Tokyo Ghoul DxD

Capítulo 1: Primera noche - Recuerdos perdidos

Tokyo Ghoul DxD

No recordaba cómo despertó en esa habitación de apartamento, ni qué demonios era.

No podía recordar nada más allá de despertarse en esa habitación en un departamento deteriorado. Era sombrío e incoloro, las paredes grises lo miraban a su alrededor sin nada que le diera a la habitación una sensación de sentimiento, una sensación de vida que pudiera hacerlo sentir cómodo. Aunque, para ser honesto, estaba contento con su vivienda.

La cocina era pequeña, pero lo suficientemente grande como para que una persona comiera y una nevera llena de comida. Contenía una variedad de carne, aunque incluso a primera vista se podía ver que no era carne ordinaria. El olor prácticamente le rogaba que lo comiera entero. Solo comió un poco, pero el sabor rojo en su boca permaneció incluso después de cepillarse los dientes.

Miró su reflejo con indiferencia. Había esperado cabello negro, no blanco. Esperaba verse como el infierno, no saludable. Esperaba tener una herida en su cuerpo, no piel pálida. Esperaba tener prendas ensangrentadas y rotas, no ropa limpia. Una simple camisa negra con las mangas enrolladas hasta los antebrazos y jeans oscuros con el cinturón colgando perezosamente de ambos lados. Se dio cuenta de que su ojo izquierdo era prominentemente diferente del derecho, con una esclerótica negra e iris rojos, mientras que el derecho tenía iris marrones y un blanco normal. ¿Quizás tenía esa condición médica que involucraba los ojos? ¿Homocromático o como se llame?

Oh bueno, no es que le importara.

Fue mientras exploraba más de su departamento que se dio cuenta de que todo lo que tenía, a excepción de la comida y la ropa, era solo su nombre. "Haise Sakaki", nada más y nada menos. Incluso tenía una billetera con su identificación, su nombre y fecha de nacimiento, e incluso su ocupación. Al parecer, un estudiante de secundaria que asistía a la Academia Kuoh. Por supuesto, también tiene algo de dinero para gastar, posiblemente lo suficiente como para mantenerlo alimentado por un tiempo.

Intentó buscar otras pistas en su cabeza. Recordó un nombre y, con él, la cara de una niña. Touka, una linda chica con cabello azul oscuro, el flequillo cubriendo su ojo derecho. Su izquierda era, más o menos, la misma que la de él, pero entre los hilos de su flequillo, su ojo derecho era el mismo.

Intentó recordar más, pero todo lo que podía recordar era esa chica y un término. "Demonio necrófago". No sabía qué significaba el término, por lo que lo ignoró por ahora. Miró brevemente el reloj junto a su cama, que aún no había hecho. Ya casi era hora de que fuera a la escuela. Revisó los armarios, pero no encontró uniformes.

Oh bueno, no es que le importara. Prefería su ropa habitual de todos modos.

Se echó la mochila al hombro y cerró la puerta tras de sí. El cielo de la mañana era azul con vetas blancas y el sol brillaba sobre él. La gente se movía, algunos parecían ignorantes y otros felices y contentos. Por una razón, sin importar cómo los mirara, parecían hacer que se le hiciera agua la boca.

Sacudió la cabeza una vez que se dio cuenta de lo que estaba pensando. Comer humanos a plena luz del día era una forma segura de hacerse notar. Ignoró el sentimiento y se dirigió a la escuela, ignorando algunas de las miradas que la gente le dio cuando vieron su ojo, que estaba cubierto con un parche en el ojo. No quería que la gente se volviera loca por nada.

Estaba cerca de estrangular a estos idiotas, realmente lo estaba.

No importa cuán lejos llegó o dónde se escondió, siempre parecían encontrarlo. Las chicas de esta escuela eran francamente persistentes, y no ayudó en nada que su apariencia haya atraído a uno de los "Dos Grandes Onee-samas" de la escuela.