El Capitolio

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En el tren, nuestro mentor, Yamlo, nos habla acerca de sus juegos y como sobrevivió, lo cual no nos sirve de nada porque cada año es una arena distinta y no sabemos como vamos a sobrevivir ahí.

El mentor nos dió varios consejos que yo ya sabía acerca de supervivencia así que decidí  llenarme de comida que había en el tren, junto con mi estilista, organizadora o yo que sé realmente, de mi distrito; mientras que Charlie (el chico de mi distrito) prestaba mucha atención, como si no hubiera visto jamás los juegos y no supiera absolutamente nada de como sobrevivir ni nada.

Después yo me fui a dormir según yo 5 minutos nada más y terminé durmiéndome 1 hora y media. Charlie me despertó dándole de a patadas a mi puerta, gritándome: Ya llegamos a la capital!!  Puff. Vaya que era tonto. Llegamos y nos dieron una cordial bienvenida. 

Estoy en el Capitolio, unas casillas me esperan para bañarme y arreglarme, ponerme bonita al estilo del capitolio. Masly es mi estilista, ella tiene el pelo teñido de verde fluorescente y un vestido rojo ridículo. Ella me confeccionó un vestido con una especie de sombrero, es de color plata con muchos, exagerados brillos; porque se supone que representamos el distrito de la energía, el 5.

Cae la noche y se oyen gritos por todo el Capitolio. Yo solo busco sobrevivir a estos juegos, regresar con mi familia y amigos. Empiezo a recordar todos los momentos en los que era feliz y siento como las lágrimas se me escurren de mis mejillas. Así me quedo un buen rato, hasta que Charlie me da una patada en la espalda. ¿Como entro a mi habitación? 

- ¿¡Que quieres Charlie!? - re refunfuño a Charlie.

- ¿Estás bien? Te ves triste.

- ¿No, como crees? Estoy pero si de maravilla, estúpido.

- ¡Oye tranquila! 

- Solo vete.

- Yamlo nos llamó, ya va a empezar el desfile de tributos. 

Al fin toma algo de madurez para esto de los juegos. 

Masly me llama y me pone el vestido y el sombrero raro. Yamlo nos conduce a la entrada para el desfile de tributos y nos ordena que saludemos. Nos subimos a la carroza y esperamos a ser anunciados.

Cuando nos anuncian, la carroza se mueve muy rápido y la multitud grita más fuerte cada vez que anuncian a otro distrito. Saludamos de un lado a otro, terminamos y nos detenemos. Vestidos extravagantes cruzan el camino y hay una luz al fondo que empieza a iluminar otro poco. Son los del doce y con esto se oyen más gritos y anclamos. El presidente Snow da un pequeño discurso y nos vamos a nuestro departamento en el piso siete de un gran edificio al parecer de espejos y extravagante.

Al llegar me atiborro de comida; digo, no todos los días vas a comer esto, sobretodo cuando estas a unos días de posiblemente morir. Ya satisfecha y con dolor de estomago (Jamás en la vida había comido tanto) me voy a dormir. Mañana empieza el entrenamiento. Seguro algo que no me querré perder. 

Los juegos del hambre de Foxface (La comadreja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora