Clichés del romance adolescente

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Advertencias: AU escolar

Esa, como todas las mañanas, Erwin despertó antes de que sonara el despertador. Lavó su rostro, ordenó su cabello y arregló su uniforme, asegurándose de que estuviera perfectamente planchado y ordenado. Esa mañana, mientras observaba su pulcra imagen al espejo, se dio cuenta de que, a sus dieciséis años, su vida se había convertido en el clásico cliché escolar. Ese de las películas americanas sobre romance adolescente.

Él, el nerd invisible al que todo el mundo molestaba, había sido notado por el chico más popular de la escuela, el capitán del equipo de fútbol americano que, dicho sea de paso, había llevado a su equipo a la victoria durante tres años consecutivos a nivel nacional. Claro que, en este caso, no solo parecía haberse convertido en el protagonista de una película de romance escolar sino que, por si aquello no fuera lo suficientemente trágico, había tomado el papel de la protagonista femenina.

Mientras acomodaba el nudo de su corbata, miró sus ojos a través del espejo y se preguntó si quizás estaba haciendo mal, si debería hacer algo por cambiar esa comedia romántica en la que aparentemente había caído. Y no era que él se lo hubiera buscado, pero tampoco podía decir que no se había dado cuenta de cómo ocurrieron determinadas situaciones, que lo llevaron hasta donde se encontraba en ese momento.

Había comenzado de la forma más ridícula y predecible posible, con Erwin comenzando su último año en el colegio en medio de una crisis económica debido al despido de su padre. Con el único deseo de ayudar a su familia, había considerado buscar un empleo de medio tiempo para, al menos, cubrir sus gastos escolares, sin embargo, Erwin siempre había sido un 'niño de casa', de modo que nunca había tenido que hacer nada más que concentrarse en estudiar y, por lo tanto, no sabía hacer nada. Nunca antes había trabajado y, aunque intentó con varios empleos, como vender helados o sacar copias, no fue capaz de conservar ninguno de esos empleos por más de dos días.

Viendo lo desesperado que se encontraba, Mike, su mejor amigo, le había dado una idea que parecía ser la solución a todos sus problemas: si lo único para lo que era bueno era para estudiar, ¿por qué no vender esos conocimientos a otros compañeros menos... dedicados? Claro, había un pequeñísimo problema que ambos decidieron ignorar; aunque vender sus tareas era la mejor solución para sus problemas económicos, aquello estaba prohibido.

Pesar que si nadie se enteraba no habría problema fue su primer error.

Pasó cerca de un mes antes de que algún profesor se enterara de lo que había estado haciendo pero, en cuanto lo hicieron, el rumor se expandió de inmediato por toda la escuela y no tardó en llegar hasta su padre. Había tenido serios problemas debido a ello y, aunque en casa había sido castigado prohibiendole salir a cualquier lugar que no fuera sus clases, en el colegio las cosas no habían sido mejores. En cuanto se comprobó que había estado vendiendo su trabajo a compañeros de todos los grados, Erwin fue condenado a pasar el resto del año haciendo trabajo social.

Barrer los patios, limpiar los salones o podar el césped de las canchas eran actividades que, si bien no le molestaban, le tomaban tanto tiempo que fue imposible para él retomar su búsqueda de empleo. Pero no todo había sido tan malo, pues fue durante su tiempo haciendo trabajos sociales que conoció al capitán del equipo de fútbol del colegio, Levi Ackerman.

Decir que lo había conocido en ese momento no era del todo cierto, Levi era tan popular en toda la escuela que era imposible no conocerlo, incluso para Erwin, quien no hablaba con nadie más que Mike y Hanji y que pasaba la mayor parte del tiempo metido en la biblioteca; más bien, aquella fue la primera vez que pudo hablar con él directamente.

Erwin no se consideraba una de esas personas que juzgaban a los demás sin conocerlos, pero había escuchado muchas cosas sobre Levi que no parecían ser incorrectas. Por ejemplo, decir que era tan popular que todas las chicas de la escuela estaban interesadas en él no era del todo falso, pero también se decía que su carácter era tan malo, que ninguna de ellas se había animado a declararse por miedo a su reacción. Sabía también que Levi tenía una beca deportiva por su excelente desempeño, pero que sus notas no eran precisamente buenas y que estaba a punto de repetir el último año.

Erwin no quería creer los rumores sobre Levi y, sin embargo, se encontró comprobando por sí mismo varios de ellos durante el tiempo que pasaron juntos pintando las paredes de la biblioteca. No habían cruzado más palabras que los saludos de cortesía cuando se encontraron, pero antes de que se diera cuenta, Levi lo había salvado de llevarse un buen golpe, bloqueando con destreza un balón que iba dirigido directamente a la cabeza de Erwin. Agradecido, Erwin decidió que invitarle el almuerzo no podía ser tan malo; así, el nerd de la escuela, el chico con las mejores calificaciones, el que era adorado por todos los profesores y molestado por sus compañeros, llegó a la cafetería acompañado por nada más y nada menos que Levi, ganándose cientos de miradas que bien podrían haber creado un hueco en su espalda.

Pero ese fue solo el comienzo de la comedia romántica que actualmente vivía. Resultó que, aunque él seguía castigado, cuando le contó a Levi el porqué de ese castigo, él fue muy insistente sobre pagarle por recibir asesorías personales para salvar el curso. Erwin había tratado de negarse pues no deseaba volver a ser castigado o arriesgarse a ser expulsado del colegio, pero Levi fue muy claro diciendo que no quería pagarle para que hiciera el trabajo por él, tan solo necesitaba que le ayudara a comprender algunos temas.

Así, aunque nunca antes habían hablado, comenzaron a reunirse todas las tardes para estudiar. Las reuniones para estudiar pronto se convirtieron en salidas al cine o al parque. Se movieron de la biblioteca de la escuela a la habitación de Erwin y, como en toda película de romance, el primer beso bajo la lluvia no tardó mucho en llegar. No estaba seguro sobre quién se había confesado primero, pero estaba convencido de que Levi había sido quien inició ese beso, luego de haberlo defendido de los tipos que siempre lo molestaban para quitarle su dinero del almuerzo.

Pero, aunque una carcajada se le escapó al pensar en lo absurda de su situación, no podía negar que no todo sucedía como en las películas. Él mismo era un buen ejemplo de ello. Aunque era el típico nerd que vestía con chalecos y corbatas incluso el fin de semana, era también bastante alto y, aunque estaba mal que él lo dijera, tanto su rostro como su cuerpo podían considerarse atractivos. Además, aunque no estuviera inscrito a ninguno de los clubes deportivos del colegio, disfrutaba ejercitarse, de modo que tenía buena condición física.

Levi tampoco era exactamente el estereotipo de estudiante popular, bueno en los deportes pero un imbécil para tratar a los demás. No había salido con todas las chicas de la escuela, no era alto y musculoso, ni siquiera era rubio ni tenía ojos azules; Levi era mucho más bajo que él y, sin embargo, era tan fuerte que podía enfrentarse a tipos del doble de su tamaño sin siquiera sudar; sus ojos eran pequeños e indiferentes, pero de un color gris que a Erwin le encantaba. No era un imbécil, pero era lo suficientemente hosco para que las personas prefirieran alejarse que tratar de conocerlo de verdad.

Algunas veces, Erwin agradecía que su personalidad fuera tan difícil, pues él había sido el único que había logrado conocerlo de verdad. Sabía que no estaba bien pensar de esa forma, pero no podía evitar alegrarse internamente de saber que era el único que conocía ese lado sensible de Levi, esa parte de él que disfrutaba caminar por el parque tomados de las manos, robarle besos cuando nadie los estaba mirando, o mirarlo a los ojos en silencio hasta que estaba tan avergonzado que necesitaba desviar el rostro.

Tal vez su vida se había convertido en un cliché escolar, pero no cambiaría nada de lo que había pasado ese último año.

Con todo eso en mente, Erwin dio un último vistazo a su imagen en el espejo, se sonrió a sí mismo, complacido por su apariencia, y salió corriendo de su habitación. Levi pasaría a buscarlo en cualquier momento para ir juntos a la escuela y, más tarde, al baile de fin de año.

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Como el nombre lo indica, esta es otra colección de drabbles mientras paso el tiempo encerrada en casa.

Yo debería estar actualizando mis fics pendientes pero necesito recuperar la inspiración, así que por ahora estoy empezando esta pequeña colección de historias cortas. Mi plan es escribir cinco fanfics, uno cada día de esta semana, pero si se me ocurre algo más o recibo más sugerencias podrían ser más.

Por si a alguien le interesa, también voy a subir una colección similar pero con personajes de las novelas de Mo Xiang Tong Xiu (si se preguntaban por qué andaba desaparecida, es porque estaba leyendo y no pude parar XD), posiblemente la empiece mañana.

Como aclaración, estos drabbles son sólo como práctica y para pasar el tiempo, así que aunque los estoy haciendo con mucho cariño, me disculpo si no son muy bueno o no es lo que esperaban. Espero que los disfruten y les ayuden a distraerse también.

Drabbles de cuarentena - Edición EruRiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora