Subete! Relampago ya se encariño y no le hagas un desaire. No podíamos montar dos caballos, la sorpresa era estar juntos.
La llevé hacia la montaña mas alta y nublosa, con mucho miedo e incertidumbre subió.
Pensé en vendarle los ojos como una sorpresa pero opte en que disfrute del maravilloso paisaje, cada vez nos acercabamos a la luz.
Entre risas tocando el manto nubloso y la luz que reflejaba entre sus ojos pardos, le confesé mi amor, ella no sentía lo mismo que yo, el segundo plan si que iva afuncionar no cave duda. Llegamos a la luz, brillaba muy fuerte casi que no podia ver, como no conoci este lugar antes por Dios.