Dia 1

32 1 0
                                    

Movi mi cabeza a ambos lados, recuperando la consciencia y los sentidos lentamente, recibiendo el sabor metálico de la sangre en mi boca. Me alarme, desperté de inmediato, no pude abrir mis ojos, tenía una mordaza bastante apretada, me removi en mi lugar, sentía que estaba en una silla, con las muñecas fuertemente amarradas a los reposa brazos.

Supe inmediatamente que ese era mi fin.

– ¿Ya estás despierto? Pensé que te había golpeado muy fuerte –Dijo una persona, que parecía estar frente a él.– Pero que suerte ¿No?, así tendremos más tiempo para nosotros.

Reconocí esa voz al instante, pero el tono de voz que usó inmediatamente hizo que mi piel se erizara. Me pareció uno sumamente enfermo, uno que nunca escuché de él, entre en pánico, no estaba jugando, él nunca hace bromas.

Sentí como la mordaza era desatada y removida de mi boca, no podía verlo, pero adivine que llevaba una sonrisa divertida por mi reacción.– ¿Aún te duele el golpe?

– ¿Zacarí? ¿Eres tu? –Pregunte tontamente, a pesar de que ya sabía la respuesta

– ¿Quién más podría ser?, nos conocemos desde hace bastante tiempo, era obvio que soy yo –Se burló– estoy muy feliz, en serio. No sabes cuánto me costó todo esto.– Comentó feliz

– ¿Por qué estoy aquí?

– ¡¡Felicidades!! Me pareciste perfecto para mi.

– ¿Por qué yo? –Fruncí el ceño, esperando que no fuera lo que yo pensaba

– Ya te lo dije. Eres perfecto para todo lo que tengo en mente, Miki. –Al escuchar el sonido del metal siendo arrastrado por una superficie sólida entendi el que. Y comencé a temblar.– ¿Sabes?, me agradaste desde el primer día que te vi. Tan miedoso, y tan... suceptible a cualquier cosa... ¿Qué pasa? ¿Estas incómodo? ¿O qué te da tanto miedo? Te ves pálido. –Se río, disfrutando el espectáculo

Su voz resonaba en mi cabeza, el no poder verlo hacía que mis otros sentidos se alertaban aún más, pero la confusión y el miedo me evitaban el poder saber donde estaba específicamente. Mis latidos iban en aumento, me mordía el interior de la mejilla para evitar que mis labios temblaran, las lágrimas se acumularon de a poco hasta sentir como se escurrian por mis mejillas.

– Tranquilo Miki, ¿Por qué lloras si aún no he hecho nada?, que débil –Mencionó de manera aburrida.– Me encantas. –Añadió con un deje de emoción

– Porque sé que me vas a hacer. –Respondí tratando de que mi voz no se quebrara.

– ¿Ah, sí? ¿Que haré?

– ... ja... jajaja... a ti te dije todo lo que me daba miedo... y todas las formas en las que no quiero morir... ja... –Lentamente comencé a reírme, cada vez más fuerte, sin poder controlarlo me sentí aterrado.

Reír para no llorar.

– ¿Mm? ¿Qué haces?

Pero se hizo difícil cuando quise gritar

– ¿¡Por qué te ríes?! ¡¡No hagas eso!!. –Exclamo enojado. Me calle, y más lágrimas cayeron, comencé a sollozar.– Así esta mejor, me gusta más cuando lloras. –Hizo una pequeña pausa.– Pero... la verdad, quiero verte llorar aún más. –Dijo para quitarme la venda de los ojos. Me mordí el labio inferior, en verdad quería gritar, su rostro, que siempre me pareció tan normal, daba miedo.– ¡¡Eres bastante divertido!! Aún no te he hecho nada y ya estás lloriqueando. –Sonrío como un niño recibiendo un regalo

Aguante la respiración por un segundo y trague saliva, para pasar la enorme piedra que se había formado en mi garganta.– Se lo que puedes hacer. –Dije sonriendo.– Y será lo peor que haya sentido. –Me miró con confusión, baje mi cabeza aún con esa pequeña sonrisa en mis labios.– Me va a ir mal, muy muy, muy mal

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BorderlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora