Narradora
Una mañana, cuando el sol entraba por la ventana de una casa costeña, llenando de calor la habitación en la que unos ojitos amarillos y brillantes despertaban de su sueño, la brisa marina penetraba sus fosas nasales, una marea con peculiar olor fresco y limpio a sal marina, no era para nada desagradable. El calor y el agradable olor de la mañana lograron levantar a el pequeño, ya sabia que si quería disfrutar de este tranquilo y fresco ambiente debía alistarse para ir a trabajar con su padre, pues le emocionaba salir en bote desde temprano para así poder visitar esa parte del mar que tanto le gustaba.
- ¡Mashiro, apúrate! recuerda mientras zarpemos antes más cristalino estará el océano-
- ¡Sí papá! - dijo el pequeño tomando su cepillo de dientes y procediendo a cerrar la puerta del baño para asearse y estar listo a tiempo.
- ¡Mashiro no tardes, en unos instantes estará listo el desayuno!
Pasados unos 15 minutos el pequeño llego corriendo para desayunar, se mostraba concentrado en terminar rápido.
- ¡Hey! tómalo con calma ¿si? de todas maneras no podremos zarpar de inmediato, me acaban de llamar-
El pequeño bajo la velocidad.
- ¿Otro cliente? entiendo papá, sé que es importante atenderlo, pero tu me dijiste que mientras más temprano zarpáramos hoy, más cristalina estaría el agua, además, mañana tengo que ir a la escuela, no podre ir en toda la semana al mar y ya para el próximo domingo, las condiciones no serán las mismas y a pesar de que zarpemos muy temprano el agua estará muy turbia ¿puedes intentar no demorar?- reclamó el pequeño de una manera bastante disimulada y madura para su edad.
- Lo sé hijo y tienes toda la razón yo dije exactamente todo eso, pero tu mismo lo dijiste, esto es importante, intentaré no demorar ¡es más! puedes acompañarme para recordarme que no debo demorar, después de todo el barco lo prepare anoche y solo es cuestión de zarpar - dijo el señor Ken dedicándole una sonrisa a Mashiro.
El pequeño de un mordisco termino sus tostadas francesas y rápidamente fregó sus platos, tomó su mochila con equipo de buceo y volvió para esperar a su padre.
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- ¡Buenos días! - dijo de manera entusiasta un joven científico que visitaba el taller del señor Ken.
- Muy buenos días Joven ¿como estuvo el viaje desde Italia? -
- ¡Uff, muy largo para mi gusto! pero vale la pena con tal de venir aquí.
- Me alegra que piense así, mi hijo le traerá el encargo, estuve trabajando en el toda la noche, así que esta en la parte de atrás ¿que le parece si mientras tanto, vemos los demás encargos? -
-Me parece perfecto- dijo el joven de cabellos rubios dedicando una sonrisa y caminando junto al señor Ken, que por alguna razón le transmitía una sensación de confianza y calidez, aunque su mirada por alguna razón le parecía melancólica.
- Así que ese es su hijo, pero con todo respeto señor Ken ¿no lo veía un poco apurado? ¿seguro que podrá traer y empacar un equipo tan delicado como el que le pedí sin golpearlo?- dijo un poco temeroso el joven pues no quería dañar la comodidad del ambiente.
- Tranquilo Joven ¿Gilberth, cierto? leí muchas veces su carta, sé que el equipo que pidió es delicado por eso me tomé mi tiempo en darle los toques finales, no se preocupe, mi hijo solo está apurado por que hoy vamos a una de las zonas de cultivo de corales, pero lo conozco bien, puede proyectar la imagen de un niño que solo quiere salir de esta situación rápido, pero en todo lo que hace el es muy cuidadoso y confío en él -
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Al Final De La Senda De Cajas Flotantes
FantasyNos adentraremos en esta historia, en una de esas aventuras de la niñez, donde nuestro pelirrojo, guiado tras la sombra de un oscuro pasado, desentrañará los misterios de su hogar, la isla Cordelia, donde descubrirá lo mágico y peligroso que puede s...