Capítulo único.

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Sueños.

Apareció en sus sueños un día cualquiera, ni siquiera lograba recordar la fecha exacta, pero tenia grabado con fuego cada aparición de ese ser, que se adentraba en sus sueños y interrumpía sus noches de paz e tranquilidad y las cambiaba a noches de insomnio e incertidumbre.

Siempre los mismos sueños desde los trece, ¿Cuánto tiempo había pasado?, ya a sus veinte años parecía toda una eternidad, de cualquier forma ya no le interesaba pensar en: ¿Cómo era su vida antes de que él apareciera?, ¿para qué molestarse? estaba seguro que él comenzó a vivir en el momento en que lo soñó.

Labios rosas finos que sonreían ladina mente a sus palabras, pero que constantemente se mantenían rígidos y rectos; cabellos como una noche en la cual ni la luz de la luna brillaba; su piel blanca y tersa cual porcelana; mejillas como pétalos de rosas, y sus ojos ¡oh! ¡Cuánto daría por poder describirlos! pero era simplemente imposible, sus ojos reflejaban frialdad y emoción, dolor y amor, perdón y odio, daría su alma con tal de que esos bellos orbes negros lo miraran a él y solo a él y perderse en ellos intentando descifrarlos, pero Morfeo es malo y juguetón muy pocas veces le ha permitido ver los ojos de esa hermosa criatura, es como un juego que tienen, pues el dulce dios de los soñadores nunca le ha mostrado por completo el rostro de ese ser.

¿Lo ha buscado? ¡por supuesto que si!, pero ¿Cómo encontrar a alguien que nunca has visto?, ¿qué nunca ha conocido? ¿y qué en sus peores pesadillas, nunca ha existido?, es impensable, pero el es obstinado, un cabeza hueca como su madre lo ha descrito, el no se rendirá lo buscara hasta por debajo de los piedras si es necesario, y si no existe pues obligará a dios a que lo cree para él.

-¡Estas loco no lo permitiré ttebane! — Pero antes de buscarlo tenia que enfrentar a uno de los mayores obstáculos que ha enfrentado a lo largo de su vida...su madre.

-¡Papá haz algo ttebayo! — El nombrado sólo sonrió, dejando claro que no iba hacer nada para ayudarlo — ¡Traición, ayer me dijiste que me apoyabas en todo!. — sonrió al ver el rostro de pánico de su papá, si el se hundía su padre lo haría con el, después de todo son una familia.

-Minato ¿eso es cierto? — kushina se centro en su esposo mirándolo con enojo, enojo que aumentó más al ver como minato retrocedía de su lugar.

-Es un adulto kushina, si el quiere viajar por el mundo en busca de alguien, que lo haga, es un hombre ya no podemos ordenarle nada que el no quiera hacer. — Su voz era firme, claro que contrastaba con el hecho de que retrocedía a cada paso de su esposa.

-¡Es mi niño! y no se ira de mi casa, menos tratándose de un sueño que ha tenido por años es simple... — no término de hablar al oír el claxon del auto de su hijo a unos metros de ellos.

-¡Papá gracias por distraerla y mamá no te preocupes volveré cuándo lo encuentre! ¡los amo y no me  saquen del testamento ttebayo! — se despidió con una gran sonrisa al ver el rostro de confunción de su madre y el de alivio de su padre.

-¡¡Naruto vuelve aquí!! — bufó molesta al ver como el auto se alejaba a gran velocidad — ¿minato, sabias de esto?.

-Digamos que estaba parcialmente enterado, no sabia que me iba a utilizar de conejillo de indias para distraerte cariño.

-Supongo que es inevitable ttebane. — suspiro resignada.— ¡pero cuando vuelva me va ha escuchar!.

-Sólo esperó que no vuelva con el corazón rotó.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2021 ⏰

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