Día ocho [ChanBaek]

Día ocho (Único)

¡Hola! Quería agradecerles por los 500 seguidores, esa siempre fue mi primer meta en esta plataforma ♥ (La siguiente sería 1000, pero para eso falta un largo trayecto aún).

Es por eso que les traigo un pequeñísimo shot, porque de verdad estoy muy feliz :) Espero que les guste~

Gracias por ser parte ♥

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Día Ocho sin ti:
Me he ido a dar un paseo a la playa,
ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo
y he comprendido que uno es de donde llora, pero siempre querrá ir a donde ríe.

- Elvira Sastre -

Sus pies dejaban huellas sobre la húmeda arena, paso tras paso alejándose de su casa, caminando tan firme como podía en el inestable terreno mientras las olas bajitas le golpeaban los helados tobillos. Se abrazó más fuerte cuando la lluvia comenzó a caer.

Necesitaba ese paseo y la tormenta que había no le iba a impedir su cometido. Dejaba atrás a su madre enojada y su hermana triste, intentando aguantar el nudo en su pecho. Era el octavo día sin su padre en su casa, y el ambiente que había era denso y lúgubre. Se sentía desesperanzado con respecto al amor y la familia, y odiaba a su progenitor por haberle hecho eso a él y a su hermana, pero sobre todo a su madre.

BaekHyun siguió caminando, observando como caía la lluvia. Sonrió irónicamente al pensar que llovía como si le hubieran roto el corazón al cielo, y así pensaba que se sentía su madre.

Ese paseo tan necesario tenía un destino fijo, quisiera o no. Y ese destino no era un lugar, si no unos brazos.

Pateó unos caracoles y descubrió que se había detenido para observarlos. Levantó uno que le pareció muy bonito, con tonos lilas y un pequeño agujerito natural. Lo enjuagó con el agua del mar, decidido a convertir esa pequeña joya natural en un colgante casero para ChanYeol.

ChanYeol era su todo y su nada, pero definitivamente eran exclusivos. No tenían título porque no necesitaban uno, pero los besos a la orilla del mar decían mucho más que una etiqueta estúpida. Los paseos de la mano y los juegos inocentes entre risas eran mucho más significativos, y sentir que se pertenecían era más importante que decirlo. Nadie ni nada necesitaba saberlo, solo ellos dos, su playa preferida en el mundo y tal vez Sparky, el perrito que ambos habían encontrado y vivía en la casa de ChanYeol. Él siempre era testigo de sus momentos más románticos.

Se sintió lo suficientemente lejos de esa casa que solo le traía lágrimas últimamente, pero no paró de caminar. Su destino estaba cerca, la lluvia no menguaba y necesitaba alejarse de ese lugar triste.

─ ¡BaekHyun! ─oyó la voz de su persona favorita y levantó la mirada.

***

Muchas historias comienzan en un aeropuerto, tanto como muchas historias terminan en un aeropuerto. Sin embargo, la historia de ellos comenzó y continuó en un aeropuerto.

Se conocieron cuando tenían diez años. Casualmente estaban esperando para abordar un avión, cada uno con su familia.

BaekHyun, de nueve años en ese entonces, era un niño gordito y tierno. Lloraba tristemente por lo que estaba pasando: Se estaban mudando lejos y nunca más iba a ver a sus amiguitos de la escuela.