Kagome Higurashi

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Aún me pregunto, ¿en qué momento fue que me enamoré tan perdidamente de Bankotsu? Yo solía ser una adolescente normal, que asistía a un colegio privado, gracias a una beca a la que mamá me había ayudado a postular. En los receso moría de la risa con Sango, una amiga que había hecho en la escuela desde hace varios años. Pasábamos juntas los fines de semana y, durante las vacaciones, su familia me invitaba a ir con ellos. Sango junto a InuYasha y Miroku, compañeros también del colegio, fueron de mucha contención cuando falleció mi abuelo. Yo ya tenía diecisiete años. Mamá entró en un estado depresivo; una larga temporada en la que vivía en modo automático, y yo comencé a sentir el peso de su ausencia, pese a tener a mis amigos conmigo... no fue suficiente.

Bankotsu apareció en mi peor momento, cuando estaba triste y bastante vulnerable. Yo lo había visto en varias ocasiones fuera de la escuela, en la zona de los estacionamientos, limpiando los autos de los funcionarios del establecimiento. Era atractivo, eso había que reconocerlo.

Él sabía perfectamente que yo lo contemplaba en silencio, y sonreía como una idiota cada vez que él notaba mi presencia.

Luego de un par de semanas, fue una total sorpresa cuando una tarde, en la que se me pasó la hora en la biblioteca, entré a una de las aplicaciones para pedir un auto que me llevara a casa. Me puse tan nerviosa cuando al subirme, reconocí quién conducía. Me senté en el asiento trasero y mis manos sudaban al presionar mi móvil y podía sentir el calor de mi rostro enrojecido. Mi corazón latió agitado cada vez que nuestras miradas se unieron a través del retrovisor.

Cuando nos fuimos acercando a la dirección que acusaba su teléfono móvil, él comenzó a bajar la velocidad.

—Sabía que te había visto antes. —Habló fijando su mirada en el espejo al centro del auto, y me puse más nerviosa de lo que ya estaba.

Lo quedé viendo, y él entendió mi confusión.

—Tu abuelo, era el mecánico de mi tío. Anduve en un par de ocasiones por tu casa. En su taller. Eres una Higurashi, ¿no es así?

Yo solo asentí.

El auto siguió avanzando.

—También te he pillado viéndome fuera de tu escuela. —Mi rostro ardió y, esta vez, Bankotsu no me vio por el retrovisor, pero pude notar su sonrisa.

El auto se detuvo bajo las largas escaleras que daban a mi casa, y el nerviosismo me invadió cuando él, esta vez, sí volteó a verme.

—Gracias —entregué el dinero y él no quitó su mirada de mí, haciéndome sentir bastante avergonzada.

Negó lentamente, con media sonrisa burlona en su perfecto rostro... y aceleró. Me quedé parada como una idiota, viendo como las luces traseras de su auto desaparecían a la distancia.

En nuestro primer encuentro, su sonrisa ya me robaba suspiros.

Luego de eso, pasaron un par de semanas para que Bankotsu me invitara a salir por primera vez. Por un momento, creí que bromeaba. ¿Cómo un chico así podría querer salir conmigo? Acepté. Después de nuestro casual encuentro, mi mirada parecía estar cada vez más encima de él. Me gustaba. Debía admitirlo.

Comenzamos a salir oficialmente después de dos meses, y todos nos veían como bichos raros cada vez que él me esperaba afuera de la escuela, sudado, luego de limpiar los autos de los adultos del establecimiento. Los funcionarios de la escuela en más de una ocasión me preguntaron qué era lo que me traía con ese chiquillo que tenía apariencia problemática... yo solo omitía.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2020 ⏰

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