||Cʜᴀᴘᴛᴇʀ x||

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    No tengo idea de como empezó todo esto, y mucho menos como terminó así. Hace un año mi madre me arrastró a esta estúpida casa en este estúpido pueblo en medio de la nada. Era una casa de madera vieja, lo cual se notaba a distancia. De dos pisos, bastante grande pero a medio degradar, sin embargo, habitable.

    En mi nueva escuela nada era mejor que en mi vida anterior, solo fuí ignorado sin más como ya acostumbro. Suelo asustar a las personas con mis ojeras y mi desaliñado pelo negro. Nunca he tenido novia, aunque en mi anterior colegio fingía tenerla debido a la rabia de que siempre me molestaran como el virgen.

    Aunque definitivamente alguien como yo no es de tipos que consiguen una linda novia cuando quieren. Mi pelo negro siempre está despeinado y mis ojeras cada vez se hacen más grandes. Mis labios resecos suelen tener heridas y partidos debido a mi ansiedad. Mi forma de vestir no es la mejor, mis ojos rojos siempre lucen cansados, mi piel es demaciado pálida y suelo usar un pésimo perfume.

    Una noche en especial, volvía a mi cuarto del tejado por la ventana a las 3:57am, entré a mi habitación cautelosamente y miré al horroroso y anticuado espejo de cuerpo completo que ya estaba en mi habitación cuando llegamos; yo no era para nada alguien atractivo.

    Bostecé  con cansancio a pesar de que sabía que no podría dormir y cuando volví a abrir los ojos, en el reflejo del antiguo espejo ví a una delgada figura detrás de mí y sentí como algo me abrazaba meneando sus caderas y susurrando cosas incomprensibles las cuales hacían que me doliean los oídos.

    Mire el reflejo nuevamente y ví unas manos pálidas y sangrientas posarse en mi pecho y una cabellera rubia asomarse por mi hombro derecho, sentí una cabeza apollarse de mi espalda justo en esa zona. No tuve miedo, bajé mi mirada para ver las manos en mi pecho pero a pesar de que se apreciaban con nítidez en el reflejo, no las podía ver.

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----Así que no te gusta verme de día.---- Dije convencido de mi hipótesis.

----La luz del día arruina tus bellos ojos muertos~---- La sensual figura se subió a la mesa pasando por encima de los órganos sobre los trozos de cerámica rotos gateando hasta alcanzar los resecos pero carnosos labios del pelinegro.

    Este correspondió al beso y tomó las piernas del rubio sentándolo en la mesa y colocándose entre sus piernas, esas eran sus horas favoritas, en las cuales podía disfrutar del rubio sin molestias ya que en el día solo podía apreciar su silueta desnuda detrás suyo en el espejo pero no podía sentirlo o verlo.

    Sus rosados labios sabían a sangre y aún tenían leves restos de la deliciosa cena que su rubio había preparado para su cita de esa noche. Kirishima no era para nada un experto en sexo, pero sabía que Bakugo sería la mejor aventura que llegase a tener en esa vida o en cualquier otra, el solía volverse un loco entre sus sábanas y sabía bien como jugar.

     Lo único que se oía en el comedor era el sonido de los órganos siendo aplastados por ambos cuerpos sobre la mesa y los sonidos de la cerámica bajo el cuerpo pálido del rubio semidesnudo, y a pesar del filo de la cerámica, la sangre que adornaba su cuerpo no parecía ser suya ya que no había señal de algún rasguño en su espalda. El rubio solo se limitaba a gemir en el oído del pelirrojo y abrazar su cuello y rodear su cintura con sus piernas.

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    Mis manos temblaban a pesar de no poder sentir el miedo o la incomodidad. Mi bello Katsuki me había traído un lindo regalo a media noche y me invitó a probarlo junto a él. En ese momento fué bastante conveniente vivir en medio de la nada ya que solo nos tomó una hora caminando llegar a una zona no habitada por nadie. Esa noche ni siquiera me  molesté en ver a mi madre dormir en su cuarto tras tomar sus pastillas para dormir.

    Bakugo caminaba frente a los cuerpos cedados y arrodillados con sacos en su cabeza. Sus caderas de movían en un vaivén adictivo mientras uno a uno les sacaba los sacos y yo les volaba las cabezas. Acerté cada tiro excepto el último, el cual no paró al cráneo.

    El rubio solo sonrió relamiendose el labio superior y caminando hacia mí. Abrazó mi cuello y me besó con una sonrisa haciendo que el rifle se pegara a su cintura; podría simplemente disparar pero por alguna razón ni se me ocurrió hacerlo y solo me limité a degustar los labios muertos que contenían ese delicioso sabor metálico. 

    Sin embargo pude percibir como jugaba con un cuchillo rozando la punta en mi cuello, pero estoy seguro de que a el tampoco se le ocurrió.

   

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  Solo miraba a mi madre tirada en el piso de la cocina mientras los susurros de Bakugo me ensordecían y este acariciaba mi espalda y hombros besando mi cuello. Había hecho que mi madre tomara todo el frasco de pastillas en la cocina antes de que ella se fuese a dormir a las 10:37pm. Ahora son las 2:25pm y el cuerpo de mi madre aún yacía desparamado en el piso, pero ya había decidido a detalle que haría con él.

    Apreté con fuerza el mango del cuchillo de Bakugo y me acerqué al cuerpo sintiendo la rojiza y feroz mirada sobre mi nuca. Descuarticé el cuerpo y lo colgué frente a la puerta principal. A la cabeza le saqué los ojos con mis manos, corté la lengua y extraje los dientes. Colgué la cabeza en el centro.

----Este es un regalo para tí.---- Dije entregándole los ojos, dientes y lengua ya que este había mencionado que mi madre tenía unos lindos órganos como los míos, pero que nunca sería capaz de comerse mis órganos.

    Bakugo me sonrió y se acercó a mí para besarme con su típico caminar elegante parecido al de un gato. Salimos de la casa y maté a todas las personas cerca reuniendo sus restos en una enorme pila de partes humanas.

    Caminé con el zumbido de los susurros de Bakugo en mi cabeza y sintiendo sus manos sobre mi cuerpo a todas horas del día y la noche por cuatro días, en los cuales todas las noches teníamos sexo hasta que amanecía hasta que la policía me encontró.

    E incluso ahora, un año después, sigo escuchando el zumbido de su voz en mi cabeza a pesar de no poder verlo o sentirlo más. Pero todas las noches a las 3:50am su voz me prometía que volvería conmigo a divertirse como siempre lo hicimos. Y la fecha de nuestra cita se acerca.

Yσυɾ ҽɳԃ....

❖『Sᥱx ᥕhιt ᥲ ghost』❖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora