venti.

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El pelinegro se encontraba durmiendo plácidamente en la camilla del cuarto que le habían asignado los doctores hace aproximadamente una hora atrás.

Unas horas antes, justo en el momento en el cual Jungkook despertó, comenzó a sentirse mareado y todo empezó a darle vueltas. Le hizo caso omiso a estos síntomas, pensó sería solamente por lo rápido que se levantó de su acogedora cama. Vaya sorpresa que se llevó al momento de ver sangre en el piso, sangre que provenía de su nariz. Fue corriendo al baño, mirándose a través del espejo y ahí pudo comprobar que definitivamente la sangre era suya. Echó la cabeza hacia atrás tratando de retenerla, pero nada ayudaba en ese momento. Tomó un poco de papel de baño y lo puso en los orificios de su nariz para evitar seguir ensuciando todo a su paso. Fue a la cocina para poder tomar las llaves de su coche y luego ir al hospital, pero se vió obligado a parar en el preciso momento en que sintió un fuerte punzón en su pecho. Improvisadamente el calor se apoderó de todo su cuerpo, para que minutos después comenzar a sentir un terrible frío sobre sí.
Las piernas comenzaron a fallarles y aún tratando de caminar hacía la busca de sus llaves, cayó en el frío piso de mármol. Trató de levantarse, pero sus músculos no respondían y el aún dolor en el pecho no ayudaba. El papel que había puesto anteriormente dentro su nariz, estaba completamente rojo. Tomó rápidamente y con mucha dificultad su teléfono celular y como pudo escribió por el grupo que compartía con sus amigos.
Diez minutos después de haber enviado el mensaje escuchó como la cerradura de la puerta de su departamento estaba siendo abierto. Sus dos amigas se acercaron hacía el cuerpo del pelinegro tratando de hallar fuerzas para llevarlo hacia el coche, fuerza la cual no se sabe cómo, pero la encontraron. Una vez en el coche se pusieron en marcha hacia el hospital. Jungkook yacía recostado en los asientos traseros, con la cabeza recostada en los muslos de la peli morada.

– Rosé, no deja de sangrar.

La rubia apretó su mandíbula y aceleró más de lo que tenía permitido. Poco le importaba si en esos momentos se ganaba más de una multa, tenía que ayudar a su amigo.

– Tú quédate aquí, yo buscaré a alguien, no podemos llevarlo nosotras. –Informó la rubia al llegar al hospital y bajar del coche.

Volvió en seguida con dos doctores detrás de ella y una silla de ruedas, en la cual acomodaron a Jungkook segundos después.

Un señor con una bata blanca y un cubre bocas que estaba debajo de su mandíbula se acercó hacia las dos chicas que esperaban impacientes respuestas hacía la salud del pelinegro. El señor aclaró la garganta al estar cerca de ellas.

– Él ahora se encuentra en una habitación del hospital. –Comenzó a informar mientras arreglaba sus anteojos. –Le hemos dado algunos calmantes y la sangre que brotaba de su nariz paró por sí sola.

Las chicas suspiraron de alivio, pero seguían preocupadas.

– No sabemos la causa por la cuál se encuentra en ese estado y necesitamos la ayuda de ustedes para poder ayudarlo con más facilidad.

Jisoo bajó la mirada indispuesta a responder. El señor notó aquello así que dirigió toda su atención hacia la rubia.

– Está sufriendo el rechazo.

El doctor formó una 'o' con sus labios y anotó algo en la libreta que llevaba en mano. Se rascó la nunca nervioso. Nunca había estado en un caso donde un paciente esté sufriendo por esto y la peor parte es que no sabía cómo decirle lo siguiente a aquellas chicas.

– Yo...

– No pueden hacer nada, lo sé. – La peli morada interrumpió al señor tomándolo por sorpresa. –Es algo entre su destinado y él, no hay nada que ustedes puedan hacer.

– Yo lo siento mucho, de veras. Me gustaría ayudarlo y sacarlo de todo esto, pero es simplemente imposible.

La rubia sonrió a medias. –No se preocupe, lo entendemos, nosotras estamos igual.

– Perdonen que me entrometa, pero, ¿por lo menos saben el motivo?, es muy extraño que alguien rechace a su destinado y este chico está muy joven como para soportar tal cosa.

– Todo ha sido por un terrible y enorme mal entendido. –Comentó Rosé. –Es algo que aún  tenemos que investigar.

– Puedo ayudarlos.

Las chicas se miraron entre sí y luego dirigieron su mirada hacía el doctor.

– Es mí paciente y es horrible que todo esto pase. No se pueden imaginar lo mal que me he sentido cuando alguien muere y que yo no pueda hacer nada. Una gran cantidad de veces me echaron la culpa por no haber salvado la vida de aquellas personas, sin saber que hice todo lo posible.

– Tiene razón. – Jisoo sonrió con melancolía.–No puedo siquiera imaginar lo mal que la debe de pasar.

Luego de eso se dirigieron hacía la cafeteria y tomaron asiento. Jisoo y Rosé le contaron todo lo que sabían hasta ahora y le mostraron la conversación que tuvieron con las chicas y con Jungkook, junto a los screenshots de la conversación de Jimin con su pareja.

– Entonces, a ver si entendí. –Arregló sus lentes que descendían lentamente por el puente de su nariz.– El rubito lindo es bailarín y está de novio con chico bonito malvado.

Las chicas asintieron.

– Chico bonito malvado conoció a Jungkook y lo llevó a la presentación de rubito lindo porque es su alma gemela. Chico bonito se fue al baño y justo en ese momento sucedió toda la tragedia y ahora culpan a Jungkook de haber saboteado la presentación de su destinado, el cuál no tiene más mínimo sentido.

– Hasta que lees la versión de chico bonito malvado.

Asintió.

– Entonces, viéndolo de esta manera, chico bonito malvado es el culpable de todo esto.

Las chicas sonrieron al ver que entendió todo.

– Pero chicas, tampoco podemos llegar a este tipo de conclusión sin pruebas.

– Al igual Taehyung no pudo llegar a esa conclusión sin tener pruebas de que Jungkook es el culpable. – Defendió la rubia.

– Obviamente no, pero entre los dos, Taehyung tiene aunque sea la prueba de que dejó a Jungkook allí solo, mientras Jungkook no tiene nada.

– Le mintió sobre de qué eran pareja, esa ya es una razón. – Comentó está vez Jisoo.

– No es una prueba contundente.

Suspiraron frustrados al encontrarse ante tal ocasión.

– Conocimos ayer a las amigas de Jimin. Ellas nos quieren ayudar también. –El señor miró atento a Rosé.

– Chicos, voy a buscar a Hye que acaba de llegar. –Miró al doctor. –No comentemos sobre esto delante de ella. Estamos peleadas con su novio y no queremos que se entere.

Dicho eso se fue en busca de la chica.

– Es solo que nuestro amigo quiso rendirse y dejar las cosas así. –Dijo la menor al ver el rostro confundido del doctor. Asintió entendiendo la situación.

– Prefiere ver el lado triste y realistico. Entiendo, conozco personas que prefieren no ilusionarse al pensar que tienen una oportunidad de salvar a aquellos desafortunados, lástima que pierdan la esperanza así de rápido.

– La esperanza es lo último que se pierde.

L'unica forza che ho- Kookmin AU¡!  [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora