hermano dice que tengo que controlarme porque no a todo el mundo le agradará que hable tanto. ¡Ay, ya lo estoy haciendo nuevamente! Lo siento.

—Vale, trabaja en ello, nunca me ha gustado mucho el ruido—, y es cierto, siempre he sido una persona que no le gusta estar en lugares ruidoso, por eso no suelo ir a fiestas, disfruto más de un lugar tranquilo y solitario con un poco de música y un buen libro.

—Te prometo que lo haré, pero tú prométeme que vas a intentar que yo te caiga bien, porque tú si me caes súper bien.

—No tengo que prometer nada; porque después de que compres esa blusa no nos volveremos a ver.

—¿Por qué no? Enserio me caes bien y quisiera que fuésemos amigas.

—Mira, Josie, nunca he tenido amigos y me siento bien así, por lo que te aviso que si me sigues molestando con que quieres ser mi amiga no lo pensaré dos veces para irme de aquí—, hablé con mis ojos achicados intentando intimidarla.

—Vale no mencionaré más el tema, pero tienes que ir por un helado conmigo; para pagarte el que te derrame.

¡Joder! Qué está tipa no acepta un no por respuesta.

—Esta bien—. Rodé mis ojos intentando reprimir una sonrisa.

—¡¡Gracias!!—, dijo y empezó a celebrar.

Esta chica si que es rara.

Hoy intenté hacer el capítulo más alegre a mi parecer y, por primera vez no tengo nada que decir.

¿Saben cuál es su apodo? Bombones, porque aunque sean pocos los que leen la novela y más pocos los que votan y comentan; ustedes son muy dulces como el bombón.

Baiii, bombones.