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Bélgica, 4 de septiembre de 1950

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Bélgica, 4 de septiembre de 1950.

tres semanas antes de la masacre.

Giannina

* lang zal ze leven, lang zal ze leven, lang zal ze leven.

En de gloria, en de gloria, en de gloria.

¡Hiep, hiep, hoera! * *

Nos encontramos frente al viejo árbol en el que siempre acudimos en las horas libres. las siete sentadas formando un círculo mirando hacia un mismo punto.

Louise ...

Hoy cumplía años la mayor del grupo, así que decidimos celebrarlo al aire libre. Compramos un pequeño pastel decorado con fresas e hicimos unos emparedados de mermelada de piña que eran los favoritos de Lou. Estábamos cantando la canción de cumpleaños mientras reíamos y hacíamos caras raras. Era un día realmente hermoso, el sol brillaba y los pájaros cantaban haciendo una melodía relajante.

Miré a las chicas y yo tomé mi tiempo en observar cada detalle en ellas. Se veían muy felices, y así nos sentíamos, era la primera ves que nos deja salir sin la vigilancia de una mayor.

Llamábamos a nuestras maestras mayores porque así nos exigían.

Existen muchas reglas en este internado y una de ellas era: en "Nieuwe Manen" * está prohibido el acceso de hombres.

Era un internado totalmente de mujeres, hemos visto niñas de aquí que habían pasado la mitad de sus vidas sin ver a un solo hombre, ya que, la mayoría que entraba no regresaba a sus casas hasta después de graduarse. Algunas ingresaron desde muy pequeñas como Élizabeth y otras como yo que no llevábamos mucho aquí. El año pasado ingresé y me hice amiga de estas chicas. Eran las primeras amigas que había tenido en mi vida.

-¡Muchas gracias! —Exclamó Louise con una expresión de mera alegría. se paró del césped levantando sus brazos para dar un abrazo grupal. nosotras le correspondimos y pude escuchar de mi lado izquierdo el sollozo de Camille. Le eché un vistazo desde mi posición y pude ver que apretaba su oso de peluche sobre su pecho mientras se le escapaba una pequeña lágrima.

-¿Por qué lloras Camille ?, la que debería estar llorando de alegría es Louise porque le hicimos una fiesta sorpresa. - pregunté aguantando un poco la risa de lo gracioso que me pareció la situación. Léa se acerco a ella y le seco las lagrimas.

—Deja de llorar, te arrugaras y cuando salgas de aquí nadie te reconoceá porque parecerás una señora de cincuenta años si sigues llorando cada cinco minutos. — Camille era muy sensible y lloraba por todo, mientras se quedaba callada apretando ese oso de peluche. Una vez lo tomé para lavárselo y cuando se dio cuenta de que lo tenia en las manos, saltó sobre mi, casi arañándome la cara. fue la única vez que la vi enojada.

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2023 ⏰

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