Prólogo

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Era una mañana tranquila en el pueblo de Karmaland, los aldeanos se iban despertando poco a poco y la gran mayoría se dirigían a sus respectivos trabajos. Eran las ocho de la mañana y la puerta de la panadería se abrió haciendo sonar la campanilla característica del lugar. El panadero ya sabía quién era porque ese cliente iba todos los días a la misma hora a por lo mismo: una baguette y tres bollitos de pan integral.

- Buenos días Luzu, ¿que tal tu día? - preguntó el panadero de espaldas poniendo lo que ya sabía que iba a pedir el chico en una bolsa de papel. El chico de pelo marrón y ojos miel se acercó al mostrador, llevaba su típica sudadera negra y unos pantalones largos.

- Batante bien, parece ser un día tranquilo - dijo el chico, mientras el panadero le tendía la bolsa con el pan.

- Esperemos que así sea - respondió el panadero el cual estaba metiendo el dinero en la caja - Ten un buen día - dijo mientras le sonreía al chico.

- Usted también - el chico se despidió y salió de la panadería.

La verdad es que si era un día tranquilo, extremadamente tranquilo, era un hecho bastante extraño en el pueblo ya que a las ocho siempre había algún que otro monstruo por el pueblo pero esa mañana no. Luzu camino hacia su casa y entró en ella, se relajó en su cama mientras pensaba sobre el futuro pero la vibración de su móvil lo distrajo. Para su sorpresa no le llego ningún mensaje de ningún otro héroe, si no una noticia sobre la alcaldía de Karmaland. Al leer eso Luzu no se lo pensó dos veces y decidió que quería ser alcalde de Karmaland ara así romper un poco su rutina y mejorar el pueblo todo lo que pudiera. Se pasó toda la mañana informándose y haciendo carteles para colgarlos cuando se acercaran las elecciones.

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El chico se despertó por la lengua de su perro Ricardo, el cual no le paraba de lamer la cara.

- Déjame dormir - bufó el chico. La apariencia del chico era muy dulce, tenía los ojos marrones y el pelo algo rubio - ¿Qué hora es? - cogió su móvil y miró - ¡Madre mía las tres de la tarde, voy a llegar tarde y Vegetta me va a matar!- salió de su cama rápidamente y se puso una sudadera blanca y unos pantalones negros, cogió su máscara de oso y se la puso, se despidió de Ricardo y salió corriendo de su casa sin preocuparse de si había carrado bien la puerta.

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Estaban todos en el cartel de Karmaland menos Rubius que llegaba tarde, Vegetta se empezaba a impacientar, había asumido desde el que dijeron de reunirse que iba a llegar tarde pero no tenía pensado que llegara tan tarde. Al fondo se divisaba como el chico de la careta de oso corría hacia el grupo el cual estaba cansado de esperar.

- ¡RUBIUS, CÓMO SE TE OCURRE LLEGAR TAN TARDE! - grito Vegetta, sus ojos morados mostraban furia y sus puños estaban cerrados.

- Lo siento Vegetta, me quedé dormido - dijo el chico con la careta de oso mientras se rascaba la cabeza.

- ¡NUNCA LLEGAS A TIEMP- empezó a decir Vegetta pero alguien le interrumpió.

- Haber dejemos el tema y dinos por qué estamos aquí - dijo un albino de pelo blanco con una boina verde del mismo color que sus ojos.

- Pero Willy no es normal que llegue tarde - replicó el de ojos morados.

- En el sí que es normal - dijo un chico con tono burlón. La vestimenta de este chico era un poco rara, solo llevaba puesto un tanga azul y un casco de stormtrooper.

- Ya Alexby pe...- intentó decir Vegetta pero Alexby lo detuvo.

- Ya hablaremos sobre eso, ahora vamos a lo importante que por algo estamos aquí y no es porque Rubius llegue siempre tarde - dijo Alexby.

Pardise {Karmaland y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora