—Bueno, hombre, ¿cómo has llegado a esto?
—Ya te he dicho que ha sido un accidente...
—¡Y vaya accidente! Sin duda, todo lo que tienes de adorable lo compensas siendo tan torpe.
La sonrisa de Jimin fue débil, prácticamente invisible, pero honesta. No sabía con exactitud qué sentir, había demasiado en su cabeza como para estar tranquilo. Sin embargo, Kim Taehyung siempre aparecía en los malos momentos. Y Jimin amaba su presencia casi tanto como lo amaba a él.
Cuando el alcohol ardió en su piel, fue inevitable liberar una mueca de dolor. Jimin le agradecía a Taehyung su preocupación, pero eso no restaba el ardor que sus cuidados provocaban.
—¿Prefieres hacerlo tú mismo? —Taehyung le ofreció una bolsa de hielo.
—Nah, está bien, no eres tan mal enfermero. —Sonriendo, Kim regresó su atención a las heridas en los nudillos y abdomen del mayor—. ¿Qué hay de tu sesión? Creí que estarías ocupado toda la tarde.
—Ajá..., pero me había olvidado un par de cosas, así que me disculpé con Seokjin y acordamos quedar de nuevo mañana. Parece que no tiene mucha prisa por las fotos. Es un modelo muy considerado. Oye, ¿podrías dejar de moverte? —Taehyung regañó a Jimin con una mirada fruncida, provocándole un puchero disconforme—. Si no soy tan mal enfermero, hazme el favor de estarte quietecito, ¿sí?
—¿Qué has olvidado? Tú siempre sales de casa preparado. —Jimin continuó moviéndose para disgusto de Taehyung, quien esperaba no estar haciéndole demasiado daño.
—Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿no? Y tampoco es como si existiera el chico perfecto. Obviamente, yo no lo soy. —Presionó suavemente el hielo contra el costado abdominal de Jimin, quien apretó los labios por unos segundos.
—En la universidad todos piensan que lo eres. Quizás lo seas. —Park se encogió de hombros.
—¿Debería de importarme lo que otros piensan de mí? —Jimin miró con sorpresa a su concentrado amigo—. Que la gente me tenga en un altar dice poco de mí, pero mucho de ellos. Sabes que no es bueno idealizar a alguien a quien no conoces. —Taehyung ignoró el posterior ceño molesto de Jimin.
—¿Vas a empezar de nuevo?
—No sé a qué te refieres.
Jimin apretó los dientes. ¿Por qué siempre llegaban a lo mismo?
—Ya, claro. Tú, convenientemente, tienes lagunas mentales.
—A ratos. ¿Te molesta? —Jimin deseó quitarle ese tono indiferente de una patada.
—¿Sabes qué? Déjalo, puedo curarme yo solo. —Le arrebató la bolsa de hielo y tomó un poco más de algodón con desinfectante—. Mejor llama a Seokjin y dile que podéis retomar vuestra sesión. No es necesario que te quedes aquí. —Taehyung se incorporó, cruzándose de brazos en silencio.
ESTÁS LEYENDO
𝐓𝐞𝐥𝐥 𝐲𝐨𝐮 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐦𝐞 | ᵛᵐⁱⁿ ✓
Historia CortaSolo tenían que dar el siguiente paso para amarse libremente.