Primavera

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Antes de todo.

      Desde la guerra contra los titanes Peter es condenado a gobernar entre la tierra muerta e infértil que es el Inframundo, su propia celda personal donde solo las almas son aceptadas adentrarse; Exiliado, su hogar se convirtió en un agujero bajo tierra donde el sol no llegaba a tocar ninguna otra forma de vida.

Dio todo en la guerra y venció con un ejército de pocos soldados junto a sus hermanos y hermanas...¿y así es como le pagaban? Castigado a no ver la luz del día ni tener contacto con el mundo exterior o incluso el de otra persona. No es como si Peter usualmente gustara tener contacto con algún otro dios incluso antes de esto (especialmente sus hermanos) pero, sería un buen cambio para variar.

Incluso ahora, luego de un tiempo de mirar solo las paredes del enorme castillo vacío con una corona igualmente vacía sobre la cabeza, perdió la cuenta de los días. El tiempo ahí era relativo de todos modos.

¿Cuánto tiempo pudo pasar de todas formas?

¿Años? ¿Siglos? Es probable, y lo único que puede hacer en consecuencia es lamentarse por el resto de su vida.

Ha sido llamado por muchos nombres ganándose allá arriba una reputación de tirano y cruel que muchos comenzaron a creer cuando la  mismísima hija de Thalia, Cora (inteligente chica) lo dijo de su propia boca. Traidores, todos y cada uno de ellos.

Peter lo sabía, solo tenían miedo de que se apoderada del trono de sus hermanos, pudo haberlo hecho, pero... fue tan crédulo como para creer que sus hermanos eran mucho mejor que él para la tarea de gobernar la humanidad. Que tendrían mejor criterio y tomarían las mejores decisiones para todos. «Sí, claro» pensó disgustado.

Fue un idiota en ese entonces, pero no ahora. A pesar de su injusta... posición, tenía corazón y lo dedicaba a grandes cosas. Una vez intentó hacer crecer plantas alrededor del trono pero al no encontrar un sustituto del sol se marchitan poco tiempo después convirtiéndose en una pila de hojas secas con raíces de pinchos que se cruzaban alrededor.

Lo mismo ocurrió luego de tres intentos, nada funcionó a su favor.

Parecía que la tierra solo producía más tierra oscura donde la vida moriría junto con él, ésa era su vida ahora y debió adaptarse a ella lo mejor que podía teniendo como compañía los muertos viajeros en el río de almas hasta la eternidad.

Era molesto en realidad, gemidos, quejidos u cualquier otro lamento doloroso se escuchaba en todos lados rebotando contra las paredes haciendo eco taladrando sus oídos. Incluso en el presente Peter no se acostumbró a ello, un día simplemente pensó: ¡Suficiente!

Se levantó del trono de espinas cansado de escuchar. Decidiendo así ese día salir a la superficie. No podía quedarse aunque quisiera, siendo parte de otro injusto reglamento puesto sobre él, Peter podía vagar en la tierra al menos durante un corto periodo de tiempo en el día, nunca de noches, de otra forma su cuerpo se consumiría en una bola de fuego y desaparecería. Lo último es mentira, lo comprobó, solo es enviado de regreso a su castillo de piedra.

No desaprovecha esa oportunidad por supuesto, pero no lo usa demasiado, además de gastar mucha de su energía también (le cuesta admitir) teme que Thalia revoque su 'privilegio'.

No es como si pretendiera escapar de todas formas, habían pasado años desde la última vez que intentó eso. Solo sería un pequeño vistazo y volvería. Nadie tenía que saberlo, especialmente Thalia. Se despidió de Cerbero y salió a la superficie con la incertidumbre carcomiendo su cabeza.

Antigüedad - SteterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora