Capítulo 1

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Shinazugawa Genya es una niña de ocho años de edad, cabello negro y ojos morados, demasiado gentil, alegre e inocente, ¿quién no podría aprovecharse de ella? En este caso, fue ella quien logro aprovecharse de su hermano mayor con una simple pregunta.

Sus padres tenían una relación desde hace más de 15 años, teniendo a su hijo mayor Sanemi, con 13 años y la menor Genya, de ocho. Las cosas iban bien pero a veces las discusiones lograban poner a la pareja en la cuerda floja.

Era lunes por la mañana, por lo que su padre debía de ir a trabajar y nada mejor que darle un beso de despedida a su esposa.

—Nemi— jalo la ropa de su hermano y Sanemi sonrío, tomando la mano de su hermana y caminando a la sala, dónde se sentaron en el sillón y sentó a su hermana en su regazo.—¿Mamá y papá, que hacían?

—Oh, bueno. Ellos se estaban besando, es una forma de expresar el cariño y amor que tienes hacía alguien, pero hay distintos besos, ¿Sabías? Pueden ser en la frente, mejilla, mano, la nariz— le decía y dejo un pequeño beso en la nariz del menor, haciéndole cosquillas y soltando una risita.

—¿Cuál es el amor más fuerte en los besos?

—hmm...en los labios, como ellos hace un momento.

Genya asintió y abrazo a su hermano, apoyando su cabeza en su pecho y acurrucándose entre sus brazos.

Acarició los cabellos de su hermana y quedó dormido rato después, todas las mañanas dormía aunque sea un rato con su hermana, sus padres ya le habían dicho que era demasiado grande para seguir durmiendo con ellos o Sanemi.

—Genya...— susurro Sanemi, acariciando los cabellos de su hermana, mirando a la pequeña dormir tranquilamente entre sus brazos.

—hm...¿Neni?— abrió sus ojos y al ver la sonrisa de su hermano sonrió también, siempre le gustaba despertar y tener a Sanemi a su lado.

—¿Me ayudas a ordenar la casa? Recuerda que mamá está embarazada y tenemos que ayudarla.

Asintió y se levantó del sofá, subiendo las escaleras hacia su habitación, había dejado sus juguetes tirados y la cama era un desastre. Sanemi siempre debía de quitarle las sábanas para que pudiera levantarse.

Cómo pudo, ordenó su habitación, tardando alrededor de una hora.

Cuando regreso a la sala vio a su hermano en el suelo, mantenía los brazos y rodillas en el suelo, parecía que buscaba algo en debajo del sofá.

—Nemi, ¿Que haces?— le preguntó, sentándose en el sillón y apoyando sus pies en su espalda.

—Se me cayeron las baterías del control debajo del sillón y no llego a agarrarlas.— le dijo. Ya había terminado de ordenar, solo lavar los trastes y barrer un poco.

—¡Yo las busco!— le decía, feliz de poder ayudar a su hermana.

Sanemi le agradeció y beso su frente, yendo hasta la cocina y buscando las pastillas que su madre debía de tomar a esa hora.

Una vez tuviera las baterías las dejo sobre la pequeña mesa de la sala y se sentó a esperar a Sanemi, le prometió que verían una película que ella quisiera.

—Ya estoy aquí.— se sentó a su lado y Genya lo abrazo.

El dia continuo con normalidad, ellos cuidando de su madre y jugando para pasar el rato.

Al día siguiente, Genya despidió a su hermano en la puerta del instituto con un beso en la mejilla y camino de la mano con su padre hasta llegar al preescolar.

Genya salía de clases una hora antes que Sanemi, por lo que siempre lo esperaba en la sala mirando televisión, se sentía muy sola sin su hermano.

Miraba la hora constantemente, ya debía de estar ahí desde hace media hora. Comenzaba a preocuparse.

De repente la puerta se abrió y corrió a ver quién era.

Con una sonrisa se lanzó a los brazos de su hermano, sin darle la oportunidad de siquiera cerrar la puerta.

—¡Nemi! Te tardaste, ¿Dónde estabas?— le pregunto.

—Lo siento, pase a hacer las compras, ¿Me ayudas a cocinar?

—Si, pero espera...

Sanemi miro confundido a su hermana y Genya le pidió que se agaché, cosa que así hizo.

Dejo un pequeño beso en su labios y le saco las bolsas de la mano, caminando a la cocina.

Sanemi, con un fuerte sonrojo en sus mejillas se aseguró de que nadie estuviera cerca y cerro la puerta, ¿Por qué lo había besado? ¡Fue su primer beso y el de ella también! Oh no, espera un momento, tal vez tenía algo de bueno, no le daría su primer beso a algún idiota pero eso no significa que no tendrá una larga charla con ella.

Corrió a la cocina al escuchar un llanto y al ver a su hermana sosteniendo su dedo, rápidamente de puso de rodillas en el suelo y le pregunto que pasó.

—M-me corte cuando quise levantar los vidrios del vaso roto.— le dijo entre sollozos, enseñándole su dedo.

Sanemi metió su dedo en su boca un momento y luego le dió un pequeño beso, tomando su otra mano y yendo hasta el baño, dónde busco el botiquín de primero auxilios y le puso una bandita.

—Genya, si rompiste un vaso me hubieras dicho y yo lo recogía.— alzó a su hermana y regresaron a la cocina.

—Lo siento, no quería que Nemi se enojara.— lo abrazo por el cuello y apoyo su cabeza en su hombro.

—Nunca me enojaría contigo y lo sabes bien.

Genya, tímidamente beso su mejilla y asintió.

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