Pasos apresurados de un lado a otro. Nerviosismo en el aire. Cordones mal atados en sus zapatos limpios, por lo cual tropezó al pisar uno de ellos, un tropiezo pequeño, que no le hizo caer al suelo.
— Joder, Luzu. Tranquilo, que vas a morir antes de siquiera poner un pie fuera de casa. —Raúl observaba a su pareja ir de un lado a otro buscando su corbata, mientras él se mantenía burlón sentado y bebiendo su café.
— ¡Te juro que la había dejado sobre el sillón!, ¡y ahora no está! —Estaba bastante paranoico… demasiado. Tanto que ni siquiera notó cuando Auron le empezó a seguir, y al darse vuelta, le tomó del cuello de su camisa, deslizando hacia adelante aquella prenda que llevaba más de diez minutos buscando y ya se había enredado al cuello casi desde el momento en el que empezó a vestirse. — Oh… —Soltó una risita nerviosa, mientras dejaba que su pareja le ayudara a atar bien su corbata.
— La verdad, te vi con ella desde el inicio. Pero me pareció bastante divertido verte cometiendo una “luzada”. —Le encantaba usar esa palabra que el castaño había inventado para cada vez que hacía una tontería, y aún más si le provocaba algo de fastidio.
Sonrió al ver el trabajo perfecto que había hecho, resolviendo el problema de Luzu en cuestión de un minuto. — Ahora ven a comer algo, que luego pensarán que no te estoy cuidando y que soy una terrible persona y pareja. —Le llevó de la mano hasta quedar sentados uno al lado del otro, como si fuera un niño que fuese a perderse en el centro comercial.
— ¿Y desde cuándo te ha importado lo que los demás digan o piensen de ti? — Luzu le dirigió una mirada incrédula mientras tomaba la caja de leche que estaba sobre la barra para añadirla a su café.
— Nunca me ha importado. Pero lo que sí me importa es la condición de mi descuidado novio. —Ahora era él quien le miraba con incredulidad. ¿En serio iba a cumplir casi un año de noviazgo con alguien que no lograba captar su sarcasmo…?
Pues todo parecía indicar que sí, y no podría estar más feliz e impaciente por la aproximación de la fecha.
A penas habían pasado casi tres meses desde que Luzu se mudó al departamento de Auron por insistencia del último, teniendo cerca el consultorio en el que laboraba casi a diario, algunos parques y un vecindario tranquilo y seguro, a diferencia de donde se había hospedado el castaño hasta hace poco. A decir verdad, era muy fácil convencer a Luzu de aceptar lo que le propone, y encima hacerle bromas como “hazme caso, yo sé de esto, que soy psicólogo” nunca pasaban de moda, y a Luzu le encantaban.
Terminaron rápido de tomar su desayuno, y se dirigieron al coche del mayor. Ambos estaban bastante ansiosos, pero la felicidad de Luzu se notaba aún más por la radiante sonrisa que llevaba. Estuvo esperando pacientemente en conseguir empleo, para por fin ayudar a su pareja con las necesidades de los dos. Auron le recomendó que, tras concluir sus estudios, no se agobiara y desesperara por conseguir el primer empleo que se le cruce, y que tampoco se sintiera como una molestia si no encontraba alguna buena oferta. Siempre estuvo dispuesto a esperar para que su niño encontrara un buen puesto, digno de sus habilidades y determinación. No había prisas por ponerle a trabajar, pues sabía de los problemas de ansiedad con los que vivió el chico años atrás.
Durante el viaje no hubo silencio en ningún momento. Conversaban sobre el clima, los árboles, lo que comerían al salir, de lo emocionados que estaban del primer año que cumpliría su relación, y qué ideas tenía cada uno para ése día tan especial que estaba a semanas de llegar.
Hace años Luzu jamás se habría imaginado que un día estaría anhelando que llegara un día en específico para festejar con su pareja, y mucho menos que tendría pareja. Se había cerrado tanto en su mundo que, realmente era todo un logro el haber salido de ése agujero negro lleno de pesimismo que le había atormentado por años. Incluso a veces sentía que no era merecedor de tanta felicidad, pero no iba a quejarse, porque por fin lo había conseguido. Ser feliz.
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ℂ 𝕠 𝕣 𝕣 𝕦 𝕡 𝕥 𝕖 𝕕 【Karmaland4】
General Fiction***Sin portada por falta de presupuesto y familia numerosa*** Luzu por fin sintió que podía disfrutar de la vida con la llegada de Auron. Después de haberse graduado juntos, a punto de llegar al primer año de su relación amorosa, y de conseguir un e...