Prólogo.

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Aidan Jackson.

16 de Junio.

Una fecha que no podría olvidar jamás.

¿La razón?

Mi novia ha muerto hoy debido a la enfermedad que la fue acabando poco a poco: Cáncer.

Kayla Blaise era un ángel terrenal, ella era una de esas personas que podía hacerte ver la luz donde tú pensabas que había solo oscuridad. Podía ver arte en lo simple y belleza en lo corriente. Ella era una persona asombrosa y jamás podría olvidar todo lo que aprendí con ella; Como el valor que tenemos, el amor que merecemos y los sueños que creamos.

Ella fue una luz para mí cuando pensaba que todo en mi vida iba a colapsar en la oscuridad.

Su enfermedad pudo acabarla de otras maneras pero jamás de la manera personal. Ella seguía siendo igual de feliz y optimista, a pesar de que sufría por ello.

Ha fallecido. Se ha ido, y con ella, una parte de mí.

Lloro incontrolablemente y temblando por su partida sollozos provienen de mi garganta. En frente de mi una cama... Portadora de la persona que amo, su cuerpo inerte y su piel pálida y fría. Me cuesta verla así, cuando mis recuerdos de ella son los de una chica que irradiaba luz, ahora lo único que puedo ver es este cuarto gris y son sus ojos cerrados sabiendo que no volverá a abrirlos.

Sus ojos... Sus hermosos ojos se han apagado para siempre.

Cuando levanto la vista del cuerpo observo como entran dos paramédicos para sacar la camilla de la habitación. Y lo único que puedo hacer es dejar un último beso en su frente.

Me quedó estático en mi lugar unos momentos, llorando y asimilando la realidad.

Ha muerto.

Enserio ha muerto.

Mi corazón se quiebra hasta quedar hecho polvo ante esa realidad.

Pienso en las palabras que me dijo en la mañana y en cómo con su último aliento tuvo el valor para decir "Pase lo que pase, quiero que seas feliz, quiero que me olvides y no vivas en pena por mi recuerdo, Aidan, quiero que busques a alguien que te haga feliz como yo y más, alguien que tenga mucho más para ofrecerte que terapias y medicinas... -recuerdo ver su sonrisa por última vez en ese momento- Amor... Recuerda que te amo, que me enseñaste lo lindo de las personas y lo felices que fuimos. Ahora, quiero que tú seas feliz y no pienses en mí, olvídame y ve por tus sueños, ve y crea nuevos sueños junto a otra persona, alguien que te ame tanto como yo, por favor. No te detengas por mí."

Ella estaba equivocada al decirme eso, no podría olvidarla así nada más, no después de todo lo que vivimos juntos. No después de las promesas y sueños que teníamos.

Pensar en eso solo me destroza más el alma y no me doy cuenta de que sigo aquí parado, en esta triste habitación que se ha llevado lo que más quiero.

Siento como si alguien estuviese aquí también noto a una chica detras de mí. Ella me mira con curiosidad, supongo que debo estar hecho una Magdalena.

Ella tiene los brazos vendados, tanto que me dan la impresión de que es una momia. Ella se acerca y yo no me muevo, sólo la observo.

Se detiene delante de mí y pone una mano en mi hombro, apretándolo. Yo la miro confundido ante esa acción. Pasan unos segundos hasta que decide romper con el silencio en el que estábamos sumidos.

- ¿Que ocurre?- Lo dice de una manera suave, como si pensara que me alejaré si alza la voz.

Yo no sé que decir, no quiero hablar, no sé quién es, sólo quiero estar solo.

- Lo siento- Digo sorbiendo mi nariz- Ya me iba.

-No te preocupes, entiendo cómo se siente perder a un ser querido- Dijo eso y me dedicó una sonrisa suave.

Yo simplemente asiento y emprendo mi camino hacia afuera de la habitación. En cuánto tomo el pomo de la puerta la chica vuelve a hablar.

-Estarás bien chico, sólo recuerda a esa persona que perdiste como alguien que dejó de sufrir y que ahora no sentirá más dolor.

Yo me giro hacia ella y le doy una pequeña sonrisa que debió salir más como una mueca.

-Gracias- le digo- Espero que puedas sanar tus heridas- Digo refiriéndome a las vendas.

Ella me da una sonrisa que puedo notar que es incómoda.

-Gracias, espero que las tuyas también sanen.

Sé de lo que habla, heridas emocionales.

Me despedí con la mano y volví a mirarla. Capté unos ojos verdes que me devolvían la mirada con gesto amable. Levantó su mano y se despidió de mí.

Salí de la habitación y encontré al señor y a la señora Blaise llorando desconsoladamente al lado de Allie, la hermana de Kayla. No sabía que hacer, sólo podía sentir las emociones volver a mí con fuerza desmesurada.

Su sonrisa.

Una que ya no veré.

Sus ojos.

Que ya no volverán a mirarme.

Su boca.

Que ya no besaré y la cual no me dirá esos datos curiosos que a ella le gustaban tanto.

Al verme totalmente desconsolado, Allie vino a abrazarme con fuerza. Ambos lloramos sin control y con rabia, hasta que nos alejamos. Ambos estábamos en blanco, ya no salían las lágrimas, solo quedaba el dolor.

Para poder despertar un poco de nuestro trance, decidimos ir a la cafetería del hospital para beber un café.

Ninguno dijo nada por un rato, luego Allie rompió el silencio.

-No puedo creerlo, no quiero creerlo- Dijo ella con la mirada pérdida en algún punto de la mesa

-Yo tampoco, se me hace difícil aceptarlo y yo...yo no sé que hacer Al- Respondo, mi voz quebrántandose al final de la oración.

Luego de un momento de silencio deciden hablar de nuevo.

-Aidan, hay algo que debo darte- En cuánto dice eso yo frunzo el ceño, mientras veo que ella saca algo de su bolso- Kay dejó esto para ti, me pidio que te dijera que solo las abras en las fechas indicadas.

Observé como me pasaba tres cartas.

La primera decía "Para cuando me haya ido". La segunda decía "Para cuando necesites un empujón". Y la última decía "Para cuando seas feliz".

Me quedé observando las cartas fijamente, ¿Kayla había escrito esto? ¿Por qué?.

Luego, recordé lo que me dijo en la mañana, el como quería que solo fuese feliz.

Al ver las cartas mis ojos se cristalizaron nuevamente. No podía pensar en mis sueños sin ella, por todo un año y medio habíamos planeado muchas cosas que en tan sólo tres meses el cáncer se llevó.

Levanto mi vista de las cartas y observo a Allie, quien me mira con pesar.

-Aidan, ella quería que siguieras adelante, me hizo prometer que te entregaría estas cartas porque sabía que estarías renuente- Dijo Allie.

-Es fácil decirlo, pero hacerlo requiere todo de mí Al. Tu hermana fue muy importante para mí, pedirme que la olvide y siga como si nada es algo cruel de pedir así sin más- mi voz es un hilo cuando esas palabras salen de mi boca.

-Lo entiendo, ella era todo para mí y saber que ya no estará es cómo si me apuñalaran en el corazón repetidamente- Dice mientras una lágrima resbala por su mejilla, pero rápidamente la limpia- Pero era lo que ella quería, que siguiéramos adelante, siendo felices por ella.

Me le quedo viendo un momento y luego pienso en lo que dice. Aunque el dolor no me deje pensar con claridad, digo lo que en algún momento deberé cumplir.

-Seremos felices por ella, Allie, lo seremos- digo e intento darle una sonrisa, pero fallo en el intento.

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