Tranquilo despertar

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Eran las cinco de la mañana cuando Seigi despertó. Como siempre, tardó un par de segundos en reconocer la enorme habitación en la que estaba, la cual era más grande que todo su departamento en Takadanobaba. Richard estaba durmiendo justo a su lado, pacíficamente, una joya durmiente que en verdad te robaba el aliento. Debido a que era muy temprano todavía el japonés volvió a acostarse, rodeando con uno de sus brazos el cuerpo del rubio.

Había comenzado a pasar algunas noches en el departamento de Richard desde que comenzaron a salir. Usualmente cenarían juntos, ya fuera saliendo a uno de los restaurantes costosos a los que el joyero amaba llevarlo, o trabajarían en conjunto para hacer algo decente; en esos casos la mayor parte de la responsabilidad solía caer en manos de Seigi, debido a las escasas habilidades culinarias que tenía Richard. Después de eso dedicarían algunas horas para hablar en inglés y ver alguna serie o película, tratando de no dormir hasta muy tarde, y el día siguiente saldrían juntos a trabajar.

Esa dinámica se había vuelto entrañable en la vida del japonés.

La siguiente vez que despertó, eran poco más de las siete. Aún era muy temprano, pero parecía una hora adecuada para despertar. Esta vez era Richard quien rodeaba a Seigi con sus brazos, su cabello rubio era un caos, con sus rizos esparcidos desordenadamente sobre la almohada, pero incluso así daba un aire de belleza inhumano.

—Richard —susurró suavemente Seigi, inclinándose sobre el cuerpo del otro para poder besar con suavidad su frente—. Es hora de despertar.

—Mmh.

El rubio no hizo afán de moverse,

Abrió ligeramente sus hermosos ojos azules, lo suficiente como para poder ubicar al otro en frente de él, y tras un asentimiento apenas perceptible, volvió a cerrar los ojos.

Seigi sonrió por el gesto antes de levantarse.

—Tomaré una ducha, trata de estar despierto cuando termine —dijo antes de abandonar la habitación.

Aunque pasaba más tiempo en el departamento de Richard que en el suyo propio, Seigi todavía se negaba a mudarse por completo. En primer lugar porque sería complicado explicarles a sus padres el cambio de vivienda, aunque tal vez no tanto si consideraba que Nakata-san parecía darse una vaga idea de la estrecha relación que había entre él y el joyero para el que trabajaba. El otro motivo era que la distancia que había entre su universidad y el departamento de Richard era mayor a la distancia que había desde su propio departamento.

Tal vez el rubio se hubiera ofrecido a llevarlo y recogerlo, pero no quería ocasionarle conflictos, ni tener que explicarle a todos sus compañeros de la facultad por qué un hombre inhumanamente atractivo lo llevaba en un auto indudablemente costoso a todas partes. Aunque sentía curiosidad por la expresión que tendría Shimomura tras verlo.

Cuando Seigi salió del baño se envolvió en la bata que el rubio había comprado específicamente para él. Se sentía suave al hacer contacto con la piel y no le molestaría permanecer el resto del día sólo con ella, pero en pocas horas debían prepararse para ir a trabajar. Tras entrar de nuevo a la habitación descubrió, contra toda expectativa, que Richard en verdad había tratado de levantarse mientras se duchaba. Tratado.

De algún modo el rubio había logrado moverse más allá de la cama, pero ahora descansaba sobre la alfombra en el suelo, aferrándose a una sábana. No parecía tener la intención de llegar más lejos que eso. Seigi recordó lo que Jeffrey le dijo una vez sobre Richard, que su presión arterial era baja y eso hacía que siempre le fuera difícil levantarse por las mañanas. Desde que comenzaron a salir había conocido bien esa faceta de Richard, pero en momentos como ese, en los que el rubio estaba durmiendo sobre la alfombra abrazando una sábana, Seigi en verdad sentía tentación de guardar la escena en su teléfono. Aunque sería problemático si el joyero descubría que tenía fotos así en su celular.

Esperó a terminar de cambiarse antes de acercarse nuevamente a Richard, arrebatándole la sábana y ayudándolo a levantarse, esperando que eso fuera lo suficiente para despertarlo. Por lo menos el rubio ahora tenía los ojos completamente abiertos, aunque su ceño estaba ligeramente fruncido por el cambio de posición.

—Prepararé el desayuno, trata de no dormirte en la tina mientras tanto —le indicó.

Richard parecía querer decir algo en respuesta, pero se limitó a suspiras y tomar sus cosas para dirigirse al baño. Sus movimientos parecían casi mecánicos, como si estuviese en alguna especie de modo automático. A Seigi le hubiera gustado seguirlo sólo para ver lo que haría a continuación, pero si quería hacer un desayuno apropiado debería comenzar ahora.

La primera vez que vio el estado del refrigerador de Richard se prometió mantenerlo constantemente lleno de ingredientes utilizables. Cosas básicas que incluso el joyero podría pensar en un uso para darles. Claro que era él quien casi siempre terminaba usando la mayoría de los ingredientes. No le molestaba en realidad. La cocina de Richard era más amplia que la suya, incluso estaba mejor equipada en diversos aspectos. Seigi había disfrutado más que nunca de su pasatiempo de cocinar desde que comenzó a hacerlo para los dos.

Siempre le gustaba variar entre desayunos clásicos japoneses y desayunos británicos, alternando dulce y salado tanto como podía.

Sacó un par de salchichas para desayuno, tocino, huevo y los ingredientes necesarios para hacer panqueques mientras se mantenía atento de cualquier sonido que viniera del baño. Sólo en una ocasión había encontrado a Richard dormir en la tina, y tras haberle dado un largo sermón sobre lo peligroso que pudo ser, esperaba que el rubio en verdad hubiera aprendido su lección.

Terminó de voltear los últimos panqueques cuando caminó se decidió en entrar al baño preparado para regañar al otro de ser necesario. Por suerte, no estaba durmiendo en la tina, pero dudaba que a su estado pudiera llamarle despierto. Se había colocado la bata descuidadamente y su cabello seguía escurriendo. Estaba recargado en el lavabo, viendo su reflejo obnubilado, cuando Seigi se acercó. Al menos esta vez su reacción fue más rápida.

Se inclinó hacia el japonés dejando que el otro utilizara una toalla más corta para secar su cabello y se dejó conducir de regreso a la habitación sin replicar. Con cada movimiento que hacía la sombra del sueño parecía abandonarlo. Bostezó una vez antes de terminar de abotonar su chaleco. Con toda la apariencia de un joyero, Richard siguió a Seigi hacia la cocina donde tomaron asientos uno junto al otro. El rubio apoyó su cabeza en el hombro del otro la mitad del desayuno, inicialmente por cansancio y finalmente por comodidad. Cuando por fin se levantó faltaban algunos minutos para las nueve.

Étranger no abría hasta las once, y ellos solían llegar minutos antes de las diez en punto para preparar el lugar, así que aún tenían algo de tiempo antes que tener que salir.

—Habría estado bien con sólo los panqueques —dijo Richard mientras terminaba el último sorbo de su té. Royal Milk Tea para empezar el día.

A veces a Seigi le gustaría preparar té verde para ver si la cafeína tenía algún efecto en el joyero. Tal vez sus mañanas serían menos lentas entonces, aunque en realidad disfrutaba bastante ese detalle de su rutina.

—Necesitas comer más proteínas, no entiendo cómo lograbas llegar antes que yo al trabajo en el pasado —Seigi sonrió.

Richard lo miró fijamente antes de inclinarse hacia él para juntar sus labios en un beso rápido.

—Ahora realmente no sabría cómo manejar mis mañanas sin ti.

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En verdad amé a este par~

Este fanfiction pueden encontrarlo en archieveofourown, junto a muchos otros que hay de esta bella pareja~Dejaré el enlace como comentario

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⏰ Last updated: Apr 12, 2020 ⏰

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Tranquilo despertar (Richard x Seigi) (Housekishou Richard-shi)Where stories live. Discover now