Capítulo once; Flamas

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Se sintió como una eternidad, un estado de sueño tan profundo y sin descanso, sin sueños. El agua era pesada, la oscuridad la empujaba más profundo, más lejos hacia la nada, y ella lo sintió, un vacío como nunca antes. Chaeyoung se rindió, sabía que no podía alcanzar la superficie por sí misma, y ​​fue solo cuando la esperanza la alcanzó cuando una figura -angelical- se zambulló a su lado, nadando y estirando un brazo para alcanzarla, tomándola del brazo con su mano y tirando de ella hacia la superficie, la presencia de luz la cegaba, y antes de que pudiera salir del agua, Chaeyoung abrió los ojos solo para ver a alguien apretando ligeramente su mano, encontrando a una castaña algo desaliñada con cariño abrazándola. No había palabras suficientes para describir la sensación de tenerla allí, tanto en sus sueños como en la vida real.

Ese ángel que, mientras dormía, nunca dejó de contarle historias de su pasado, hace cinco años, de la vida perfecta que ambas podrían tener. Es por eso que Chaeyoung nunca dudó en tomarla en sus brazos, para recordarle que tanto era suya como viceversa, ya que Chaeyoung estaba más allá de hacer lo imposible para hacer feliz a la mujer que la salvó varias veces y en realidad la rescató de la muerte. Lo que definitivamente no esperaba era que un hombre interrumpiera, de pie en la puerta, pareciendo asombrado, desconcertado, incluso disgustado al verlas abrazándose y besándose cariñosamente y en la cama. Su ex novio, su amigo, una aventura pasada y su actual compañero de equipo mirándolas no era una experiencia para olvidar.

"¿Que está pasando?" Mina se dejó caer a un lado casi sobresaltada, pero había un tinte de molestia en su rostro cuando se levantó y se alisó la bata de laboratorio.

"Es bueno saber que escuchas el comando de tus superiores".

"No eres mi superior".

"Y aun así te supero". Un silencio. "Deberías alegrarte de que Chaeyoung esté despierta, pero me estás juzgando por mis acciones".

"Entonces la estabas acosando".

"¡¿Qué?! ¡¿Cómo puedes-" Mina estaba furiosa, el rubor en su rostro ya no era de emoción sino de ira. "¡Nunca podría lastimarla y aquí estás diciendo que sí, el que realmente le disparó dos veces!"

"¡Lo hice porque se volvió loca por la mierda que le diste! ¡Fue por su propio bien!"

"¡La llamaste mentirosa! ¡Dudaste de ella cuando más te necesitaba!" Los gritos solo aumentaron, haciendo que el dolor de cabeza de Chaeyoung aumentara en intensidad. "Y deja de afirmar que la estoy drogando! No sabes la verdad y no tienes derecho a decir nada!"

"¡¿Y cómo puedo creerlo?! ¡Le estás haciendo cosas despiadadas! ¡En el momento en que la tomaste como tu protegida, ella cambió!"

"Deténganse los dos". Finalmente, Chaeyoung logró hablar, regañándolos a ambos con la mirada, las cejas fruncidas, los labios dibujando una delgada línea. "Y para de una buena y maldita vez, Jaemin, deja de culpar a Mina por algo que no ha hecho".

"¿En serio la estás defendiendo de mí? ¿Tu compañero de equipo?"

"Si."

"¿Qué pasó con la Chaeyoung que afirmó proteger a todos los de abajo? ¿Nunca confiar en nadie de Phoenix?"

"Ella todavía está aquí".

"No lo veo, te veo defendiendo a una médico que no se preocupa por ti y-"

"Estoy defendiendo a mi novia".

Hubo un momento bastante incómodo en el que nadie se atrevió a hablar, incluso Chaeyoung pareció pesar tal declaración que se le cayó tan fácilmente de los labios. Su novia, una relación, algo que deseaba tener con ella y debido a muchos eventos inconcebibles e innumerables, ninguno de las dos podía reclamar ese vínculo, solo amantes. Y tal vez era tarde, pero Chaeyoung la amaba más allá de lo razonable, y no había duda de que Mina también lo hacía, la médico empujó los límites de la muerte para traerla de regreso.

Dos; The Protege | michaeng | ᵗʷⁱᶜᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora