eternidad

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Fue como dormir, morir fue como quedarse dormido según Lee Minho, quien se encontraba en aquel cuarto blanco en donde no había nadie más que su alma, preguntándose si fue una mala persona como para terminar ahí, en un lugar donde no había más que blancas paredes, ningún otro color, ninguna salida y tampoco Hyunjin.

Hyunjin...

Después de sus casi 80 años, seguía recordando perfectamente aquel nombre que, inevitablemente, traía consigo todos los recuerdos de su inmenso amor. Lee no podía hablar de sus últimos años de vida, no porque no quisiera hacerlo, sino que eran pocas las memorias que tenía presentes debido al Alzheimer que, poco a poco, terminó por dejar un mínimo de datos sobre él y su historia. Al menos hasta ese momento.

Fue como un fuerte golpe en la nuca, uno que se repitió una y otra vez hasta provocar que llevase sus manos en un intento de protegerse del inmenso dolor. Un sinfín de momentos en chillantes colores aparecieron frente a él, como un viaje a lo ya vivido, la blanca habitación estaba llena de ellos y podía apreciar perfectamente cada una de las situaciones a lo largo de su vida. Sin embargo, todos y cada uno de los recuerdos que tenía con Hyunjin lo dejaron perplejo, deseando poder volver a uno y después brincar al otro con tal de sentirse así nuevamente, porque su pecho se había inflado como ya no recordaba, su corazón brincaba en cada sonrisa que Hyunjin le dedicaba a su yo del pasado. Incluso estaba sorprendido por la felicidad que irradiaba cuando tenía a Hyunjin consigo, no recordaba haberse sentido así de feliz en mucho tiempo.

Elevó la arrugada mano a la altura del mentón del menor, en un absurdo intento de sentirlo otra vez. Es inútil, se dijo en ese mismo momento cuando, resignado, llevó su mirada hasta una esquina de la habitación. Frunció el ceño.

No recordaba haber vivido todo aquello, pero ahí estaban, recuerdos intactos que dejaban ver la realidad de Lee Minho al menos en los últimos años de su vida. Podía distinguir el lugar, ¿cómo no hacerlo si, de pronto, todas las discusiones con su enfermera golpearon su mente? Era el asilo para ancianos donde se decidió que pasaría hasta sus últimos días. Pese a ser consciente de ese detalle y esforzarse por traer más recuerdos a su mente, no lograba decir el día exacto en el que se levantó llorando como un pequeño niño en busca de Hyunjin.

Entonces cayó en cuenta de la realidad, la escena se repetía una y otra vez porque solía hacerlo a diario, eso explicaba la cansada mirada de su enfermera día con día, y claro, también su enorme paciencia cada vez que el corto episodio pasaba y Minho terminaba por gritarle "Sal de mi habitación, niña!"

- No era precisamente como quería que vivieras la vida, hyung.

Una tierna pero fina voz llenó la habitación, provocando que el pálido casi perdiera el piso.

No dijo nada, permaneció en silencio por el simple hecho de no saber que decir, sonaba tan familiar, tan dulce, sonaba a Hyunjin. Entonces el corazón de Minho se detuvo y se preguntó si era posible morir dos veces.

- Minho hyung.

Lo llamó el misterioso chico que, al menos para Minho, no era tan misterioso por su incapacidad de responderle o girarse para verlo, seguía observando las escenas esparcidas por la habitación sin realmente prestarles atención.

La cercanía de alguien más se hizo presente a su lado, rozando sus hombros como si quisiera llamar su atención.

- Hyung, te he estado esperando por un largo tiempo. - dijo el susodicho mientras, lentamente, sujetaba la mano de Lee.

eutanasia, hyunho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora